Acorralado por las circunstancias, el gobierno se vio obligado a eliminar de su proyecto de reforma, el acápite contentivo de la desaparición institucional del ministerio público y como el mejor mecanismo para instalar su iniciativa de tomar por asalto al Poder Judicial con el pretexto de una mentirosa reforma constitucional.
De haberlo logrado, al presidente Luis Abinader no le habría quedado nada significativo que le impidiera imponer una reforma constitucional dirigida a apuntalarlo como un gobernante autócrata con poderes dictatoriales y como los que propugna la nociva ley 1-24, que en sí y en lo administrativo es el atentado más grosero que el pasado gobierno y su continuidad que se inicia hoy para el periodo 2024-2028, hubiese querido y para afectar las libertades públicas.
El traspiés, no significa que Abinader vaya a abandonar su propuesta totalitaria, sino que dejándola para un tiempo mejor y más adelante, como por ejemplo pudiera ser, el crear una disputa artificial con el gobierno haitiano y que le diera pretexto para un amáraco de guerra que entretuviera a todo el mundo, imponerla subrepticiamente y gracias al apoyo $venturoso$ de su devoto como rastrero sector mediático y en donde su herramienta principal en los lupanares en las redes sociales, acaba de invitar a los fastos de su toma de posesión.
La República en realidad, se encuentra en una fuerte encrucijada. Abinader quiere ser y porque no le basta, ser presidente gracias al mayor fraude efectuado contra los resultados electorales de febrero y mayo pasados, sino que al mismo tiempo y para su plan “privado” de terminar en el 2028 como hacedor de presidentes que le ayuden a imponer su neocaudillaje al muy estilo califato árabe y en base a una nueva dinastía familiar plutocrática.
En este sentido y siendo un dominicano de origen árabe -libanes- se observa y ante los ojos de los pocos que se dan cuenta de lo que trama, que dentro de estos cuatro años, él pueda abandonar la presidencia de la República, dejarla solo como jefatura de gobierno en base a elecciones propias, mientras él asumirá la jefatura del Estado, tal como si en los hechos fuera una especie o se considerara como un rey y que en un país de tanta gente mentalmente dependiente por la corrupción desde el poder y el estado de necesidad, no habría porqué dudar que no pudiera alcanzarlo.
De ahí, que, contra jacha y machete, Abinader quiere imponer la prohibición de por vida a que todo expresidente de de la República pueda postularse en el 2028 y que, de lograrlo, cercenaría de raíz y cabeza los derechos políticos y cívicos de los expresidentes Danilo Medina y Leonel Fernández, quienes ahora, de aliados a ocultas para que ganara su supuesta reelección, han pasado a la categoría de los más duros enemigos políticos a vencer.
Al analizar esta probabilidad tan ominosa, habría que entender que el nuevo gobierno que se inaugura hoy, su misión básica y primordial, es la de fortalecer el culto a la personalidad de Abinader, el debilitamiento de la estructura democrática del Estado, el control absoluto de los medios de comunicación y las redes sociales e imponer el pensamiento único y para lo cual, ya existe la perspectiva de un presupuesto superior a los diez mil millones de pesos para el primer año del nuevo gobierno y para imponer el control absoluto de medios de comunicación e información de masas, periodistas, comunicadores, opinantes y los lupanares en las redes sociales, donde la degradación moral es el pan nuestro de cada día.
Cuando el pueblo “bueno, noble y trabajador” se dé cuenta de la grave amenaza que se cierne sobre la gobernabilidad que ahora y de necios e idiotas muchos dominicanos creen que tienen y en el momento que los organismos internacionales pongan el grito en el cielo, ante la dictadura silenciosa que le ha sido impuesta, entonces se verá en toda su brutalidad, el gran engaño que se nos ha venido encima.
Desde luego, Abinader no es que sea congénitamente malo, sino que, acostumbrado ya a los elogios desmesurados hacia su persona, ha terminado por marcar el norte de sus criterios y juicios y su sentido común y por lo que hace rato que su gobierno ha empezado a dar muestras de dictadura en ciernes.
Naturalmente, podríamos estar equivocados quienes así piensan, pero cuando se observa como el paso de Abinader y el PRM por la administración pública, esta ha sido desarticulada de plano y que más de 200 mil millones de pesos han desaparecido de manos de la corrupción gubernamental y lo que se comprueba en los sainetes de juicios contra la corrupción que el ministerio público está llevando y debido a lo cual, jueces responsables han tenido que eximir de culpas a los imputados y simplemente porque las acusaciones no tenían peso legal y administrativo correctos, se tiene que concluir que Abinader no ha dejado nada a la improvisación y por lo que entendemos y como lo hemos dicho antes, que la figura del presidente-benefactor, será la que se impondrá a media mañana cunado se suba el telón del Teatro Nacional donde tendrá su gran performance y en donde abiertamente y contra viento y marea, tratará de imponer su reforma constitucional.
Como se ha visto, ayer se anunció y desde la cocina palaciega en la que se originan los “guisos” de los desaciertos o “desazurdos” jurídicos e institucionales más notorios y que lo es la consultoría jurídica palaciega, que en lo de la reforma constitucional el gobierno desistiría en lo relativo a apoderarse de la estructura del ministerio público central.
Esa famosa consultoría, tan lista para las tratativas con Hacienda respecto a “resolver” las deudas del Estado por expropiaciones abusivas de terrenos sin el pago del justo precio y no obstante que su cabeza sabe poner una cara de póker cuando quiere algo que no quisiera que Abinader cayera en cuenta, en estos cuatro años, ha sido el más peligroso nicho que funciona como un rodillo de muerte para reclamantes y sus honras.
Pero Abinader “no sabe nada” y por eso nuestro joven y arrojado presidente sabe hacerse el loco y en consecuencia, no debe existir extrañeza en la forma tan atrevida de cómo ha manejado su administración, por un lado, como gobierno plutocrático con socios ricos haitianos y por el otro, como impulsor de la corrupción desde el poder, desmantelando prácticamente las instituciones y como ha ocurrido en la dirección de pasaportes y tantas otras que anda manga por hombro.
Ahora bien y aun con tantos peros, como dominicanos, no podemos sustraernos al pensamiento romántico de desearle suerte y buena administración y rogar a Dios porque enmiende sus errores y dejarse de creer intocable o casi semidios.
Es mucho lo que tiene que corregir y aunque no lo crea, ya todas las miradas inquisitorias están puestas en su persona y para comenzar, de parte de estos que con gran obsequiosidad han sido invitados a su instalación de gobierno supuestamente “constitucional, legal y legítimo”.
Eso sí, el resto, “el pueblo” y en particular la perjudicada clase media, sus miembros cometerían un error gravísimo y si dejan que Abinader de nuevo los engañe y en sus propias caras, se burle a mandíbula batiente y básicamente por medio de ese Poder Legislativo dependiente del suyo propio.
Así llegamos al principio del final y con esta sola observación y pregunta: Toma y daca solo, o ¿trampa bien montada? Con Dios. (DAG) 16.08.2024
