Razón de Estado. La crisis haitiana toca fondo: ONU dice que son más de 165 mil desplazados internos lo que hasta ahora y conservadoramente, ha provocado la violencia en Haití

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Mientras aquí los ultranacionalistas y anti haitianos del Instituto Duartiano, incentivan a más no poder que las redes sociales y parte de la comunicación en internet y un sector reducido de los medios dentro de la prensa mercancía, se conviertan en receptáculos de todas las bajezas que lo peor del alma dominicana podría generar en materia de odio hacia nuestros vecinos y de pretensión de expulsión masiva de los haitianos que viven y trabajan en el territorio nacional.

Se hace evidente que la gran tragedia en vidas y gobernabilidad que abate principalmente a la parte pobre haitiana y no tanto así a los nichos de barrios citadinos de clase media, en donde al haitiano pobre se le desprecia, estigmatiza y hasta se aplaude el genocidio que las bandas criminales pagadas por la burguesía y ahora a más, cuando con el pretexto de “acabar con las bandas”, clase media y burguesía también pagan a los más hambreados de los barrios pobres a que persigan a los pandilleros y les acosen y den muertes realmente horribles como inhumanas.

Entretanto, en República Dominicana se alienta y de parte de esos grupos extremistas como el Instituto Duartiano y la Fuerza Nacional Progresista y otros reductos de supuestos patriotas, a que la generalidad de los dominicanos apoyemos sus ideas terroristas y de genocidio, mientras en Haití y atrapada su gente entre dos fuegos, su ciudadanía se debate en qué hacer y cómo sobrevivir, por lo menos hasta que tropas internacionales lleguen e impongan la paz entre todos los bandos en pugna y que es la gran esperanza que la población en sentido general tiene.

Con fines de mantener semejante clima de horror, crimen y vergüenza ajena, una parte de los responsables dentro de la clase gobernante criolla y más cercana a la burguesía del país vecino y cuyos miembros tienen sus residencias y parte de sus negocios en territorio dominicano, acogen la idea del presidente Luis Abinader de que supuestamente “República Dominicana no puede hacer más de lo que ya ha hecho a favor de Haití” y en lo que el presidente de la República está totalmente equivocado.

Y esto así, porque la destrucción de Haití significaría, e igual una guerra civil por la supervivencia, en la peor amenaza que este país y su economía podrían experimentar y por el catastrófico hecho, de que tal situación de crisis general, es a la economía y a la política dominicanas que no les convendría y por la terrible interrogante que se presentaría, al momento que millones de haitianos, sin patria dentro de su mismo país, tuvieran que elegir entre el mar o sobrevivir en el este de la isla común.

Incluso, para los dominicanos habría una situación derivada peor, al momento que el millón de haitianos que tenemos trabajando y viviendo como población flotante, al sentirse realmente amenazados en su modo y calidad de vida, cayeran en cuenta que también ellos deberían combatir a sus mismos conciudadanos que quisieran entrar violentamente al territorio nacional y por el terrible razonamiento, de que los que quieran entrar, los haitianos aquí los vieran como el arma homicida que las circunstancias les crearían para atentar contra ellos mismos y que en esa circunstancia de tragedia, a esta nación y en principio, lo primero que debería hacer es crear rápidamente campos de refugiados para quienes por el mortal estado de necesidad en el que viven, se vean empujados a refugiarse en el territorio nacional.

Consecuentemente, consideramos, que las mentes más brillantes de este país y despojándose de todo prejuicio, tendrían por obligación y asumiendo como si Haití fuera víctima y peor que aquel terremoto de 2010, en ir otra vez, en auxilio del pueblo y nación vecinos.

De ahí que exhortemos al presidente Abinader a ver esta realidad con un mirar objetivo y realista y entender que la destrucción de Haití sería altamente perjudicial para nuestra nación.

