domingo, septiembre 1, 2024
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La misma cantaleta sobre diálogo entre políticos y que solo se entiende, por el inmoral mercado de oferta y demanda de lealtades y traiciones compartidas que usufructúan y particularmente desde el Consejo Económico y Social

Si de algo los dominicanos estamos curados en materia de la continua falsía y mentiras de nuestros políticos, es el profundo irrespeto que le tienen a la nación y a su ciudadanía y que es la razón principal del por qué la inmoral partidocracia y engañando a más no poder, logra cada tiempo y por la permisividad y mal cálculo de la gente, imponerse cada vez y con mas maña que fuerza sobre la ingenuidad, ignorancia y buena fe del dominicano.

Y es debido a semejante amasijo de contradicciones y muchas veces de esperanzas truncas por parte de tanta gente de la baja y pequeña burguesía desesperada por escalar socialmente, que las mafias políticas han podido enseñorearse en los últimos 61 años “de democracia” y al extremo, de que no hay dirigente o líder político en activo y de los últimos treinta años, que no dé muestras de riqueza personal imposible de justificar, como de afán de lucro más que desmesurado.

Ha sido pues y en base a semejante inversión de valores morales, que cuatro partidos políticos “grandes” y 22 de alquiler, han logrado establecer un tráfico tan deleznable de influencias, privilegios y favoritismo, que, a esta fecha, muestra su cara más repugnante en los más de 100 mil millones de pesos a valor de 30 años atrás, que entre gobiernos y partidos les han saqueado a los contribuyentes y con la complicidad abierta de la sociedad civil y una parte amplia de las fuerzas vivas.

De esta manera, semejante proceder y como arquetipo de lo que es una dura inversión de valores morales por parte de la clase dirigente e incluidos todos los grupos económicos y financieros, este país ha sido registrado como una de las naciones en las que su clase dirigente ha logrado convertirla en terreno fácil para la extorsión, el robo, la corrupción y cuanta forma fuera posible de ilícitos a gran escala.

¿Qué se ha producido?, el surgimiento de una nueva generación de políticos y clase media y de empresarios, totalmente maleados en la forma como en el fondo y todos, sabiendo que su única meta es la de enriquecerse ilícitamente desde el poder político gubernamental.

En ese ámbito, nada ha escapado en materia de instituciones y personas y que no haya sido penetrado por las formas más diversas y hasta creativas de corrupción política, social, empresarial, mediática y hasta religiosa y al extremo, de que quien es decente o luce de comportamiento honrado y honesto, automáticamente es segregado socialmente y para lo cual, los medios de comunicación y de información de masas pertenecientes a los barones mediáticos, son los viles ejecutores de semejante proceder.

Por eso y al darse esta situación tan descriptivamente inmoral a gran escala, nadie se extraña, de que quienes hayan sido presidentes de la República desde el 1966 hasta la fecha, haya que verles no solo como tartufos envilecedores de comportamiento absolutamente licencioso, sino que todos y nos referimos a los expresidentes, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, han sido los arquetipos de la corrupción desde el poder y lo que ahora es imposible ignorar con el destape cierto, que el nuevo gobierno de Luis Abinader (2020-2024) a impuesto en materia de indagatorias exhaustivas desde la Procuraduría General de la República y sus ramales en sus subprocuradurías y fiscalías.

Hasta ahora y por lo que parece, da la impresión de que la lucha contra la corrupción ya no tiene vuelta atrás y por primera vez se empieza a entender, que es en serio que la nueva generación política que representa el presidente Abinader, va por todas con miras de extirpar el cáncer que corroe la vida política, empresarial, mediática, religiosa y social de esta nación.

De darse entonces la circunstancias de procurarse una limpieza general en el orden moral que abarque a toda la sociedad, podría entenderse que de aquí a las elecciones del 2024 y definitivamente, se dará un antes y después en materia de corrupción como de corrección política y que de realmente suceder, la nación podría experimentar y de cara a sus nuevas generaciones, recuérdese, que de cada 100 dominicanos, 80 han nacido en los últimos 61 años, la verdadera revolución moral y que los espíritus y voces más independientes han reclamado durante todos estos años.

Desde luego y sin ser cínicos, bien se sabe que alguien debe beneficiarse de semejante accionar y nos referimos electoralmente, por lo que no hay por qué descartar que Abinader pudiera ser el mayor beneficiario de la cruzada moralizante que ha sido emprendida, pero no así su partido y menos, ciertos personajes del pasado político y empresarial y amoral más turbio de los últimos 26 años.

En consecuencia y de seguir la cruzada anti corrupción con el ímpetu y determinación que hasta ahora se ha mostrado, necesariamente que los miembros de la partidocracia serán los individuos que cargarán con el mayor peso y responsabilidad de las imputaciones que tengan que hacerse y como hasta ahora han ido surgiendo en materia de los dos últimos gobiernos de Danilo Medina y cuyo partido, con una cara dura abusiva, trata de negar que es una asociación de malhechores que fue al poder con el único afán e interés de crear una nueva clase media política, cuyos miembros y de alguna manera, lograran que pudiera retornar al poder en el 2024 y con la misma ambición y propósitos desmedidos de enriquecerse aún mucho más.

Lo más alucinante, es que para todos esos políticos corruptores y corruptos hasta la medula, el señalarles sus yerros e inconductas y para que las corrijan, viene siendo lo más parecido a una grave ofensa y lo mismo se aprecia entre los dueños y directores de medios de comunicación y de información de masas, conocidos como barones mediáticos y quienes a lo inmediato, pagan con el desprecio y el destierro de sus medios y de la atrapada opinión pública, a quienes nos atrevemos por reclamar decencia, integridad y honestidad en el ejercicio de la vida pública, sea esta política, social, económica, mediática o religiosa a quienes como sus actores principales, deberían corresponder el ser una muestra magnifica de ejemplos a seguir en materia de conducta y actitudes y políticas de valor moral, para una población ansiosa de referentes morales y políticas moralizantes pragmáticas y realistas.

Al plantear pues esta situación y viendo que ya hay voces políticas y no precisamente de las más limpias, tratando de volver a engañar y con aquello de que se requiere un nuevo diálogo nacional político, económico y social, que definitivamente haya que entender, que la decencia deberá de imponerse y por más, de ahora en adelante, de lo contrario, fracasaremos como el proyecto de nación que todavía los dominicanos somos.

Realidad dura que nos hace advertir, que de pronto, algunos políticos corruptos y de listos, empiezan con la misma cantaleta sobre diálogo entre políticos y que solo se entiende, por el inmoral mercado de oferta y demanda de lealtades y traiciones compartidas que usufructúan y particularmente desde el Consejo Económico y Social. (DAG)

 

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