¿Macana, mano recia o interpretación extrema de la ley y el orden, en vez de reconocer la gran integridad, firmeza y don de mando, del nuevo jefe policial?

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Es una lástima, que hayan personas, de esas, entendidas en solo reconocer la aparente necesidad de que hubiese un jefe policial no “blandito” al frente de la desacreditada Policía Nacional, cuando de lo que se trata, es de la realización de una labor profiláctica y decidida entre los efectivos policiales  y al nivel de mandos superiores, pues si la mayoría se deja, no se puede augurar que la nueva administración del mayor general Eduardo Alberto Then pueda cumplir ni siquiera medianamente con los objetivos tan ambiciosos y abiertos que el gobierno se ha planteado.

Desde luego, es muy cierto, que no menos de 10 mil efectivos policiales  de primer teniente hasta rasos y acostumbrados al desorden continuo que les ha convertido en unos abusadores y psicópatas, deberán salir de las filas policiales, y concomitantemente con el paso obligado a retiro, de no menos 500 de los 800 coroneles y los casi 60 generales todavía en activo y lo que debe hacerse por obligación estratégica y si es que en verdad se quiere que la institución del orden público pudiera volver a ser confiable ante la ciudadanía.

De ahí que la obligación primera que deberá tener a partir de hoy el nuevo jefe o director policial, será una y por las características de limpieza radical que se debe emprender y que los miembros de la comisión evaluadora especial, así como la mayoría de los agentes y especialistas de instituciones extranjeras ya consultadas, entienden que el general Then deberá emprender y que sin duda, es una obligación de trabajo arduo, que solo un policía profesional serio y de gran integridad y sobre todo, con una fructífera experiencia de comando, que por donde quiera que se la revise, solo se encuentra trabajo, disciplina y honestidad y nada de macuteo o de enriquecimiento ilícito y que son cartas suficientes como para que una fuerte mayoría nacional en todas las provincias donde este nuevo cabeza policial ha trabajado en los últimos 20 años, tenga sobradas expectativas positivas del por qué fuera designado por el presidente Luis Abinader.

Por supuesto, el trabajo a seguir es arduo, fatigante y peligroso en extremo y en el que en ocasiones deberá de ser radical a lo interno de los mandos y subalternos actuales y mucho más, cuando y como producto de la grave inseguridad reinante a nivel nacional, el bandolerismo, así como el pandillerismo político y social, deberá de ser extirpado sin contemplaciones y ante lo cual, el nuevo jefe policial deberá y como se dice popularmente “tendrá que cargar pesado” y el presidente Abinader siempre tendrá que respaldarle y aun dentro de las peores circunstancias.

Y es que independientemente del trabajo anti-delincuencia y de erradicación de los métodos criminales entre los mandos policiales, es obvio que será un empeño donde generales y coroneles que se creen dueños de la institución policial deberán ser despedidos radicalmente y en base a un solo criterio, de que con la yerba mala no se va a parte.

Es decir, el reto que el general Then tiene de frente y siempre y cuando el presidente Abinader le ofrezca un respaldo total, es de una dimensión tan abismal, que seguro habrá ciudadanos y en particular medios de comunicación y de información de masas que pretenderán protestar y darse golpes de pecho y lo que debería ser entendible, cuando se conoce, que cerca de 500 periodistas y a nivel de directores y jefes de redacción, columnistas y hasta simples reporteros y productores de radio y televisión, son asalariados policiales y muchos, contando con igual cantidad de policías espalderos, lo que les compromete con el pasado que se quiere erradicar y mucho más estos se molestarán, cuando vean que la nueva administración de Then les quite los privilegios que tienen y los más de cinco millones de pesos, que cada domingo y del dinero de los sobornos, les son entregados por oficiales y comandantes de mayor a teniente coronel y la mayoría desde el mismo cuartel general policial.

