Es increíble, que después de 58 años continuos a partir del 1966, que ininterrumpidamente nuestro ejercicio democrático, todavía en muchos aspectos pálido, tiene de vigencia gracias a las elecciones que hemos tenido, aun tres generaciones de dominicanos no hayamos aprendido a ser cívicamente responsables y firmes constitucionalistas que respetamos el estado de derecho.
Cómo resultado de semejante deficiencia formativa hija de la tiranía de facto que han impuesto partidos y organizaciones políticas, como partidocracia conculcadora de la libertad de escogencia ciudadana y en complicidad con casi todos los medios de comunicación y de información de masas controlados por los barones mediáticos, exponentes del alto empresariado dueño del mercado atrapado y artífices de la corrupción reinante y todos, los verdaderos “herederos” del trujillato (1930-1961).
Los dominicanos no hayamos querido rebelarnos de semejante yugo opresor y mediante la noble actuación, de exigir nuestros derechos y enfrentar a quienes quieran arrebatarnos nuestras libertades y debido a semejante anomalía institucional alimentada por el ánimo corruptor que vive dentro de los ciudadanos y como esclavos del estado de necesidad, que haya resultado, que los gobiernos que hemos tenido desde el año 2000 y hasta la fecha, todos han sido una muestra deleznable de apandillamiento vil de la clase política y para hacer de cada gobierno, uno autoritario y en el que la voluntad de quien sea presidente de la República se impone por encima de cualquier otra voluntad.
Semejante anomalía inconstitucional, ha generado la grave distorsión de presidentes autoritarios y favorecidos por el veneno mediático del culto a su personalidad y en base a esta, generar una aparente democracia casi castrense en la que todos los poderes del Estado se resumen en uno solo: El Poder Ejecutivo.
Pero en este aspecto, si grave es que todos los dominicanos que pasan de 18 años somos culpables y responsables de semejante perversión del ejercicio del poder unipersonal y partidocrático, se da la situación y que ahora se agravó en este año y de cara al próximo cuatrienio 2024-2028, que se supone será inaugurado el viernes 16.
La situación es tan delicada, que basta por mencionar las siguientes dos puntualizaciones e hijas de un gigantesco fraude electoral por el cual, el PRM y su líder, el presidente Abinader, descalabraron el orden constitucional en materia de libertad de escogencia de los ciudadanos, al impedir que la voluntad popular más genuina se viera representada en las urnas.
¿La primera?, esa violación abusiva y descarada por parte de Abinader, de que quince días antes de entregar el poder, esté nombrando funcionarios públicos para un gobierno nuevo que aún no comienza y lo que en buen derecho es una violación constitucional abusiva, que tipifica, lo que, para un gobierno sin base legal y legítima, será el nuevo que está en perspectiva y que es la razón por la cual el 80 por ciento de las candidaturas son hijas del fraude electoral ya realizado.
¿Y segundo? La abusiva como descarada pretensión del presidente Abinader ,de querer imponer una reforma constitucional absolutamente innecesaria, salvo por su interés de cerrarle el paso a cualquier otro dominicano, que habiendo sido presidente de la República, la Carta Magna le prohíba postularse para el 2028 y como candado para que Abinader tenga la vía libre para él continuar en el cargo o colocar un favorito y él quedar como caudillo en ciernes, de hecho cómo dictador, para los próximos tres periodos hasta el año 2040.
A más escarnio, no se acata el artículo constitucional 124, que tipifica que el Poder Ejecutivo se elige por cuatro años y teniendo una sola oportunidad de reelegirse para el periodo siguiente. Lo que significa, que sobre este aspecto, no es necesario ninguna reforma de este, más lo otro, del artículo 272, que habla, que, si se quiere modificar el 124, deberá de hacerse un referendo aprobatorio y lo que, por lo visto, la nueva reforma que se intenta no lo toma en cuenta.
Tal perversidad inconstitucional, ha generado y como decíamos ayer en nuestra cuenta en X, que ahora, “lo que importa es que haya oposición y fuerte y en momentos que los medios no están haciendo su trabajo de fortalecer la disidencia política y la que es más que necesaria ante un nuevo gobierno autoritario y represivo y amparado en la atentatoria ley contra los derechos ciudadanos, 1-24.
También hay que tener presente, que, si Abinader se ha erigido en un presidente autoritario, se debe a la cobardía de muchos ciudadanos convertidos en amanuenses a la sombra del poder y a que el 90 por ciento de la universalidad de los mass media de este país e incluidos los de internet y sus redes sociales y los lupanares mediáticos, todos se encuentran bajo las nóminas oficiales de publicidad y propaganda.
Lamentablemente, todo esto ocurre por la terrible deserción de responsabilidades constitucionales que practican nuestros senadores y diputados, quienes no se consideran de la República y si pertenecientes y guardando lealtades a sus respectivos partidos y fuerzas políticas y las que todas, se encuentran a su vez bajo la influencia y dominio del Poder Ejecutivo.
En consecuencia y cuando esta realidad se comprueba, es más que evidente, que si los dominicanos no le exigimos a estos legisladores, que fueron señalados para que llegaron a sus curules y con las excepciones de no más de seis, que sí ganaron sus elecciones respectivas y ahí los casos de los senadores electos, Félix Bautista y Omar Fernández, quienes de hecho, se han convertido en los objetivos a derribar por parte de un PRM que quiere el poder absoluto y emulando a Abinader, que como dijimos ayer, pretende imponer en base a su mayoría parlamentaria, el posible juicio político contra el presidente de la Suprema Corte de Justicia y del Poder Judicial, magistrado Luis Henry Mejía Peña y para que dé una vez y por todas los tres poderes del Estado queden bajo el puño del presidente autoritario.
Los legisladores pues, deben saber que la nación estará pendiente de sus decisiones, de si respaldarán o no la propuesta de reforma constitucional y para reforzar la oposición popular a la misma y ese día se deberá rodear la sede del Congreso Nacional y para evitar que la partidocracia se robe la Constitución.
De ahí que recordemos, que los senadores y diputados y como Asamblea Nacional Revisora, no le deben lealtad al presidente Abinader y sí a la República. Por lo tanto, constitucionalmente tienen libre albedrío respecto a decidir sobre cualquier reforma constitucional que se les presente. Con Dios. (DAG) 12.08.2024
