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20 años después: Baninter parte dos. ¿Auditoría integral al proceso de liquidación que generó la cacería perpetrada por el entonces presidente Hipólito Mejía?

Hace veinte años, es decir, toda una nueva generación de dominicanos, el mayor perjudicado en la destrucción y caída del primer banco dominicano de desarrollo, el Intercontinental (BANINTER) su presidente y propietario, Ramón Buenaventura Báez Figueroa (Ramoncito) incoa ahora todo un amplio proceso penal y con el único propósito de que se determine todo lo relativo a una “demanda de investigación penal por lavado de activos con auditoría integral al proceso de liquidación administrativa del Banco Intercontinental”.

Evidentemente, el objetivo y aparte del resarcimiento moral del exbanquero, es el de que la nación descubra por sí misma, qué bancos, y qué banqueros, cuantos políticos y también medios de comunicación y periodistas, conspiraron junto al expresidente Mejía para quitarle el banco a Ramoncito, “pichón de dictador”, como le llamó Mejía en conversación tenida en su despacho con quien escribe.

En el fondo y cuando se ordenó la declaración oficial de quiebra de la institución financiera y en lo que tuvo mucho que ver el entonces gobernador del Banco Central José Lois Malkun, hablamos de marzo 2003, así como también los mayores ejecutivos del banco privado de origen santiagués que seguía al Intercontinental en rango y poder financiero, se trataba de la materialización de la venganza personal del presidente Mejía, quien le había dicho a Báez Figueroa  que le quitaría el banco y a lo que el banquero respondió  con una observación necia e impertinente, que ciertamente precipitó su caída: “A que te tumbo” y que cuando Mejía la escucho de la propia voz del exitoso banquero, le dio lo más parecido a un ataque de histeria y con frenesí y todo lo demás.

Paradójicamente, Baninter fue impulsado por otro presidente, Leonel Fernández, quien entregó el grave problema financiero que representó la quiebra de Bancomercio y lo que demuestra, que es muy cierto, que, en un país como este, nunca se debe pelear con quien esté como presidente de la República y por la sencilla razón, de que el riesgo que se corre es el de perder en todos los frentes que se tengan abiertos.

Gracias a Ramoncito y su equipo dirigencial, que manejaba el experto banquero Marcos Báez, Baninter, era un super banco de desarrollo, envidiado por todo el sector financiero y lógicamente, su dueño acaparó más poder político, institucional y económico de lo prudente. Pues se enajenó enemigos poderosos y quienes, al tener a su favor al mismo presidente del país, tenía que ser imposible que el gobierno o la Junta Monetaria conociera sus alegatos.

Además, la maquinaria mediática que se le había ido al cuello a Báez Figueroa, fue más diligente, osada y diestra que la del propio banquero caído en desgracia y quien empantanado en sus citas diarias con su “consejero de seguridad”, el dentista especialista en espionaje para hundir y difamar, Frank Cabral, quien todos los días le envenenaba su espíritu haciéndole ganar más enemigos y que sus leales, amigos o relacionados, prácticamente le salieran huyendo y al no soportar las intrigas del aprendiz de espía, le provocó y de manera amplia, que de buenas a primeras, aquel quien hacía poco era reconocido como el banquero de mentalidad desarrollista que más se había preocupado por crear empresas, industrias y generar nuevas en un afán de emprendedurismo que el mismo gobierno no podía llevarle el paso, era visto peor que a un apestado.

Consecuentemente y llegado el momento, fue imposible revertir la situación y la que también fue creada por un Mejía, que no permitió que el mismo Banco Central saliera en rescate del Baninter y lo que estaba en sus atribuciones y con la finalidad de no permitir que la economía colapsara y que fue el gran pecado de Mejía, pues a ese momento, Baninter ya estaba expuesto a una iliquidez sorpresiva, que, con un rescate aceptable, perfectamente que podía reponerse.

Pero Mejía y casi como un poseso, todos los días exigía el cierre del banco y “cárcel para Ramoncito”, de manera, que cuando en marzo de 2003 se decretó la quiebra y disolución, en principio, no menos de un millón de dominicanos -personas y negocios- dominicanos fueron arrastrados a la quiebra y la destrucción económica abarcó la destrucción y también quiebra y arrastrando pérdidas por más de 3 mil millones de dólares, que el presidente Mejía entendía y equivocadamente, que “los despojos” podía repartirlos entre la incompetente y avariciosa competencia bancaria que nunca aceptó de plano a Báez Figueroa como uno de los suyos.

Como contrapartida y días antes de la quiebra oficial, la competencia bancaria impulsó y por medio de un rumor tendencioso, que la mayor cantidad de ahorrantes y depositantes fuera por ventanilla a exigir sus dineros y al hacerlo masivamente, el Baninter quedaba herido de muerte y Ramoncito pasaba a manos de sus peores enemigos dentro de la misma banca.

Otro indicador fue, la reunión aquella de la cúpula empresarial y financiera, repartiéndose las principales carteras del Baninter y sin que nunca se comprobara que había experimentado quiebra alguna. Sí tenía iliquidez, pero era un asunto subsanable en menos de cinco años y como el presidente Mejía se cerró a banda y no permitió que se hiciera, toda la nación y los dominicanos en capacidad de producción, al final, más de cinco millones de ciudadanos fueron a la quiebra total y el daño perpetrado a la economía fue realmente crítico, aumentado luego por préstamos especiales para que el “comité de salvación” pagara “deudas” y de lo que más tarde resultó, que los “apoderados especiales” se encargaron de provocar la más formidable estafa y robo contra los activos  que a ese momento el  Baninter tenía y los dineros públicos que fueron facilitados para “cubrir a los depositantes y ahorrantes”.

Situación, que ahora Báez Figueroa quiere dilucidar y al comprobar, quienes realmente robaron y estafaron al Estado con el pretexto mencionado y que, al modo de ver de los entendidos, fue la segunda quiebra a la sombra de la “quiebra” de Baninter y en la que hay tanta gente, intereses y públicos como privados involucrados y responsables de una pérdida de más de diez mil millones de pesos, que hasta ahora se ha esfumado gracias a que está oculta dentro del monto de la supuesta quiebra bancaria.

El terrorífico escenario desestabilizador de la economía y creado por el entonces presidente de la República, generó, que 15 años luego, los contribuyentes terminaron por pagar la gigantesca deuda generada en préstamos internacionales que le acompañó.

Es por ello y sin pretender ser juez y tampoco abogado defensor o acusador, que entendemos, el que ahora Báez Figueroa busque su reivindicación moral y que toda la pus que el presidente Mejía esparció, salga a la luz y con la misma, los responsables directos del mayor robo que contra la República, todo un grupo de delincuentes de cuello blanco desató en su odio ciego contra el principal banco de desarrollo de la nación y de su presidente.

¿Se entiende entonces el por qué decimos, que 20 años después: Baninter parte dos? ¿Auditoría integral al proceso de liquidación que generó la cacería perpetrada por el entonces presidente Hipólito Mejía? Con Dios. (DAG) 27.10.2023

 

 

 

 

 

 

 

 

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