Comprendemos que el presidente Luis Abinader se entienda en el derecho natural de hacer que los medios de comunicación y de información de masas, difundan todo cuanto él entiende su verdad y lo que, por supuesto quiera escuchar, mientras desde el exterior llega una de periodistas y medios invitados por su aparato de propaganda y quienes latinoamericanos, al fin y al cabo, se encuentran adiestrados en eso de saber estar “donde el capitán los vea”.
Por lo tanto, no hay que sentir desagrado alguno ante una situación que los dominicanos y en particular sus medios y periodistas, comunicadores, opinantes y su “fuerza paralela” de redactores en las redes sociales, donde la mayoría de sus lupanares mediáticos responden a Abinader y con un fervor digno de las mejores causas.
Sin embargo, aun así y pretendiendo tener y practicar una mente abierta, tampoco es que, si por critica fuera, hubiese que dañar el espíritu festivo y de comunicación manipulada que desde ayer ha empezado a notarse y el que aumenta con la versión extrema de medios y periodistas extranjeros supuestamente independientes, pero azarosamente dependientes de los regalos y dineros y pagos de estadía que se les ofrecen y que se benefician.
Al fin y al cabo, el periodismo en sentido general lleva treinta años dentro de un proceso degradador tan poco profesional, que unido a la manipulación constante respecto a lo que deben o no escuchar o ver los ciudadanos, estos y en líneas generales, ya nos hemos dado cuenta de que prácticamente y por la corrupción reinante, nuestro periodismo no es información y sí solo un antro de perversa propaganda, que eso sí, violenta los limites más elementales de lo que deontológicamente el buen periodismo enseña.
Consecuentemente y a un día de la toma de posesión y de un gobierno, que no se olvide que no tiene un origen verdaderamente legal y legitimo y por el terrible hecho que nace de unos resultados electorales fraudulentos, todos tenemos que entender, que en la práctica y para salvar responsabilidades y lo importante, de que en el gobierno no nos crean idiotas, que deberemos conformarnos de que en estos dos días a partir de hoy la propaganda oficial llegará a unos limites tan extremos, que poco podría faltar para que el culto a la personalidad presidencial, se le olvide, que ponderar a un individuo, no es precisamente la mejor de las iniciativas y peor, cuando se trata de un nuevo periodo presidencial cuyo beneficiario no se destaca precisamente por su escrupulosidad.
Hoy lo que vemos, es el inicio de un presidente Abinader de aparente demócrata dueño del poder absoluto a un autócrata confeso y quien, de acuerdo con las circunstancias y a su plan de gobierno, se comportará todo lo autoritario que las circunstancias y la cobardía de tantos le faciliten.
De hacérsele alguna petición, tal vez podría ser aquella de que recuerde que es humano y que por lo tanto tiene todas las debilidades que las personas tenemos y mucho más de aquellas, que sabiendo que se vive entre corrupción e impunidad, harán de todo para granjearse el favor del nuevo semidios y no lo decimos de mala fe y sí conociendo, que, entre nosotros, mientras más sumiso y gentil se sea, un presidente arrogante siempre atenderá y dispensará apoyos.
En este plano, la experiencia nos dice, que es posible, que al momento que Abinader sienta que todo el mundo se postra a sus pies, no tenga limite alguno para considerarse una versión moderna de un presidente-benefactor y no porque quiera prodigarse a más, sino porque será el punto débil de quienes considerándose súbditos, serán capaces de hacer más de lo que les pidiese y contar de complacerle y ahí nuestro gran temor.
Y por eso entendemos, que, si los pocos periodistas y medios que existimos al margen del poder, no hacemos todo lo posible para crear una opinión firme de contrapesos y sin ofender y menos amenazar, como a diario hacen casi todos los medios y periodistas tradicionales, el sistema político y de gobierno tendrá un fuerte retroceso, que sabe Dios hacia donde nos llevaría.
Solo hay que ver como los medios de la prensa mercancía no publican aquello que pudiera ofender a la “primera persona” y como demandan de los ejecutivos a cargo del aparato de propaganda y su ramal publicitario oficial, que sean testigos de lo bien que ellos trabajan a favor de la versión oficial más cercana a todo cuanto ocurra.
Lo que decididamente es peligroso hasta para el mismo proceso de gobernabilidad. Sobre este particular, también hay que ver el peligroso sesgo de desprecio a lo institucional que las autoridades provisionales del gobierno haitiano muestran hacia todo cuanto ocurra o se decida en este país y que tiene explicación, en el peligroso detalle, de que parecería que en Puerto Príncipe es verdad que entienden que Abinader trabaja para la burguesía haitiana enquistada en su régimen y lo que a Haití le beneficiaría si aquí el resto de la nación nos hacemos sordos y mudos a todo cuanto de ataques a nuestra nacionalidad e idiosincrasia “los queridos vecinos” que viven entre nosotros quisieran aplicar y desde el momento que noten, que Abinader tiene todo su gobierno atado de pies y manos para que no enturbien las relaciones entre los dos pueblos.
Nuestro pálpito, es que vemos una nota más que ominosa en los relativo a la ascensión del nuevo gobierno, uno de origen no auténticamente por votación popular y sí por la colocación de parte del presupuesto oficial para comprar la libertad de escogencia de tantos electores sometido al esclavista estado de necesidad.
Pero, en fin, vamos hacia adelante y las horas y días por venir nos harán ver si nuestras aprehensiones tienen asidero y si Abinader, en vez de ser presidente de origen popular, se nos convierte en un dictador cuyos pies se asientan en bayonetas y en el poder pervertidor del dinero del Estado.
Consideramos, pues, razones más que poderosas y para decir: Se está partiendo de una seudo realidad idílica artificial y mediática a otra y dura y crispante de lo que es la realidad viva del día a día. Con Dios. (DAG) 15.08.2024
