Los socios etarras de Sánchez

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Entiendo que es incómodo para el presidente del Gobierno, pero la realidad objetiva es que uno de sus socios preferentes, EH Bildu, lleva en sus listas electorales en el País Vasco y en Navarra a 44 candidatos que estuvieron condenados por pertenencia y colaboración con ETA. Hay siete que lo estuvieron por asesinato. Su líder, Arnaldo Otegi, fue un destacado dirigente de la banda. No me sorprende que Sánchez no respondiera a las críticas que recibió en el Congreso, porque se ha quedado sin argumentos. Es evidente que se pueden presentar, aunque nos repugne, pero la polémica reside en el blanqueamiento del aparato político de la banda criminal. España es una gran democracia, que Otegi y sus amigos intentaron destruir, por lo que gozan de sus derechos constitucionales y no se puede impedir estas candidaturas, pero son un insulto a las víctimas y al conjunto de la sociedad. Lo grave es que los socialistas acepten unos socios tan repugnantes y les ofrezcan un trato preferente en su sistema de alianzas.

Los antiguos etarras utilizan las instituciones y lo hacen sin ningún pudor. No solo no han pedido perdón, sino que se sienten muy orgullosos de su trayectoria criminal. Hay numerosos crímenes sin esclarecer y no han querido ayudar en los procedimientos judiciales. ¿Cómo tiene que actuar un demócrata frente a Bildu? Es muy sencillo, estableciendo un cordón sanitario. Es una formación con la que no se puede pactar nunca. La respuesta debería ser que hagan las intervenciones o voten en las instituciones lo que les venga en gana ante la total indiferencia de todos aquellos que sufrieron los ataques de ETA con la cabeza alta. La fuerza del Estado y de la democracia les derrotó. No fue ningún partido concreto. Los socialistas no se pueden apropiar de la victoria y la pacificación. En cambio, son responsables, desgraciadamente, del blanqueamiento de sus herederos políticos. No creo que ningún votante socialista pueda aceptar como normal que un socio del Gobierno incluya en sus listas a 44 antiguos etarras. La izquierda política y mediática intentará tapar esta indignidad, pero no lo conseguirá. Por: Francisco Marhuenda [La Razón]