En el gobierno deben recordarse que la economía haitiana compra cada año unos 700 millones de dólares promedio en productos agrícolas y semi elaborados dominicanos y lo que significa dos datos: A- Un ingreso de 37 mil 500 millones de pesos y B- Más de un millón de dominicanos que por esas compras tienen sus trabajos garantizados e indirectamente, no menos de dos millones más. Y de contrapartida, contando la economía dominicana con un millón de trabajadores haitianos y de los que más de 200 mil trabajan en quehaceres domésticos. Segmento que bajo ningún concepto puede calificarse de “invasión” y lo otro tan infame, de que supuestamente “le quitan trabajo a los dominicanos” y que rotundamente no es cierto.

Lo que significa y dado que en las relaciones comerciales se marca el aspecto de compensación por el volumen de compras, que en el caso dominicano y como es costumbre en el comercio internacional, esta economía debe darle a la haitiana las compensaciones de lugar y que es la razón del por qué decimos que todo gasto que se haga en materia de salud para la población haitiana y en particular sus parturientas, por obligación hay que verlo como una compensación por las compras que Haití nos hace.

De este modo, creemos que nuestras autoridades deben crear un “Plan Abinader” que favorezca la normalidad en el lado occidental de la isla compartida y que financiado por organismos internacionales como la ONU o el Banco Mundial y el mismo FMI o el Banco Interamericano de Desarrollo, pero nunca para las ONGs que se aprovecharon bárbaramente de los 10 mil millones de dólares que el mundo facilitó para el rescate y la recuperación de Haití después del terremoto y que fueron dineros, que organizaciones como la ONG Fundación Clinton, se quedó con cerca de tres mil millones “para dar asistencia humanitaria” de acuerdo a reportes periodísticos internacionales y que también, de acuerdo a esos reportes, fueron utilizados por esa organización no gubernamental en inversiones de negocios en infraestructuras eléctricas en este país.

Estamos pues, planteando, que los dominicanos no podemos ni debemos atender o escuchar el venenoso discurso de odio que emiten de continuo las organizaciones criollas racistas y anti haitianas y en su locura de querer destruir a Haití y quienes de tan extremistas y solo por la proximidad geográfica, en su fanatismo, no han caído en cuenta, que la destrucción que promueven sería la misma que podría agrietar directamente la fortaleza de la economía y calidad de vida dominicanas.

El presidente Abinader, estuvo ayer en una cumbre de gobernantes caribeños propiciada por EEUU y alentada por los países del Caricom, en la que se supo, que Washington había dispuesto de más de cien millones de dólares y como respuesta directa inmediata a los reiterados planteamientos de ayuda internacional para Haití y que Abinader y cómo otros presidentes y con tanta insistencia, ha solicitado en organismos internacionales.

Nuestra esperanza, es que Abinader y en sus conversaciones en la citada cumbre y en específico ,con la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris y lo que todavía no han trascendido, haya podido captar el cambio de conducta estadounidense y el que a su vez, arrastra al gobierno de Reino Unido y como también al de Canadá y entienda, que también él y en su condición de jefe de Estado y de Gobierno y como voz principal del Estado Dominicano, debe dejar a un lado ese dogmatismo mitad irracional y mitad nacionalismo extremo que ha exhibido últimamente y como político y hombre de Estado, entender y aunque no guste a ciertos extremistas, que República Dominicana debe ser parte de la ayuda internacional hacia Haití y si es preciso, ser también parte y junto a EEUU, Reino Unido, Canadá y el Caricom del rescate haitiano y que en nuestro caso, sería nuestra mayor salvaguarda como Estado, economía, pueblo y nación.

¿Primera medida?, darles visados de trabajo a los haitianos indocumentados que haya en el territorio nacional y terminar por regularizar a los extranjeros y en este caso haitianos, quienes se registraron y cumplieron el plan nacional de regularización iniciado en el gobierno anterior y lo que solicitamos por demoledora razón de Estado y como mecanismo de garantía de nuestra seguridad nacional.

Mucho más ahora, que se ha sabido, que la crisis haitiana toca fondo: ONU dice que son más de 165 mil desplazados internos lo que hasta ahora y conservadoramente, ha provocado la violencia en Haití. Dejemos, por lo tanto, ser irracionales y sí comportarnos como personas civilizadas y cristianas y de sentido común. (DAG) 09.06.2023