¿Instigación hacia el voto de odio? Las redes sociales deben ser cerradas el 19 de mayo y como medida de protección y si se quiere un ambiente electoral no contaminado. Hay que detener el terrorismo electoral que se busca desde redes y medios

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De buenas a primeras y como no se recuerda que hubiese ocurrido en los últimos veinte años, estamos observando con gran preocupación, como la parte de las fuerzas vivas y de la sociedad civil, cuyos miembros se han refugiado en los lupanares mediáticos desde las redes sociales y en donde, la generalidad entiende, que insultando o emitiendo soflamas de alto contenido emocional, no solo que debe hacer valer su opinión, sino al mismo tiempo hacer entender su lamentable muestra de “periodismo ciudadano”, en razón de esta anomalía social, la nación, parecería que se encuentra a merced de todo tipo de difamadores profesionales quienes compiten entre sí para ver  quien insulta, miente y manipula más y con el propósito de confundir a la atrapada opinión pública.

Viendo espectáculo tan grotesco como canallesco, que, al parecer, su objetivo es presentar como criterio sensato, todo cuanto de odio y desenfreno comunicacional pudieran emitir las personas inmersas en tal desenfreno, la mayoría, resentidos sociales o envidiosos de larga data y contra quienes, por una u otra razón, el destino le ha dado posiciones de preponderancia dentro del seno de la sociedad y de la ciudadanía. Unos con careta de supuestos “lideres de opinión” y los otros, depredadores sociales en las redes.

Obliga, a que quienes no estamos influenciados por semejante veneno de ataque rastrero y absoluto contra quienes puedan tener ideas o conceptos divorciados de la vocinglería hija de la plebe social que se esconde en los barrios de nuestras ciudades, de llamar la atención sobre este particular y exigir comedimiento, pero a los lideres que esos vocingleros entienden que se deben y aquí utilizamos el término correcto, del que “da muchas voces o habla muy recio” y quienes parecería, que han entendido que el escenario público debe de utilizarse para injuriar, denostar y difamar sin freno ni miramiento algunos.

Es tal la ola de insultos que se emite diariamente desde los lupanares mediáticos que se resguardan en plataformas de radio y televisión y utilizando internet como su arma de reglamento y con el propósito de reducir a puro terror, el criterio discrepante de los demás, que muchos consideramos, que para el día de las elecciones presidenciales y legislativas y para que el proceso electoral no sea contaminado peligrosamente y afectando la libertad de escogencia de los electores, que las autoridades deben restringir y por ese día, bloquear el uso de las redes sociales y todo tipo de comunicación por internet a nivel nacional.

Incluso, creemos que los verdaderos periodistas profesionales y los comunicadores cívicamente responsables y de larga data, deben ser los primeros en entender la necesidad, de que, para el día de las elecciones, nadie trate de manipular el criterio de los electores y que, por primera vez en mucho tiempo, la nación no sea bombardeada con las soflamas e insultos diarios con los que la atrapada opinión pública es la victima de piedra y de parte de los lupanares mediáticos.

Desde luego, asumimos que quienes son difamadores profesionales e impenitentes, nunca estarán de acuerdo con la medida temporal de saneamiento mental que proponemos, pero solo hay que acercarse al estercolero de imputaciones desagradables, abusivas y mendaces que se emiten o las altamente irrespetuosas contra ciudadanos de vida pública, que se sienten impotentes para contestar tanto lodazal amoral y para entender que los ciudadanos respetuosos de las leyes y de la decencia personal, tenemos que hacer algo y hasta lograr que las redes sociales sean silenciadas y por el interés de la pureza de los resultados electorales, el domingo 19 de mayo.

Por supuesto, también sabemos, que la inmoralidad en los mass media y principalmente en la radio y la televisión y ahora en incremento en las redes sociales, es producto de cuando en el 1978, a la salida de Balaguer del poder, periodistas y opinantes de formación trujillista y temerosos como lo estuvieron en la etapa 1961-1062 cuando la llamada “destrujillización”, hicieron de los medios electrónicos al uso, la terrible maquinaria de desinformación, injuria y difamación, que logró aterrorizar a una audiencia incapaz de entender que la sarta de mentiras y de odios que se emitían, se originaba de parte de quienes provenían de aquellos que se sentían, que en este país solo esa minoría de difamadores impenitentes, tenían derecho a expresar su sentir.

También hay que reconocer que ya desde la década de los años noventa, la mayoría de los miembros del liderato político tenían a pago a sus propios difamadores profesionales y los que lanzaban con los peores insultos y vituperios contra sus adversarios políticos y en ánimo de silenciarles.

Todo ese estercolero social, es lo que hay hoy en los lupanares mediáticos en las redes y en determinadas cadenas de radio y televisión y comentaristas de toda laya y especie y en gran mayoría comerciantes de la palabra, el insulto y la procacidad.

Obsérvese, que como fieras heridas se han lanzado contra la ley 1-24 y porque con ese estatuto ven un grave peligro a la anarquía periodística que han creado y el que, a nuestro modo de ver, corresponde al terrible desorden de opinión que se refugia en los medios de comunicación y haciendo de periodistas y comunicadores, las sentinas más terribles de inmoralidad al mejor postor.

Sí, es cierto que la referida ley debe ser modificada y mejorarse, pero no suprimida y por el simple hecho, de que la anarquía que existe en la comunicación general de este país y de permitírsele que continue con los desafueros que exhibe, terminará llevando a que los dominicanos desertemos del estado de derecho, que se supone debemos acatar y si es que todos queremos que la civilidad, la decencia pública, el orden social y la buena educación de hogar y junto al retorno del servicio militar obligatorio, se impongan y obligando a toda la ciudadanía a actuar y comportarse dentro de los parámetros propios de un país de orden social real.

Entendiendo esta realidad y la que los autores y responsables en la comunicación rastrera no quieren asumir, es que preguntamos y decimos: ¿Instigación hacia el voto de odio? Las redes sociales deben ser cerradas o bloqueadas el 19 de mayo y como medida de protección de absoluta seguridad de Estado y si se quiere un ambiente electoral no contaminado. O para decirlo más claramente. Hay que detener el terrorismo electoral que se busca desde redes y medios. Con Dios. (DAG) 21.04.2024