Cuando para los años setenta del pasado siglo, el presidente Joaquín Balaguer dio instrucciones para que el Acuario Nacional fuera construido y en momentos que el PRD atacaba el programa de construcciones estatales, denominándole “obras suntuarias”, fue el dirigente político Juan Bosch, quien en un alarde de creatividad enfermiza, se pronunció diciendo: “Ahora el doctor Balaguer quiere construirse una piscina para colocar en ella a una ballena” y a partir de semejante insensatez, el Acuario Nacional, comenzó su viacrucis y el que todavía le llega de manos de un heredero del PRD, el oficialista PRM, que prácticamente a destruido la mayoría de la fauna y la flora del Acuario.
Para colmos, el aniquilamiento perpetrado abusivamente por los funcionarios del PRM a cargo del Acuario y comenzando por su directora Wanda Martínez, ha sido tan significativo, que no solo hay malversación de fondos públicos, sino destrucción de ese formidable bien público y enajenación de recursos presupuestarios y en evidente muestra de corrupción a gran escala.
Lo correcto debería de ser, que en el ministerio de Hacienda se interesaran en indagar sobre este particular, pero como allí hay más interés en buscar porcentajes gananciales en materia de diligencias para lograr que el gobierno pague deudas atrasadas incurridas por el Estado y relativas a expropiaciones no pagadas, está visto que el destino del Acuario Nacional será su destrucción completa.
Mientras tanto, entidades de la sociedad civil como Participación Ciudadana, callan abusivamente y desligándose de investigar el desastre que la directora Martínez y por su enorme incapacidad e incompetencia le ha provocado a ese bien activo nacional. En el interin, ahora resulta que medios y periodistas están prohibidos de entrar al recinto. (DAG-OJO)