Irán e Israel. Un choque de ataques contenidos a paso de bachata en dos tiempos y con un entramado de EEUU, Reino Unido y Francia y de lazarillos, limpiando el camino

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Al principio, se suponía que el anuncio de ataque respuesta de Irán al atrevido ataque aleve de Israel a su consulado en Siria, sería sin duda el inicio de lo más parecido a una tercera guerra mundial y en la que, de entrada, la mayoría de los países árabes tomarían preferencia por uno y otro bando y arrastrando al planeta a una conflagración final.

Sin embargo y por lo que ya se ha visto, aparte del gasto increíble en armamentos sofisticados que fueron empleados en una novedosa demostración aérea masiva de drones y otros artilugios, todo quedó en tablas iguales.

¿Qué ocurrió? Por lo que parece hubo un acuerdo tras bastidores, Israel debía dejar que Irán le bombardeara parcialmente su territorio y con mayor énfasis en las afueras de las ciudades y como un modo de quedar en imagen, bien y contenida, mientras Irán y sobre todo ante su pueblo, cobraba la honra herida y que volviendo a su territorio, anunciara y como efecto propagandístico, que no habría una próxima vez y que se iría con todo. 

De telón de fondo, la Federación de Rusia, su líder anunciaba que solo si EEUU atacaba a Irán participaría de inmediato en el conato de guerra y que como se ha visto, cumplió su palabra. Mientras el triunvirato de EEUU, Reino Unido y Francia, atenuaban los posibles daños del ataque aéreo sobre Israel, eliminando o neutralizando la mayor cantidad de misiles y drones y para que no destruyeran del todo a un Israel, que, por primera vez, se veía recibiendo las amenazas y desasosiegos que siempre ha acostumbrado a emitir contra sus enemigos en Palestina y países árabes cercanos.

En términos generales, cada país cumplió con su cometido y el resto del mundo respiró aliviado al ver que la delicada situación no se salió de control.

Ahora bien, hay una realidad mayor: Que desde el 2014, EEUU y la OTAN han hecho de Ucrania su laboratorio social y territorio vasallo más importante y para cerrar su abierta intervención continua en todas las fronteras rusas con países europeos y asiáticos, colocando bases militares y con miras de la probabilidad de un futuro encuentro militar decisivo y al otro día de que la Unión Soviética colapsaba por sí misma, el 25 de diciembre de 1991.

Era el tiempo de que EEUU era la única potencia unipolar y desde entonces, en estos  33 años, se ha hecho evidente que la potencia unipolar ha menguado y en ciertos aspectos marginado en su influencia y poder y debido al surgimiento de nuevos factores económicos planetarios hegemónicos, como los países BRICS, China Popular y Rusia, descollando ahora como los rivales que van a desplazar al poder hegemónico estadounidense y para dar entrada a un mundo multipolar, del que EEUU primero y Reino Unido, la Unión Europea, Alemania y Francia después y en alianza estrecha, están más que dispuestos a tratar de hacer lo que sea con tal de no verse desplazados -militar y políticamente- por China y Rusia y económicamente por los países BRICS.

En este aspecto, habría que hablar de una guerra a muerte si a las fuerzas y países encontrados se les dejara, pero y sin ser nada fantasiosos, los tiempos vividos nos dicen, que tal como ocurrió en la segunda guerra mundial, factores planetarios dentro de nuestro sistema solar, deberán volver a intervenir para que el equilibrio entre las potencias terrestres se mantenga adecuada y firmemente.

De esta manera y si se habla esotéricamente, hubo un primer tanteo con el surgimiento de Napoleón y otro segundo y más amplio, con el ascenso y caída de Hitler y ahora estamos viendo, que si los humanos perdemos el equilibrio y control, el planeta volverá a conocer de otra marcada entrada de influencia no terrestre y que sin embargo y contra lo que pudiera suponerse, cuenta  con bases y centros de vida en las profundidades de los océanos y mares y más allá en el Polo Sur, donde hay un mundo vivo y de formas de vida muy superiores a la humana.

Por supuesto, estamos de acuerdo en el asombro que le significara al caro lector, elucubrar sobre lo acontecido realmente  y también sobre lo que está por venir y para lo cual, solo hay que disponerse a tener la mente amplia y sin prejuicios de ninguna especie o índole, sobre la posibilidad de aceptar y aun cuando fuere como ejercicio intelectual, que los humanos no solo somos la única forma de vida en nuestro sistema solar y más allá planetario y máxime, cuando sabemos que no terminará este siglo para que los humanos confrontemos esta realidad.

Ahora y de vuelta, de lo especulativo al panorama real, los habitantes de este planeta tenemos que entender, que ya está bueno de dejar de ser adultos y comportarnos como niños pretendiendo jugar con fuego y teniendo de norte la destrucción de la vida en este planeta y simplemente, porque los humanos y sin importar razas y nacionalidades, no estamos hechos para autodestruirnos y sí para convivir civilizadamente.

Y que es la gran enseñanza que extraemos del cese abrupto de una guerra que casi empieza, al darse cuenta los cerebros de las potencias en conflicto, que desatar un fuego generalizado, no habría escape para que nadie se salve y mucho menos pudiera contarlo después.

Paralelamente, esta actitud de suspenso con lo acontecido entre Irán e Israel y la mediación de las potencias aliadas en Occidente, nos ofrece la alternativa, de todavía creer y entender, que no todo está perdido y que podría llegar la oportunidad de que las naciones en conflicto cesen en su ánimo corrosivamente destructivo y llevadas de ese razonamiento maniqueo y hasta infantil, de creerse, que, si desatan la destrucción del planeta, podrían salvarse y lo que nunca será así.

De ahí que y a modo de chanza llena de miedo, solo decimos, que el pasado fin de semana, hubo y fuimos testigos, del previsible choque de Irán e Israel. Un choque de ataques contenidos a paso de bachata en dos tiempos y con un entramado de EEUU, Reino Unido y Francia y de lazarillos, limpiando el camino. Con Dios. 15.04.2024