Hasta ahora el asunto solo se trataba en voz baja y en el entendido, de que por la manera tan accidentada de como este gobierno llegara al poder, era preferible entenderle como de transición y por lo que en cierta forma había que perdonarle ciertas “desviaciones procedimentales”, de esas en las que determinadas voces, sugerían o imponen a parciales o empleados suyos en cargos públicos de importancia en los tres niveles del Estado.
Pero por lo visto, la situación se ha salido de control y al extremo, que el mismo Poder Ejecutivo es ignorado en esta situación tan volátil de lucha de poder por determinadas funciones públicas y que en un gobierno, cuyo presidente tiene probabilidades ciertas de poder competir en procura de su reelección constitucional, viene a ser un asunto que debe ser corregido lo más pronto posible.
La situación a llegado a unos niveles, en los que y por ejemplo, un funcionario acosado por la corrupción pide licencia del cargo y quienes le patrocinan, de inmediato logran que se coloque un sustituto del mismo grupo político o familiar y de ahí que exista una percepción generalizada, de que parecería que una parte del gobierno no responde al presidente Abinader y sí solo a Hipólito Mejía y a los Vicini. Es hora pues, de efectuar cambios en el tren administrativo del Estado y colocando a personas que solo respondan a Abinader y no a nadie más.
Y lo que debe decirse y llevarlo a debate público y porque, en definitiva, nadie entiende cómo es eso, de que supuestamente entre Hipólito Mejía y los Vicini se reparten la mayoría de los cargos públicos de designación. (DAG-Ojo)
