La gran depredación. 1961-1966 y 2004-2017.

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Al pueblo dominicano y en particular a las generaciones nacidas a partir del 31 de mayo de 1961, nunca se les ha dicho la verdad, sobre el por qué, habiendo sido República Dominicana una economía próspera en autosuficiencia alimenticia, al igual que en capacidad de industria ligera, eficazmente exportadora y dueña de su propia línea bandera nacional como también una naviera y no debiéndole a nadie en el exterior y con unos servicios tecnológicos militares que incluían una fábrica de armas y otra de pólvora y con una moneda nacional que circulaba en cualquier parte del exterior y era tenida como apreciado bien de intercambio comercial y financiero.

           Bastaron cuatro años y desde mayo 1961 a mayo de 1966, para que las llamadas “diez familias” se encargaran de despojar a la nación de sus riquezas y activos generados en la acumulación de capitales e infraestructuras durante todo la Era de Trujillo (1930-1961) y para tal despojo y crimen de lesa patria, contando con el respaldo de los presidentes Rafael Bonnelly y Donald Reid Cabral fundamentalmente. Culpables directos, de que, en esos cuatro años, la República hubiese perdido activos y capitales, mas infraestructuras industriales y comerciales, por un valor entre 500 y 1,000 millones pesos dominicanos, cuyo valor era superior al dólar estadounidense y Reid Cabral, por haber sido el presidente que inició el festival de ignominias de préstamos internacionales, con uno de EEUU por 25 millones de dólares.

            Pero no solo lo anterior, sino que mientras en el gobierno del Consejo de Estado, los siete consejeros se encargaron de diseñar el mecanismo “operativo”, por medio del cual, la oligarquía se encargaría de robarse los bienes de la nación y con el auxilio de una parte oportunista de la clase media trujillista (ahora “victima de la tiranía”) y al extremo, de que ese gobierno le dio luz verde a los agregados militares estadounidenses para que sabotearan las infraestructuras de los servicios tecnológicos, la fabrica de armas San Cristóbal y la fábrica de pólvora, en tanto por el otro, los consejeros se apresuraron a desmantelar las Fuerzas Armadas y vendiendo como chatarra todos los navíos de guerra y rescate que conformaban la Marina de Guerra e igual una parte de los equipos de la Fuerza Aérea, a la vez que a nivel del Ejército Nacional, prácticamente se le desmanteló, pero no en la misma proporción que a la Policía Nacional y por lo que solo en el aspecto militar, la nación perdió en esos años, sobre los 500 millones de pesos y pasó, de primera potencia militar en el Caribe y quinta en el Continente, al último lugar y ya nunca más, en capacidad de combate al haber sido diezmado el personal militar a nivel nacional.

            Desde luego, nada de lo anterior se dice y tampoco se habla, de que los grupos del exilio anti trujillista e incluidos sus políticos, todos, un nutrido grupo de vende patrias al mejor postor, se aliaron a Gianni Vicini (cabeza de la Casa Vicini) a quien en sus tiempos de conspirador con la CIA para asesinar a Trujillo y derrocarle, los conspiradores le conocían como “míster equis”, se dedicaron con un tesón inigualable a desmantelar toda la infraestructura económica, financiera, industrial y agrícola, a la vez que de una manera rastrera, empezaron a disputarse las mejores industrias, negocios y líneas comerciales, resultando, que al primer año de muerto Trujillo, la mayoría de sus antiguos gerentes y administradores y con el apoyo Vicini, quedaban con el control y propiedad de  de las empresas que administraban, como la Manisera y Molinos Dominicanos.

            Lo que sucedía, hasta que, por una escaramuza palaciega motorizada por Vicini, el presidente del Triunvirato (gobierno que siguió al Consejo de Estado) Juan Emilio de los Santos, fue forzado a renunciar debido a las circunstancias del momento y para dar paso, a quien como vicepresidente también de facto, Donald Joseph Reid Cabral (agente vendedor de unos carros ingleses) pasaría a presidente de la República y distinguiéndose a ese tiempo como el más corrupto.

            Mediante, Reid Cabral, la oligarquía y el mismo Gianni Vicini lograron lo imaginable: La creación de una ley por medio de la cual se “legalizaban” los millonarios despojos efectuados contra el patrimonio de la nación que Trujillo creó y quien siempre decía, que era su administrador momentáneo y porque su dueño lo era el pueblo dominicano.

            Con esta finalidad, Reid Cabral modificó la Ley del Notariado, reestructurándola y de manera, que en vez de que el notariado se continuara manejando solo con el acto auténtico, ahora se le añadía el acto bajo firma privada (con mucho menores requisitos que el primero) y con el cual, Reid Cabral y todos los demás compinches de Gianni Vicini, de manera automática y con la complicidad de abogados y notarios delincuentes (ya en ese entonces conocidos como “distinguidos letrados y abogados serios y honestos”), legalizaron o más bien legitimaron absolutamente, todo el emporio industrial y de negocios que Trujillo había logrado para la nación en base a su extraordinaria política económica y que ellos, las diez familias y la oligarquía, habían robado.

            Toda la narración anterior, que es una semblanza que quiere ser rigurosamente exacta y al adjudicar las responsabilidades directas a los actores que menciona, nunca le ha sido dicha a las nuevas generaciones dominicanas a partir de junio de 1961 y al contrario, todos los grupos que saquearon a la economía y a la República y con el apoyo de los “distinguidos” periodistas y directores de medios de la época y la mayoría, estos, también robados a la infraestructura trujillista, todo el tiempo han estado cantaleteando que “Trujillo se lo robó todo o lo saqueó todo” y en base a tantas noticias falsas y manipulaciones desinformativas de pos verdad total, parecería que han logrado engañar al pueblo y a las nuevas generaciones, todas esas conformadas por una mayoría  (7 de 10) nacidas desde el primero de junio de 1961 al presente.

