Sin duda que sería la mejor iniciativa el anuncio hecho por el director ejecutivo de la Dirección General de Alianzas Público Privadas (DGAPP), Sigmund Freund, para que se pudiera lograr un servicio correcto de calidad-precio a los usuarios de los servicios que esas tres entidades representativas de la corrupción gubernamental han significado desde su fundación y las que solo han servido para que, como ente eléctrico colectivo, las mismas sean los exponentes más gráficos de la corrupción civil y militar dentro de esos tres organismos y su matriz la CDEEE y a la más alta escala. Son cerca 5 mil militares, quienes calladamente y como “seguridad” tienen uno de los peores nichos o madriguera de corrupción en organismos públicos.
No es posible que por más dinero que los usuarios pagan por el pésimo servicio que las tres empresas públicas ofrecen, encima, estas tengan una perdidas diaria de no menos el 30 % de la energía eléctrica producida y un muy bajo índice de cobros que prácticamente no llega al 50 % de sus clientes registrados, en tanto sus administradores pagan una publicidad engañosa y con miras de que los mass media que se prestan a ello, les den la necesaria protección mediática para mantenerse en los cargos y de paso, garantizar que sus seguidores, que como políticos arrastran, dispongan de una fuente de empleos sin realizar una labor efectiva y sí solo privilegiada.
De ahí, que, a esta mañana, en el Gobierno no pudieron haber hecho mejor anuncio y en particular, en momentos que la planta Punta Catalina entra en un proceso de tres días de “mantenimiento”, algo inexplicable en una entidad nueva y la que solo por la demagogia e incapacidad del ministerio de Energía, desde que fue recibida es mantenida como barco sin norte y sin rumbo.
Que se haga pues esa alianza público-privada que se anuncia y para que definitivamente, los que vivimos en este país podamos salir de la constante pesadilla de apagones inacabables que fomentan la corrupción administrativa y también la corrupción a nivel de los usuarios del sistema y lo que ya ha llegado realmente a escalas intolerables. (DAG)