Desde hace ocho años, EEUU y sus aliados y teniendo de muralla de hierro su ejército de mercenarios de la OTAN, más el catálogo de entidades de espionaje, así como sus regimientos de tropas especiales, se dio a la tarea de culminar su accionar subversivo en Ucrania, patrocinando y actuando vía sus agentes y colaboracionistas con un golpe de Estado, que desde entonces sustituyó la influencia rusa por la de Occidente.
En ese trajinar, EEUU esparció más de 15 laboratorios especializados en instrumentos de exterminio tipificados en conjunto como arsenal de guerra química y bacteriológica, que, a su servicio, su única misión era estar listos para que cuando “se avance contra Rusia” servir de puntas de lanza para golpear y de a duro a la otra gran potencia nuclear y decisiva potencia regional euro asiática.
Mientras tanto y con la Unión Europea de mascarón de proa, al amparo de los acuerdos de Minsk, Europa y EEUU iniciaron la carrera a favor de proveer armamento de última generación a una Ucrania fascista que ya estaba en sus manos, al tiempo que se daba luz verde para el renacer de las viejas prácticas criminales nazis y que en este otro país eslavo que anteriormente era parte de la Unión Soviética, parecería que cobijaron a los peores criminales, terroristas y asesinos de la peor especie y con el único propósito de que actuando como una fuerza paralela encubierta, llegara el momento de actuar o sustituir al ejército regular ucraniano.
Recuerdese el antecedente, de que Occidente, en ningún momento salió en auxilio de la Unión Soviética al momento de la invasión de la Alemania nazi el 22 de junio de 1941 y que, a nuestro juicio, es el fundamento de la actual situación en Ucrania y por parte de un Occidente utilizando ese país de punta de lanza contra Rusia.
Ha sido pues y como “tiempo nuevo” desde el 2014, que Occidente, pero dejando todo en manos de EEUU ha tenido el control de Ucrania y utilizándola como ariete contra una Federación de Rusia, que durante todo ese tiempo estuvo clamando y alertando a la ONU y sus organismos satélites y también cancillerías de los gobiernos occidentales, respecto a lo evidente de que EEUU como cabeza de Occidente, se lanzaría por todas contra Rusia, pero bajo la cobertura de la Ucrania oficial antirrusa.
Concomitantemente, la OTAN y EEUU creaban y esparcían cuantas bases militares fueran necesarias alrededor del inmenso territorio ruso y con el solo objetivo, de que cuando hubiese que desatar la guerra para lograr el exterminio o desaparición de Rusia, todo ese poder militar hiciera su función de ariete demoledor.
Sin embargo, al mismo tiempo que Rusia alertaba sobre lo que Occidente estaba haciendo en Ucrania y en su contra, la gran nación eslava, tampoco era que se quedara de brazos cruzados y por esta razón, su clase gobernante actuó bajo cálculo y precisión y fortaleciéndose militarmente.
Es por eso, que cuando los servicios de inteligencia y espionaje rusos coincidían en enviar montañas de información respecto al accionar armamentístico en Ucrania y bajo la egida estadounidense, inglesa y de Bruselas, llegó el momento de que Moscú decidió dar el paso -cauteloso y delicado- de invadir a Ucrania, un día como ayer del año pasado y de cuyos resultados, hasta ahora lo que se observa en el teatro de operaciones, que por las razones que fuere, las fuerzas están igualadas y generándose el peligroso sesgo para el resto de la humanidad, de que en cualquier momento pudiera ocurrir una escalada nuclear de efecto regional y como la única manera de que Rusia pudiera enfrentar la guerra colectiva que Washington y sus asociados ha lanzado en su contra.
Por lo pronto la irracionalidad como la intransigencia dominan en Occidente y es evidente que Rusia trata de preservarse, alertando al mundo a más no poder y tan significativamente, que ya desde el Kremlin se emite el meta mensaje de que nunca una potencia nuclear pierde una guerra y lo que por supuesto, a razonamiento a contrario, también es válido para otras potencias nucleares como EEUU, Reino Unido, Francia, la misma Alemania y a ocultas Israel y por igual, aquellas otras que Occidente no domina plenamente como China Popular, India y Pakistán, Corea del Norte y aunque no lo parezca, Irán.
Recordemos, que una potencia nuclear, es aquella y de acuerdo con los textos a mano, que “dispone de armas nucleares y reactores en cantidad suficiente y lo bastante dispersados como para preservar una porción significativa de su fuerza aún en caso de que un primer ataque por sorpresa enemigo tuviera éxito”.
Es decir, lo que se está observando, es que si la guerra secuencial de la que hablamos y ahora nuclear, realmente estallara y por lo que está viendo y si Dios no mete su mano, hay que verla más que probable. Los bloques que se enfrentarán: Occidente y Oriente, ninguno puede decir que destruirá al otro, aunque al hacerlo, sí que será evidente, que no menos mil millones de personas podrían ver a Dios antes de tiempo.
Ante semejante peligro de muerte colectiva, es sorprendente como los organismo internacionales y con la ONU a la cabeza, no hacen lo necesario para evitar la conflagración y mucho menos disuadir al contendor occidental principal, EEUU porque llegue a un punto de entendimiento y con una Rusia, que ciertamente su clase gobernante y su mismo pueblo se sienten amenazados en su misma existencia y por un EEUU -todavía potencia global- que no está nada dispuesto a perder su hegemonía, frente a las otras grandes potencias como Rusia y China y las naciones BRICS, y estas demandando un mundo multipolar en el que no haya un solo centro de dirección global.
Paralelamente, todas aquellas naciones que EEUU ha logrado y por las vías que fuere, que se mantengan como Estados vasallos a su favor, la última resolución de la ONU de 141 votos a favor así lo demuestra, es evidente de que tratan de continuar con sus vidas normales, mientras nadie sabe en qué momento el mundo podría partirse en mil pedazos y ojo, no necesariamente que desaparecería del todo, pero que sí retrocedería a niveles de supervivencia casi de la edad de piedra.
Entonces, los humanos que no tienen que ver con la toma de decisiones críticas sobre el destino actual de una humanidad y que no controlan a su clase dirigente, no salen de su azoro y al entender que están condenados a aceptar los hechos y tal cual se produzcan.
Y es por eso que ahora todas clases de navíos, aviones, ejércitos, cohetes supersónicos y misiles de todo tipo están listos a pulverizar a su adversario en tanto desde el fondo de los mares, la muerte adquiere un siniestro ropaje con esos submarinos atómicos que ahora patrullan sus aguas y listos a vomitar fuego en el momento que menos se piense y que es la situación que nos hace decir, que estamos en lo más parecido a supuestos navíos sumergidos y con nombres muy parecidos a aquellas historietas de la guerra fría y que harían palidecer las historias de Julio Verne, el apocalipsis o Buck Rogers y que quisiéramos recordar con los hipotéticos nombres de “Poseidón, Tridente o la lanza del Mar” y como muestra de una imaginación desbordada ante una guerra secuencial que afea y saca lo peor del alma humana.
Para colmos y lo más grave, sin que haya la probabilidad, de que Dios en cuerpo de potencias extraterrestres interviniera y pusiera punto final a la sinrazón y la locura desatadas. ¡Qué Dios nos oiga! (DAG)
