Pocas veces se había visto que todo un país mostrara un rechazo tan elocuente a la formación de un nuevo gobierno, del que ahora se hace conciencia de que es hijo de un fraude electoral jamás supuesto y por medio del cual, el partido de gobierno, el PRM y su líder, el presidente Luis Abinader, lograron la reelección, no por mérito propio y sí por el uso abusivo y extremo de los recursos del Estado y a niveles más que escandalosos.
En consecuencia, ante el hecho de haber sido engañados y estafados por unas elecciones a las que en total no concurrió la significativa mayoría nacional que daría legalidad y legitimidad al nuevo gobierno para el periodo 2024-2028 y si se toma de referencia a la explosión de ira que ha empezado a descubrirse en las redes sociales y por lo que determinados sectores preparan una gran respuesta contestataria popular y ante develado desmontaje de los resultados electorales que no deja absolutamente a nadie indiferente ante el robo institucional perpetrado.
Parecería y por estas razones, que es imposible que el resto de la nación no caiga en cuenta de lo acontecido y por el cual, la colusión y complicidad de todos los poderes del Estado e incluido el electoral, han dejado estupefactos a ciudadanos, quienes con sus más y sus menos y aun sabiendo su incompetencia de administración, aun sí, al presidente Abinader, el grueso de la población le otorgaba el beneficio de la duda y aceptaba y aunque parezca contradictorio, no a regañadientes, sino entendiendo que por su inexperiencia de Estado, era hasta factible los errores de bulto que su administración ahora saliente había incurrido.
Sin embargo, no toda la culpa es solo responsabilidad de Abinader y sí la confirmación de mucha de su partido, cuyos capitostes y junto a los funcionarios popis, descalabraron y destruyeron los conceptos limpieza de conducta, probidad y honradez en el ejercicio de la función pública y de paso, abusaron de la confianza que les otorgó Abinader.
Por lo que se ha visto, es el “detalle” que no perdona la parte de la ciudadanía que se siente estafada por un gobierno y su presidente, a los que y de buena fe, prácticamente se les entregó un cheque en blanco para que trataran de hacer el mejor gobierno de la República. En cambio, y junto a ese abusador, tramposo y ladrón Poder Legislativo, donde la partidocracia y sus partidos se unieron al oficialismo en el vergonzoso plan de corrupción a gran escala y del que para colmos, el oficialismo no puede dar explicaciones sobre los cerca 40 mil millones de pesos tomados en cadena y de préstamos en el exterior.
Entonces y en vez de comportarse con humildad, Abinader y sus bandidos de escritorios, se muestran altaneros, arrogantes y más abusadores que nunca y entendiendo o haciendo entender, que ahora que creen o consideran que tienen la sartén por el mango, tienen la audacia y atrevimiento de sacarle la lengua a la República, interpretando a su modo la aplicación de la Carta Magna en materia de designación de funcionarios y lo que jurídicamente le está vedado a este gobierno en funciones y saliente el 16 de agosto.
Todavía más, abusando de su poder y convertido por su ambición desmedida en arbitrario, el presidente impone una ley antidemocrática y pró gobierno de fuerza, la 1-24, que, respaldada absolutamente por senadores y diputados, una camarilla de forajidos que desde sus curules han asaltado la institucionalidad y con la que sin hacer nada de violencia física, imponerle a la Nación una dictadura autoritaria encubierta y destructora de los derechos humanos.
Ante tanto atrevimiento y por la sucia y descarada compra de voluntades mediáticas que en conjunto han apoyado tanto latrocinio, la Nación y aparentemente, se encuentra hasta ahora sin manos, voluntad y sin el adecuado coraje para implementar la oposición sólida, que gobierno tan desalmado se merece.