En otras palabras, el general Then y si no logra erradicar el terrible anillo de corrupción interno y reforzado este con el engranaje de oficiales policiales y altos cargos periodísticos en clandestina asociación de malhechores, toda esa que hasta ahora y desde Nivar Seijas al presente, ha sido el contrapeso de la criminalidad dura policial, y la que le ha doblado el brazo a gobiernos que vienen y que se van y por lo que muchos entendemos, que no es verdad que los planes de cambios internos para que una nueva policía resurja, podrán materializarse en los próximos tres años, si la limpieza interna no empieza por ese tipo de nichos entre amorales y criminales que se esconden dentro de las filas policiales, ¿acaso la mayoría de los cuarteles policiales no ofrecen protección al narco menudeo?.

Pero también hay que decir, que si la ciudadanía no le da un apoyo cierto y partiendo de la buena fe, hacia el general que llega a partir de hoy a dirigir los destinos policiales, este y hablamos de respaldo moral, no podrá desarrollar ese programa presidencial de profilaxis, que de tan agudo, deberá significar que los primeros resultados institucionales se empiecen a ver en ocho meses y con el mismo la disminución radical de los asesinatos por encargos y las inconductas y arbitrariedades de corte nazista que hasta ahora ha marcado el quehacer policial  y que de conjunto, es la razón de la gran inseguridad que sentimos los ciudadanos.

Igual hay que puntualizar, que, si se estudia y aunque sea someramente, el ejercicio de trabajo del nuevo jefe policial se llegará a la conclusión y también por el respeto que se ha ganado en las filas policiales, a que Then es el jefe policial que, en estos momentos de crisis de credibilidad, requiere la Policía Nacional y si en verdad se quiere rescatarla del antro criminal en que ha sido convertida.

Cómo no menos, es necesario enfatizar, en lo necesario de que Abinader entienda, que mucho de los miles de millones de pesos que tiene de superávit por ingresos a favor del Estado, no menos de 10 mil millones de pesos deberá de apartar o especializar y solo para pasar a retiro entre 500 y 700 oficiales en los niveles superiores y lo más rápido posible.

Otro detalle, ¿por qué los generales en activo cuentan con hasta 14 efectivos cada uno para cuidarles y trabajarles en labores domésticas o para su disfrute personal en materia de derecho de cama y hasta 4 efectivos los pensionados y cerca de 15 espalderos quienes han sido inspectores generales y sin dejar de advertir los más de tres mil policías-sirvientes y de todos los rangos, que entre ejecutivos empresariales y financieros y periodísticos no realizan ningún tipo de trabajo policial y encima, a quienes “cuidan”, estos se encargan de recomendarles para fines de ascensos? O lo otro, de tantos policías al servicio de la DNCD o de otras dependencias como la Dicrim y quienes la mayoría, se entienden, que llegado un momento pueden torpedear las ejecutorias de quien sea jefe policial, ¿no sería mejor que a todos estos se les prohíba el acceso al cuartel general y demás dependencias y a las que si deben ir, fuera en base a permisos especiales desde la jefatura?

Además y cómo se podrá entender, con la actual y podrida estructura de mandos y personal policiales, que siempre ha existido porque los gobiernos la han apoyado y en particular los oficiales que han sido jefes del cuerpo de ayudantes militares del Poder Ejecutivo, la uniformada no podrá cambiar radical y estructuralmente y para ello, si el mismo presidente Abinader no prohíbe la intervención de los militares en asuntos policiales y mucho menos el general Then podrá enfrentar y acometer con eficacia la tremenda labor que se le ha encomendado y lo mismo va para los comisionados civiles que tuvieron a cargo la investigación y propuesta civil sobre la policía, pues la experiencia habla, de tantos de estos que se le imponen a la misma oficialidad.

Y otro punto, que por lo poco que conocemos del carácter de este jefe y comandante policial, advertimos y estamos seguros, que al momento que el general Then note que el gobierno no le respalda como se le prometió, muy que sería capaz y ahora que desde el mismo gobierno otros hablan de que el nuevo jefe y director policial, de él esperan que sea “macana” o sea, que mate gente, repetimos, sería muy capaz de renunciar al cargo, antes que mancharse su impecable reputación personal como policía y también como comandante y lo que el presidente debería también tener muy en cuenta.

Tiene sentido entonces que nos preguntemos: ¿Macana, mano recia o interpretación extrema de la ley y el orden en vez de reconocer la gran integridad, firmeza y don de mando del nuevo jefe policial? Con Dios. (DAG)