¿Cuándo en este país habrá un gobierno que no golpee sistemáticamente a quienes no tengan su propio pensamiento o que entienda que todo cuanto realice en bien, es lo propio de un régimen que se respete y acate la Constitución?

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Para empezar, lo primero es, que partidos y políticos, fuerzas vivas y sociedad civil, todos, deberían de asumir que la dirección del gobierno de la Nación no es esa especie de botín de guerra que la mayoría de esos grupos y ciudadanos entienden que para ellos significa el gobierno de la República, lo segundo, que si la clase política no cambia de método y se reeduca cívicamente, nunca existirá la posibilidad de que República Dominicana sea un conjunto humano y territorial que no continue desenvolviéndose  dentro de ese esquema tan frustrante de estado fallido y país de corsarios y de piratas.

Es decir, todos y de una u otra forma, tenemos que entender y como dominicanos, que la nación es de todos. Pero dentro del marco y parámetro más estrictos de respeto y acatamiento a la Constitución y a sus leyes y que mientras esas premisas no se den, nadie puede hablar de un país de instituciones perennes como vigorosas.

Solo hay que ver cuales han sido las bases de nuestro sistema político, social, económico, cultural y mediático: Pura rebatiña permanente entre individuos y quienes lejos de entenderse ciudadanos, actúan en la mayoría de los casos como súbditos de sus propias emociones y apetencias y cada una más desenfrenada que la otra y en razón de semejante comportamiento innoble, a este día, el comportamiento incivilizado de la criminalidad social se ha apoderado del espíritu de la nación y teniendo su mayor representación en la corrupción generalizada que abate a individuos como a instituciones y hasta las tutelares.

Así mismo, también  hay que ver y analizar los pasmosos indicadores de corrupción institucionalizada desde el mundo político y los reflejos criminales de individuos y la mayoría con educación universitaria de analfabetos funcionales, tomando por asalto las funciones públicas o degradando a niveles de oprobio, a toda una nación, que bien se merece un comportamiento civilista y decente de la mayoría de su gente, mientras las instituciones llamadas a legislar o de impartir justicia, se hunden en el envilecimiento moral más degradante y corruptor y que por la inercia social y la cobardía generalizada, por lo visto cada día y a mayor escandalo criminal que estalle, se degradan mucho más.

Ahí está la situación del llamado “gobierno del cambio”: Pura propaganda necia hundida en ese culto tan dañino hacia la personalidad presidencial y que aumenta, en las medidas que se esparce de manera insana en todo ese circulo de poder en el que confluyen todos los actores sociales, esos que se entienden parte de la envilecedora “clase gobernante”. Así se tiene, que a 13 meses y pico de pura parafernalia de complicidad grupal entre quienes gobiernan, gobernados y aparato económico y social, religioso, mediático y cultural manejando un tinglado de opera de imposturas y solo para que nada cambie y para que todo continue igual, por lo que, de hecho, la vida de la nación se encuentra paralizada y hasta estacionada en el tiempo.

¿La muestra?, el nicho nada aceptable de nuevos ricos que de buenas a primeras han nacido desde el año dos mil al presente y la mayoría en base a inconductas, indignas de individuos que se entiendan civilizados. Ahora se tiene un gobierno plutocrático como brazo ejecutor de lo peor de esa clase gobernante cuyos integrantes no entienden otra razón que no sea la de solo mejorar su nivel y calidad de vida, mientras una fuerte mayoría nacional se debate diariamente tratando de subsistir.

Y lo más significativo, que, si los gobiernos del PLD fueron el fundamento “institucional” de la corrupción existente, este nuevo del cambio y aun cuando no lo aparente, parecería que, con todo y su propaganda, quisiera irse por el mismo camino y molde. Mientras de lejos se nota, que su presidente no despacha desde Palacio y que los problemas crecen y que en la realidad nada se resuelve y por eso de los anuncios y declaraciones rimbombantes y nada efectistas, de obras y más obras y montañas de dinero dizque a emplear, en tanto quien dice que gobierna y con su cuaderno de pulpero, todas las noches solo se limita a reseñar lo que entra y lo que sale de ingresos y gastos pero sin esa prioridad, que marque, que la nación pudiera salir del envilecimiento amoral en los que sus antecesores y todos los partidos e incluyendo el PRM la han metido y hundido.

Porque, ¿cuál es la diferencia entre la forma de gobernar autócrata de Hipólito, Leonel y Danilo y con relación a Abinader?, en líneas generales ninguna y sí esa grave predisposición a realizar lo mismo que el otro y con la sola característica para ganar tiempo, de que cada cuatro años la vitalidad natural de la República se muestra en los aumentos que deberían ser empleados positivamente de pagos de impuestos y por parte de los contribuyentes, que cuando se les hace una auditoría forense, lo que queda, es que en líneas generales la ciudadanía no se beneficia y sí los avariciosos y corruptos grupos de poder  que no ceden un palmo en  sus apetencias desenfrenadas de más dinero y riqueza y sin importar cómo.

Mientras, desde el corazón de la nación se advierte, que por las inconductas de políticos y empresarios, de diez millones de dominicanos, no menos de dos millones y directamente están inmersos en todas las formas habidas y por haber de criminalidad social, política, económico, cultural, empresarial y mediática, en tanto  e indirectamente, otros cinco millones de individuos viven de la corrupción y el bandolerismo  y los que quedan o el resto, se debaten en esa lucha infernal por medrar al amparo de las limosnas disfrazadas de ayudas o apoyos sociales, en vez de recibir apoyos económicos y financieros solidarios para que cada ciudadano se constituya en un emprendedor por derecho propio.

Parecería pues, que no hay futuro cierto, los gobiernos no escuchan a los ciudadanos y tampoco atienden sus necesidades y solo sí a las de sus fieles y activistas políticos y sociales y mediáticos, al tiempo que solo reprimen a quienes no quieren ajustarse al patrón envilecedor que les domina, mientras una fuerte mayoría ciudadana, solo tiende a como subsistir, mientras desde el poder se les persigue, acosa y peor, si no son del agrado de los que mandan, en tanto en las calles, el germen de una delincuencia juvenil desenfrenada cobra cuerpo y con más de 150 mil mozalbetes limpia vidrios en las esquinas de las calles de las ciudades.

De este modo es que hay que preguntarse, ¿cuándo en este país habrá un gobierno que no golpee sistemáticamente a quienes no tengan su propio pensamiento o que entienda, que todo cuanto realice en bien, es lo propio de un régimen que se respete y acate la Constitución? No tenemos respuesta. (DAG)