A pasito tun tun, la imagen reeleccionista y detrás de Abinader, va posesionándose en silencio y con mucha firmeza

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Que un político llegue a ganar unas elecciones generales teniendo de contrapeso, que el 44 % de los habitantes hábiles no concurrieron a las urnas y que en base al 66 % restante, hubiese logrado reunir más de la mitad de votos a su favor y en un proceso electoral tortuoso por los imprevistos que se presentaron, habla sin lugar a dudas de un hecho real: La existencia de una mayoría generacional entre los 18 y 45 años, que apuesta por una nueva clase y tipo de político con mentalidad muy propia del actual siglo XXI.

Es decir, Luis Abinader llega a la presidencia de la República  montado sobre las elecciones de julio de 2020, a decir verdad, no tanto por sus empeños y los de su partido, sino por esa delicada situación nueva, de que nuevas generaciones y sus ansias de un cambio real en la vida política nacional, les garantizara un posicionamiento, que si en el primer año, el nuevo presidente sale a camino y sobrevive políticamente y que es lo que ha ocurrido, luego con sus ejecutorias y personalidad, pudiera lograr hacerle entender a los ciudadanos, que el país ya está en condiciones de que nuevas generaciones tomen el control de la vida nacional y proyectándole a no menos ocho o más años.

Por esa circunstancia, que observamos con sumo interés y sin sorprendernos, vemos que está dando el resultado, de toda una clase política anquilosada con practicas caducas del pasado reciente y que si el nuevo gobierno y su presidente en particular se sabe manejar con destreza, perfectamente que podría concitar un fuerte llamado de atención y por parte de una nación hambrienta de liderazgos nuevos y políticas dirigidas a afianzar a los más de 4.5 millones de electores, quienes como jóvenes, representan la fuerte columna de empuje generacional, que les pudiera permitir darles las espaldas a lideratos a medio paso de quedar arrinconados en cualquier esquina.

Solo hay que ver por ejemplo y no solo porque ocupa el cargo, sino porque su personalidad fresca y ese mensaje conectado con todos aquellos que quieren ver nuevos valores de conducción que no les recuerden ese pasado congelado en el tiempo, por el que clones de Balaguer, Bosch ó Peña Gómez han dominado la vida nacional en los últimos cincuenta años, Abinader empieza a proyectarse y tal como si fuera el nuevo tipo de político y presidente que identificándose con el país joven, definitivamente saque a la República de esta situación de estancamiento generacional, que los viejos lideres ya muertos y desde sus tumbas, sus seguidores han impuesto y como la única razón para que como seguidores nostálgicos, el pasado que representan no quede atrás y sus propias vigencias no se extingan.

La situación es tal, que aun comprobando los resultados de las elecciones pasadas, la mayoría de ese liderato político trunco, todavía no acierta a entender cómo salir del empantanamiento en el que se encuentran y simplemente, porque tampoco no quieren darse cuenta, de que con la llegada de Abinader a la presidencia de la República, el primer mandatario se ha convertido en el pivote y ejemplo que la nación quiere y para que dentro de la parafernalia de 27 partidos políticos de presencia y muchos de alquiler, surjan nuevos dirigentes y de ambos sexos y todos jóvenes y mucho mejor menores en edad  que el mismo presidente y por eso del desconcierto y desgracia de todos los miembros de la partidocracia que ha tiranizado la vida política con el pretexto de las imágenes ya fantasmales de pasados lideres y caudillos.

¿Qué es lo que observamos?, no solo que Abinader a sabido conectar con la nación, sino que también vemos, como ha logrado sintonizar con una mayoría nacional joven y de pueblo a clase media baja, que representar y que de identificar, seguro que le aportará el suficiente capital político y como para que, llegado el proceso electivo que culminará con las elecciones del 2024 y desde luego sin darle las espaldas a ningún sector, proyectarse lo suficiente  para que la nación clame por su reelección.

De esta manera, se observa, como el presidente sabe aprovechar la continua o permanente presencia mediática que su cargo le permite y hasta el cierto talento que ha tenido para lograr forjarse una imagen propia de éxito y lozanía, al tiempo de darle vitalidad, a un país, que muchos creían y debido al errado bombardeo mediático, que este era un país de jóvenes ancianos y mentalmente anquilosados.

En este sentido, entendemos que las fuerzas vivas del país como la sociedad civil, sus miembros deberían de empezar a despojarse de los prejuicios y reparos que les caracterizan y darse cuenta, de que la vida de la nación ya no depende ni de Hipólito, Leonel o Danilo, sino que, por lo contrario, la nación joven y desde todos los sectores de esta, empieza a reflejarse en la juventud de Abinader.

Y que es el poderoso factor que nos llama la atención y por lo tanto, nos obliga a avizorar, que si la tendencia de juventud hacia el futuro inmediato llega a consolidarse en el ánimo nacional, los grupos retardatarios en la economía, las finanzas, las religiones, el empresariado, la política y el periodismo tradicional y de persistir en su sin razón, de pretender revivir permanentemente a los ilustres muertos a que hacemos referencia y no procuran alentar nuevos exponentes del liderato nacional para este siglo, entendemos y si Abinader no comete errores, que al final, legal y legítimamente  les sobrepase a todos.

Véase por lo pronto, como Abinader va acercándose a los grupos ultraconservadores y sin alejarse de los de centro liberales, también a los grupos políticos tradicionales como hasta los que son vividores de la política tradicional, a la vez que consolida su imagen de presidente no reaccionario y tampoco innovador en exceso, pero si cautelarmente dispuesto hacia las necesarias transformaciones institucionales que la nación requiere y para no hablar de su atípica lucha indirecta contra la corrupción y el fuerte grupo de simpatías que arrastra y lo que testimonia en sentido amplio, que hasta ahora presenta  un fenómeno nuevo e innovador para la vida nacional y que esta, de tan acostumbrada al conservadurismo extremo y decididamente reaccionario, empieza a despertar y darse cuenta de que la República tiene vida y larga para el futuro generacional joven que ya se proyecta.

De ahí que expresemos, que, a este día y a pasito tun tun, la imagen reeleccionista y detrás de Abinader, va posesionándose en silencio y con mucha firmeza. (DAG)