Con el pretexto de que hay que impulsar “la economía circular”, el gobierno de la Unión Europea está tratando de que muchos países del tercer mundo o de economía emergente como República Dominicana, entren en el mismo para compra de residuos para “impulsar la economía circular y garantizar que las exportaciones de residuos no contaminen”.
En Bruselas, lo que en realidad se quiere, es tener países-depósitos que “a módico precio” accedan a ser parte del comercio formal que mueve 180 millones de residuos por año y originados solo en la península europea, que produce cada año 2,000 toneladas.
Con ese propósito, una delegación de burócratas se ha movilizado y tanto a Haití como a República Dominicana. En el occidente de la isla, su gobierno, presidido por un burócrata del Banco Mundial, parecería que está en el predicamento de abrir puertas, mientras que, conociendo la debilidad del gobierno dominicano por hacer negocios, ya se está preparando una propuesta “tentadora” para que funcionarios busca negocios se puedan sentir atraídos e inicien una de tráfico de influencias y hasta lograr que el presidente Luis Abinader acceda al requerimiento.
Para hacer atractiva la oferta, se especifica, que “Los residuos pueden comercializarse entre países. Esto ocurre con distintos fines, entre ellos: el tratamiento de residuos (incluida la valorización de las materias primas contenidas en los residuos); su eliminación”.
Por lo que hemos conocido, “Cada año, el conjunto de la actividad económica y los hogares de la UE genera más de 2 000 millones de toneladas de residuos, lo que equivale a 4,8 toneladas de residuos per cápita —aproximadamente el peso de un elefante africano—.
“Aunque la mayor parte de los residuos generados en la UE se trata dentro de cada país, se transportan grandes cantidades a otros países. Se exportan alrededor de 32,7 millones de toneladas (lo que representa un aumento del 75 % desde 2004), mientras que dentro de la UE se comercializan 70 millones de toneladas” y de ahí la oferta que ya anda circulando es despachos oficiales tanto de Puerto Príncipe como de Santo Domingo de Guzmán.
En la capital de Bélgica, se conoce que “si no se regula y se controla, el comercio de residuos puede ser perjudicial para el medio ambiente y la salud de las personas.
“Esto se acentúa cuando los residuos contienen sustancias peligrosas y pueden contaminar la tierra y el mar y provocar efectos medioambientales desastrosos. Los residuos plásticos, por ejemplo, no suelen ser biodegradables y permanecen en el medio ambiente durante mucho tiempo”.
Solo traemos el tema para que en el gobierno de Abinader entiendan, que si no todos, muchos sectores nacionales están al tanto de lo que aquellos burócratas de la UE quieren y para lo que en materia de privilegios y canonjías hay millones de euros “dispuestos a abrir puertas”. Con Dios. Ver: https://www.consilium.europa.eu/es/policies/waste-trade/ (DAG-OJO)
