Nunca nos prestaremos a favorecer algún tipo de fraude electoral que atente contra la libre escogencia ciudadana y menos a 58 años del inicio de esta etapa democrática

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Podría parecer un exceso, pero lo cierto es, que después que en el 1966 se inició la etapa democrática libertaria que comenzó en el 1966 y que cayó de rodillas ante la presente dictadura partidocrática que se impuso en el 1978 y hasta que desde el 2020 ha roto todo parámetro de civilidad, orden institucional y libertad de conciencia, afectadas de pleno por la corrupción política, social y empresarial imperantes.

En este país, los dominicanos nos encontramos en la delicada situación, de mirar para atrás y queriendo buscar lecciones de experiencias o continuar haciéndonos los irresponsables y disolutos, permitiendo el grave ultraje de un partido en el poder decidido a comprar elecciones y sin importarle afectar el orden constitucional que costó tanta sangre y sacrificios a las dos últimas generaciones anteriores.

Consecuentemente, consideramos que nadie debe ser indiferente ante el amago de destrucción del orden democrático, que, desde el actual partido oficial, el PRM, se está urdiendo y cada día con mayor atrevimiento y osadía.

A todo esto, lo peor ha sido, la caída moral de la prensa nacional en los últimos 24 años y que es la razón fundamental del porqué el sistema democrático hubiese sido perforado por las inconductas ciudadanas más increíbles y estas, apoyadas por la disolución social hija de la delincuencia dominicana de Nueva York y su espantoso escenario de delitos desde el poder, iniciado en el gobierno perredeísta del periodo 1982-1986.

Basta recordar la incursión de bodegueros, narcos y contrabandistas de todo, quienes, como lavadores de activos, protagonizaron los aspectos dominantes de un pandillerismo social que tomó como objetivo inicial al periodismo de la época y el sistema bancario nacional.

La incursión fue tal y la presión oficial de destacar, que, hasta los apellidos más significativos de la oligarquía y la alta burguesía, cayeron en brazos de los nuevos ricos inmigrantes y en alianza infame en procura de un enriquecimiento ilícito más ultrajante como expedito y lo grave, sin que ninguno de sus autores hubiese sido condenado y a la mayoría dándole casa por cárcel.

Lo real y esto hay que puntualizarlo, fue que a la República y a lo inmediato, recibió el impacto de semejante inversión de valores morales y los primeros en caer fueron los referentes comunitarios en los barrios populares de la capital nacional así como de la ciudad de Santiago y a partir de ellos, el nacimiento de ese pandillaje juvenil hijo directo de las remesas de los dominicanyorks y que volcado ahora en los teteos, el consumo de drogas, los antros nocturnos de diversión y sexo explícito y matizado con las muestras continuas de adolescentes criminales asesinando a jóvenes y también pervirtiéndolos.

Y para colmos, esta “nueva clase juvenil barrial”, provista de un andamiaje de plataforma digital con muestras en la radio y la televisión y los llamados programas de opinión desde los lupanares mediáticos en las redes sociales y desde donde se acribilla -todos los días- la honra, moral y decencia de conducta de quien no se doblegue y ya mostrándose crudamente con ciertos personeros de ese libertinaje consentido por el PRM y con el nefasto propósito, de que toda ese plebe barrial, afecte y dañe el ejercicio de la política y como expresión de oponerse al manejo decente y civilizado de la mayor cantidad de ciudadanos.

De esta manera y como nunca, las libertades públicas se encuentran amenazadas y ni hablar de la libre escogencia y lo que se hace con un único propósito altamente perturbador: Impedir que las nuevas generaciones políticas  de menos de 35 años puedan llegar al Congreso Nacional ejerciendo su amplia libertad de criterio y erigirse en el verdadero contrapeso institucional frente a una presidencia de la República de corte imperial como la presente, es decir, dominante a lo absoluto de las cámaras legislativas.

En consecuencia, ha llegado el momento de que los medios y periodistas responsables, alentemos la existencia de candidatos al Poder Legislativo que sean independientes a la partidocracia y como la única manera de impedir que el neocaudillismo que hasta ahora se resiste a desaparecer y que está por igual en los cuatro principales partidos políticos, logre y a través de la Junta Central Electoral (JCE) candidatos matasellos que contribuyan a que la partidocracia no pierda sus prerrogativas de autocracia inconstitucional absoluta.

Estamos hoy, a 20 días de las elecciones presidenciales y legislativas y sin importar quien gane la candidatura presidencial, la nación tiene que imponerle a este y a su partido y desde el Congreso Nacional, un contrapeso firme de poder constitucional que no deje que el partido en el poder lo compre todo, lo persiga todo, lo pervierta todo y  destruya institucionalmente a la República y para colmos, convierta a quien sea presidente de la República en un autócrata de horca y cuchillo y con un partido de violadores permanentes de la constitucionalidad. Y que será lo que ocurrirá si el PRM se impone a la mala contra los resultados electorales.

Salvo el candidato presidencial Abel Martínez, los otros dos candidatos y por curiosa coincidencia, uno, expresidente y el otro presidente de la República en funciones, han pecado duramente en materia de afectación de las libertades públicas. Por eso y para que no se repita la historia, la mayoría de los electores deben votar por senadores y diputados independientes a sus partidos y solo leales a la República y vía al Poder Legislativo que representarán.

Además, debe recordarse, que los tres candidatos presidenciales tienen y como personas, prendas morales de estimar y conductas administrativas de valer, sin embargo, como políticos, no convencen a nadie de que realmente sean honestos y por eso que advirtamos sobre esta particular y de ahí que los ciudadanos, debemos entonces curarnos en salud.

¿Se entiende el por qué decimos, que nunca nos prestaremos a favorecer algún tipo de fraude electoral que atente contra la libre escogencia ciudadana y menos a 58 años del inicio de esta etapa democrática libertaria que arrancó con Balaguer, pero que se afectó con la dictadura partidocrática a partir del 1978? (DAG) 30.04.2024