La concentración de medios en pocas manos es el cáncer que corroe el ejercicio correcto de la política y maniata la libertad de conciencia como de prensa. Se tiene una prensa hipotecada. Dominicanos, es hora de despertar

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En los últimos 40 años, el ejercicio del periodismo como mecanismo de divulgación, comunicación y guía ciudadana, ha sido totalmente lacerado desde el momento que representantes del capitalismo salvaje tomaron por asalto la mayoría de los mass media dominicanos y convirtiéndolos en plataformas para cubrir y cuidar los intereses de sus dueños, quienes a su vez son los propietarios del 90 por ciento de empresas, corporaciones, entidades financieras y negocios de todo tipo.

Mediante el secuestro y para resumirlo gráficamente, de la libertad de palabra como de conciencia, el periodismo ha sido prostituido, pervertido y convertido en la base de sustentación de la corrupción a gran escala que afecta la vida nacional.

Llegándose ya al extremo, de que el aparato político y social, la partidocracia en sí, es una especie de gaveta de propósitos ocultos en materia de impedir o castrar las libertades de prensa y de información y a un grado tan inimaginable, que las principales cabeceras periodísticas escritas y las otras en la radio y la televisión como en internet, han hecho de los periodistas, analistas y reporteros simples herramientas de desinformación a gran escala, prohijadas en base al alquiler de conciencias más nefasto y por individuos de la baja burguesía con hambre de escalar socialmente y en razón de lo cual, los periodistas y en gran mayoría, son los amanuenses de una supuesta libertad de prensa que funciona en base a cañonazos de papeletas y el más infame otorgamiento de privilegios y canonjías de todo tipo.

Por eso y a este día, más del 60 por ciento de los directores de medios y productores de radio y televisión, el “periodismo” que practican es el de la compra y venta de información y teniendo en el nicho de los seudos “independientes” el grupo social de mayor crecimiento económico, frente a una nación, que el resto de la ciudadanía no tiene la posibilidad de ascender social y económicamente como los tantos reporteros convertidos en directores de todo y quienes se han enriquecido a unos niveles tan indecentes, que hoy, los mayores traficantes de influencia dentro del Estado, la mayoría son “periodistas independientes” de a tanto por palabra.

Debido a semejante inversión de valores morales, la nación ha sido convertida en una pocilga en la que lo peor de lo peor del alma nacional es la que pauta los lineamientos a seguir y traza la inconducta de la ciudadanía y en particular de los de clase media y quienes como pequeña burguesía, cuyos integrantes y en estos cuarenta años, han sido convertidos  en los agentes que han podido transformar el criterio y el sentir de millones de personas, que nunca supusieron, que desde los mass media se les manipularía y deformaría sus pensamientos y para colocarlos, a todos, al servicio no solo del gran capital sino de los llamados “barones mediáticos”, todos esos millonarios con fortunas hijas de la evasión fiscal, el lavado de activos y el mercado atrapado y la criminalidad clandestina.

De esta manera se ha llegado a los terribles niveles de degradación moral que ahora aumentan con la explosión de generaciones jóvenes de conducta alofoke donde también lo peor de la delincuencia social y proveniente de extranjeros de origen dominicano en EEUU, han creado plataformas paralelas “de comunicación” y rivalizando en el dominio y control de las masas, mediante el robo, la droga y la peor alianza del bandidaje amoral con lo peor de la clase política y hasta asociados a la parte menos grata en materia de fechorías por parte de quienes componen los gobiernos que se han tenido.

Justo por ello es,  que todas las capas de la población, de sus fuerzas vivas como de la sociedad civil, se encuentran sometidos a los dictados del pandillerismo mediático, todo ese que mediante la aplicación de medidas coercitivas vía la publicidad, no dan espacio para que el periodismo libre realmente exista y para que las voces más profesionales de la comunicación hayan sido sustituidas por todo esos sepulcros blanqueados de los falsos referentes de opinión, que manipulan y bombardean todos los días a una población merecedora de mejor suerte.

Ahora, premios y distinciones se aplican, primero, “honrando” a los barones mediáticos y por sus supuestos “aportes a la cultura general y convivencia ciudadana” y detrás de ellos a aquellos quienes como periodistas, comunicadores, productores de radio y televisión o simples propagandistas, son de la estima de esos barones mediáticos y quienes siempre tienen la última palabra en materia de diplomas y reconocimientos y hasta desde ese Congreso Nacional de componente humano tan abyecto,  o desde sus fundaciones  y editoriales propias, que otorgan diplomas y reconocimientos y en función de las sugerencias que los barones mediáticos les dicten o señalen.

La República ha sido convertida en una terrible mascarada de espejos rotos, en donde para progresar hay que seguir los lineamientos que los barones mediáticos les tracen y sabiéndose, que, hasta ahora, no hay político que tenga el coraje de atreverse a denunciar el terrible como peligroso control mediático que cercena todas las libertades públicas y al extremo, de que, hasta ahora, tampoco ha habido gobierno constitucional que haya podido escapar a su nefasta influencia.

Y que es la razón por lo que el resultado de la concentración de medios en pocas manos ha creado a millones de dominicanos, quienes, idiotizados en extremo, sus cerebros no son de ellos para pensar libremente y de esta manera, la nación vive una terrible tiranía de medios y plutocrática, que ha hecho de los ciudadanos, zombis a quienes se les ha enseñado callar y asentir y si en cambio quieren vivir en unos niveles económicos aceptables.

Sin embargo y como otros medios realmente independientes, creemos que, en algún momento, lo mejor de las nuevas generaciones políticas y sociales despertarán y para darse cuenta de cómo se les ha adoctrinado, corrompido y degradado moralmente, e incluso en el área de los ciudadanos de cuartel, alentamos la esperanza de que al igual que en las naciones africanas esclavizadas por Francia y donde ha surgido un militarismo moral reivindicativo en su oficialidad joven, aquí suceda algo parecido y entonces la República pueda ser rescatada y para salvar sus instituciones y es que esta nación no puede continuar bajo el yugo opresor de unos barones mediáticos y medios, aliados a lo peor dentro de la vida nacional.

Recordamos pues, que la concentración de medios en pocas manos es el cáncer que corroe el ejercicio correcto de la política y maniata la libertad de conciencia como de prensa. Se tiene una prensa hipotecada. Dominicanos, es hora de despertar. (DAG) 04.10.2023