Ahora mismo y después de haberse retirado de la contienda electoral, el presidente saliente estadounidense Joe Biden, lo mejor que debería de hacer para completar el paso dado, es renunciar al cargo y por notoria incapacidad física y porque de hecho ya entregó las responsabilidades de su cargo.
Al mismo tiempo, es más que evidente, de que a diferencia de lo que determinados despistados creían, que tan pronto como la vicepresidenta Kamala Harris, como reemplazante en la candidatura presidencial el Partido Demócrata se encaminaría hacia una aplastante derrota, resulta, que por lo que se está viendo, no será así y mucho menos que la previsible nueva candidatura presidencial pudiera fracasar y aun cuando Kamala tuviese que entrar como presidenta en funciones si Biden renunciara de súbito .
Es, al contrario, Kamala Harris estadounidense de origen jamaiquino e hindú, a lo inmediato se le ha empezado a ver como una candidata potable y tanto, que las recaudaciones para su candidatura están batiendo cifras récords, mientras los principales centros demoscópicos, la dan con una diferencia entre dos, cuatro y nueve puntos contra el candidato presidencial republicano, Donald Trump, quien, con todo y la escenografía fallida de su intento de asesinato, no ha mejorado ni un ápice en las encuestas.
Y lo que quiere decir, que al menos por el momento, la base popular del republicano no es tan significativa como para suponer que pudiera arrasar en los comicios de noviembre, mientras que, contra todo pronóstico, la vicepresidenta Harris se encuentra en un nivel de aceptación de más de cinco puntos sobre el mejor puntaje de Biden.
Por lo tanto, lo prudente debería de ser y en particular para quienes sean jefes de Estado y de Gobierno o solo de gobierno, el guardar la cautela suficiente y no precipitarse en pretender ser oráculos y ofrecer “resultados” fuera de toda base y lógica.
¿Debido a qué factor hay que hacerlo?, porque el establishment estadounidense, es decir, su conglomerado militar e industrial, sus integrantes no actúan en base a la emoción y sí sobre resultados y porque también no ha habido presidente de EEUU que cuando llega por primera vez a su escritorio, no se encuentra con un dossier en su escritorio etiquetado con el número que le corresponde a su Administración y en donde está consignado qué es lo que puede o no hacer como presidente.
Si este detalle se entiende, se comprenderá, que, en principio, la política guerrerista y expansionista de Biden y con Kamala Harris, no cambiará en lo absoluto y mucho menos, cuando ya se está viendo y por informaciones provenientes de la Unión Europea, no solo que la próxima cumbre sobre Ucrania deberá de hacerse con la presencia de la Federación de Rusia, es decir, de su presidente Vladimir Putin y el acompañamiento del líder ucraniano y presidente de facto, Zelenski, sino que a la tarde ayer se conocieron las últimas declaraciones del ucraniano, diciendo que es probable que para diciembre próximo la guerra con Rusia haya terminado mediante un acuerdo de paz.
Para el momento que esta cumbre y el final de la guerra se presenten, lo más seguro es, que la vicepresidenta Harris haya sido elegida nueva presidenta estadounidense, salvo que ocurriera una situación fáctica y geoestratégica que obligue a un derrotero nuevo.
Sobre este particular habría que prestarle ahora mucha atención a lo que exprese el expresidente Barack Obama, quien, en vez de apoyar a Harris, había dicho que preferiría otro tipo de candidato que entendía más más ganancioso. Mientras tanto, los Clinton ya apoyan a la vicepresidente y magnates como Musk, que apoyan totalmente al Partido Demócrata, se han decantado por aceptar a la vicepresidenta, luego de los últimos acontecimientos que han rodeado la renuncia de Biden a la candidatura.
Respecto al candidato presidencial Donald Trump, la apreciación de este análisis político de Estado, es de que contra todo lo que se piense, a este día, no creemos ni lo vemos como un candidato presidencial ganador y aun cuando el fallido intento de asesinato se pudiera volver a reeditar y para provocarle una cadena de apoyos por lástima o pena.
Solo hay que ver el entendido atrevimiento de Trump de llamar a presidentes de otros países y advirtiéndoles que tan pronto gane las elecciones pondrá en cintura a medio mundo y que al actuar como si fuese el neo emperador del mundo, no solo que se ha adelantado a los acontecimientos, sino que se mostró con una agresividad y personalidad despótica y arbitraria que ya no cabe en el planeta y mucho menos en las relaciones entre países y gobiernos.
Trump y con ese accionar tan poco prudente, se adelantó más de lo sensato, creyendo que desde ya podría imponer su carácter y lo que en tiempos de un mundo multipolar en el que EEUU está perdiendo a cada momento un poco cada vez de su liderato unipolar, es una actitud que el grueso de la humanidad rechaza de plano.
Mientras tanto, desde Washington y a través del Comando Sur, se quiere implementar una especie de Plan Marshall de tardía política de recuperación económica post segunda guerra mundial que EEUU llevó a efecto en la devastada Europa ochenta años atrás y la que ahora no tiene razón alguna de ser y como un medio, de frenar potencias extra regionales y las alianzas económicas estratégicas de varios países del continente de habla latina con Rusia y China y también India y Sudáfrica y también con Irán y Corea del Norte y por lo que a estas alturas, es extremadamente difícil que Washington pudiera lograrlo.
Paralelamente y para un país como República Dominicana, donde la mayoría de sus habitantes y quienes hasta ahora son mentalmente vasallos de EEUU, parecería que con toda y la condición de su gobierno, de ser uno satélite de los intereses estadounidenses y lo otro, de EEUU tener cerca de tres millones de sus habitantes que son estadounidenses por naturalización y de origen dominicano, no podrá influir decisivamente para que la política dominicana no sea pro mundo multipolar y como hasta ahora se está viendo y comprobando.
Tampoco hay que suponer que el gobierno de Abinader y por haber aprovechado el sistema partidocrático, de que desde el Estado se financien los partidos políticos y que es una herramienta muy cómoda para cualquier gobierno y mucho más si es reeleccionista, que de ese modo y como ocurriera, efectuara un fraude descomunal en los resultados electorales recién pasados, se plegará a lo que quiera Washington y el primero en saberlo es el presidente Abinader, quien no en balde se arriesgó a ir a Suiza y participar en la primera cumbre para imponer el final de la guerra en Ucrania.
Abinader comenzó su gobierno en el 2020 y ahora saliente, más proyanquista que cualquier otro presidente y tanto, que con gran desprecio se cerró en banda contra la dinámica de las relaciones con China Popular, pero cuando EEUU impuso lo de la pandemia con miras de reducir a la población mundial y viendo que ni con dinero en efectivo los laboratorios estadounidenses le proveerían a tiempo lotes de vacunas, debió morderse la lengua y aceptar la gran y oportuna ayuda china y la que a tiempo entregó millones de vacunas sin esperar que el Estado Dominicano hiciera los pagos de lugar y que es una situación que no debe ni puede olvidar.
¿Tendría de extraño que expresemos, que, si la política de Estado fuera por lo que cada uno quisiera, nunca habría resultados realmente favorables para una mayoría, salvo si una parte utiliza los recursos del Estado y la otra, lo de los empresarios y ni así hay sosiego? Con Dios. (DAG) 24.07.2024