Para más escarnio y como si todo lo anterior hubiese sido poco, ahora se ve como el mismo gobierno y partido lucen divididos entre Abinader y el forajido expresidente Hipólito Mejía, autor del desmadre vergonzoso de un terrible déficit presupuestario de 3,0000 millones de dólares en el 2003, al provocar la quiebra masiva del principal banco desarrollista, deuda que los contribuyentes pudimos terminar de pagar veinte años después y ahora con un descaro increíble, ese expresidente, que debió de haber sido sancionado, juzgado y condenado con cárcel, resulta que se entiende el poder tras el trono y exige que Abinader no le toque a los suyos en la composición del nuevo gobierno para el periodo 2024-2028.
¿Qué es lo que en verdad tenemos?, a toda una mafia política originada en el PRM, que como partidocracia se asoció al poder y cuyos dirigentes y miembros, a cambio de saquear impunemente al Estado, corromper al pleno de la Junta Central Electoral y maniatar a los principales dirigentes opositores, dos expresidentes de la República, llevaron a lo más parecido a una presentación escenográfica, por medio de la cual y por todos estos cuatro años, nadie se había dado cuenta de que la aparente lucha de intereses y de rencores entre Danilo Medina y Leonel Fernández, no era más que una pantomima con la finalidad de justificar el fraude electoral que el 18 de febrero y el 19 de mayo de este año, tanto el PRM como Abinader practicarían.
Solo véase cómo ha sido la reacción de los seguidores y correligionarios desde los partidos PLD y FP. Los morados que quieren un ejercicio critico que desplace a Danilo de la presidencia y mando de su partido, mientras los de la FP, no queriendo todavía entender, que el principal autor opositor del fraude perpetrado es un Leonel que tan taimado como una serpiente y en apariencias manso como paloma, fue y para decirlo de algún modo, la especie de autor intelectual de todo este desastre electoral e institucional con el que se entiende se inaugurará un nuevo periodo de gobierno autoritario.
A nuestro modo de ver los acontecimientos, creemos que cualquier día de estos y ni siquiera para la toma de posesión del nuevo gobierno, la República experimentará un estallido social de imprevisibles consecuencias y ante este terrible destape de inmoralidad institucional que todos los actores principales de la vil partidocracia han protagonizado y en aras de que la República y gracias al auxilio de los plenos de la JCE como de la Suprema Corte de Justicia, le sea impuesta una variable tiránica de una partidocracia ya despótica, abusadora como cruel.
De este modo, hemos llegado a la conclusión, de realmente experimentar y sentir miedo por un posible estallido popular, que frente a la conspiración y corrupción moral de todas las instituciones e incluida las tutelares de uniforme y que se han dado para que esta situación tan grave en lo institucional se presente, que haya que advertir, que de pronto, la República se ha quedado sin instituciones viables y de una dirigencia nacional creíble y honesta, que cuando una significativa mayoría nacional caiga en cuenta, sabrá Dios que escenario se presentará.
Viendo pues toda esta grave situación, creemos que Abinader debe ser honesto, dejarse de hacer la película de prenombramientos para un gobierno que aún no ha nacido y haciéndolo en uno en funciones que no tiene la autoridad para realizarlo.
Así se tiene, que entendemos, que lo racional fuera, que Abinader volviera sobre sus pasos, admitiera los errores colectivos incurridos junto a su partido y la partidocracia y se planteara un referéndum institucional con miras de que la ciudadanía, legitime su mandato nuevo o que en cambio le imponga un gobierno provisional que complete el periodo para el que debió de ser elegido libre y limpiamente y con miras de sanear institucionalmente el Estado que esta camarilla ha secuestrado.
De ahí que digamos y si se quiere evitar, no una poblada y sí una guerra civil, que el descubrimiento de una trampa y el desencanto de la nación y originado en un fraude electoral impensado, está llevando a la nación hacia una grave encerrona. Disculpen quienes se sientan ofendidos, pero es la verdad irrefutable que ahoga y hasta aterroriza. Con Dios. (DAG) 21.07.2024