            Pero, la gran depredación de que hablamos, ascendió y en otro nivel de despojo y destrucción mayores e inequívocamente, en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (2004 a 2017) y del Partido Revolucionario Dominicano (2000-2004)  y dándose la gran contradicción, que habiendo sido gobiernos y gobernantes, que llevaron a niveles mucho más desarrollados y óptimos, en cuanto a crecimiento económico de toda la infraestructura nacional, pero no en base al ahorro interno, como era desde Trujillo hasta el 1978 con Joaquín Balaguer, sino por una larga serie de préstamos internacionales continuos y que no cesan y los que deberán ser pagados por nada menos tres generaciones que todavía no han nacido y al grado, de que a la fecha, la economía dominicana pasó a nivel emergente, mientras una buena parte de las economías del área continúan subdesarrolladas, no así la población, que no ha experimentado el nivel de calidad de vida que tal crecimiento económico debería mostrar, mientras la nueva clase peledeísta y perredeísta está compuesta por más de mil multimillonarios, que no terminan por saciar su hambre.

            Es por esa causa y no obstante tan buen quehacer, que han sido las administraciones peledeístas y en menor medida la perredeísta, donde la mayor vocación de enriquecimiento ilícito o desproporcionado después de la primera depredación de los años 1961-1966  se hizo patente en la materialización de lo nunca visto: Todo un partido político convertido en una inimaginable corporación económica y financiera que rivaliza con el capital tradicional y no obstante que Vicini también es parte del tinglado responsable de la más extraordinaria y mayor concentración de riqueza lograda en apenas 21 años por una corporación política, económica y financiera, que ha manejado el poder constitucional como si el mismo fuera la mejor y mayor herramienta que los dominicanos hubiésemos podido conocer o algunos, apenas imaginar.

            En el aspecto privado, la depredación de estos años 2004-2017, produjo, que el mayor capital mercantilista y económico y gran beneficiario de los subsidios público, el grupo Corripio (que es el poder económico emergente de estos años) se hiciera socio y aliado aparente del grupo Vicini y materializando una alianza, que apenas su aspecto más destacado, se nota en el oligopolio Corvi (Corripio-Vicini) y el paso sorprendente de Corripio, a controlar el principal matutino del país, que hasta hace poco estaba en manos de Vicini.

            También, bueno es hacer notar, que mientras en la Era de Trujillo, el pueblo dominicano de la época disfrutaba de uno de los mayores estándares de nivel y calidad de vida y con servicios de asistencia social y hospitalario más que extraordinario y un sistema educativo gratuito inmejorable.

            No así ha sucedido realmente para la Era “de los izquierdistas y socialistas de cuando la Guerra Fría” y quienes en base  a un asistencialismo asfixiante y una toma de préstamos en el exterior, al pueblo dominicano se le hace creer que vive bien (4 de 10) de sus ciudadanos son subvencionados por las diferentes variables de la llamada Tarjeta Solidaridad (que fue un invento del PRD) en tanto su clase media es producto del contrabando, el lavado de activos, los suplidores del Estado y el narcotráfico en términos casi generales y produciéndose al mismo tiempo, una absoluta degradación moral, que abarca el conjunto de casi todas las instituciones nacionales civiles y militares, más la presencia de unos niveles de corrupción generalizada, que se ha llegado al extremo, de que se entienda, que la República, parecería que no tiene una salida legal y constitucional y si es que se quiere corregir tantas inconductas, que son propiciadas por los intereses en juego y que abarcan, no solo a toda su clase política sino también a la gobernante, mientras el gobierno e increíblemente, prefiere dejar hacer y de esa suerte, ganar tiempo, mientras agentes de la cruz católica y con ropaje de obispos, se reparten el festín.

            Ahora mismo y esto como reflexión final, el destino dominicano luce brumoso y hasta trágico. El PLD y el PRD no quieren ceder el poder. Su oposición de alquiler está corrompida de arriba hasta abajo y carece de dirigentes con autoridad moral.

          Una parte de las nuevas generaciones se han dejado corromper por el PLD y el PRD y los grupos empresariales, pero en particular, la oligarquía plutocrática, carece de visión de miras para que políticamente la nación pudiera mantenerse a pie firme y lo más terrible y deprimente, su sistema mediático ha sido lo primero que se corrompió de una manera brutal e indecente.

             Y debido a esta realidad, que genera una crispación ciudadana a penas disimulada, los dominicanos vamos hacia las elecciones generales de marzo-mayo 2020 y sabiendo, que el peso muerto que se carga y si sus mejores hijos y voluntades no saben sobreponerse, nos pudiera llevar a un cierre de circulo, en el que un nuevo personaje y sus acompañantes y sin distingos de trajes o uniformes, quiera reordenar a la nación y hasta dejando chiquito los extraordinarios esfuerzos que desplegó Trujillo en el 1930 y para sacar, la aldea que recibió y hasta convertirla, en la nación, que traidores suyos se han encargado de diezmar. Y por lo que decimos, que la gran depredación. 1961-1966 y 2004-2017, debe y tiene que ser conocida por todos y que entonces, el destino reparta suertes.  Con Dios.  [DAG. Domingo, 10 de diciembre de 2017. Año XV. Número 6,115]