Sabíamos que desde Washington y como buitres al acecho de muertos, estaban pendientes a la evolución del nuevo gobierno del presidente Luis Abinader, pero desconocíamos que el interés era ya de precipitar determinados acontecimientos “predictivos”, que en algún momento y al primer desliz pudieran propiciar hasta su derrocamiento.
Lo que recién ha ocurrido con una inusual demanda de un militar retirado estadounidense, guillándose de benefactor de pobres haitianos desde la ONG que él y su mujer -ambos de origen haitiano-tienen domiciliada en la ciudad de Santiago, de golpe nos hace ver, que ya la rueda de molino para ajustar cuentas con el gobierno de Abinader ha empezado a girar y no de una forma de la que se pudiera decir, que a su momento sería salvable cualquier anormalidad que pudiera generarse.
Sin embargo, he aquí que un impertinente como grosero extranjero de la reserva del ejército estadounidense, molesto porque un militar dominicano de servicio en la frontera y a la altura de la ciudad de Dajabón le llamara la atención y un alto, porque el individuo estaba violando la franja fronteriza para presentarse sin documentación alguna en la población haitiana más cercana a Dajabón, no solo que reaccionó con la prepotencia habitual entre los afro estadounidenses más radicales y este más por sus raíces haitianas, sino que agredió y hasta se fue a los puños e insultando al militar dominicano, quien estaba y actuaba allí en cumplimiento a las leyes vigentes.
Al ir a conciliación en el tribunal y fiscalía asignados para dilucidar el inconveniente, el retirado extranjero se dio cuenta de que su pretensión en cuanto a que se castigue al militar dominicano por haberle “irrespetado” no prosperaría y por la simple razón, de que este irrespetuoso no tenía razón.
Entonces y de ligero, consultó con un abogado y de esos que constantemente vende su alma al mismo demonio e incoó un principio de demanda y por una suma de 40 millones de pesos y contra nada menos que al Estado, vía el Ejército y la dirección de Migración.
Es decir, una simple disputa o malentendido entre uno que quiere cruzar la frontera sin tener la documentación correcta y otro -autoridad- que le conmina a no hacerlo y porque viola la ley y que es una situación harto recurrente en la franja fronteriza, este extranjero pretende utilizarlo como un esquema de presión, que por lo que indagamos, solo responde a intereses de estadounidenses de origen haitiano en Florida, Nueva York y Canadá, quienes financian todo cuanto pudiera significar un brote de insatisfacción y animosidad entre los habitantes naturales de los dos países limítrofes.
Paralelamente, desde Washington y vía alarma de cierto escritorio de su embajada en la capital dominicana, se hizo llegar la ocurrencia y la que, por altos motivos políticos, ahora se quiere utilizar de caballo de Troya para empezar a “jalarle la soga” a Abinader, quien, y si no le presta atención a este caso, veremos cómo se convertirá en el espolón de una especie de granada fragmentaria que pudiera desestabilizar al gobierno nacional.
A todo esto y que es lo más lamentable, entre determinados serviles en este país, quienes a la mínima ocasión quieren que los yanquis los vean como sus sirvientes o amanuenses y como son los casos de ciertos periódicos escritos, periodistas, comunicadores e influenciadores en las redes, han empezado a escandalizar con el asunto y en base a grandes titulares, tratar de ver como logran acorralar al gobierno y también a Abinader y con el oculto interés de que este les aumente sus contratos publicitarios.
Tan bochornosa situación tomó de sorpresa a una atrapada opinión pública, que en principio enmudeció y la que se alarmó sobre manera al ver con que arrogancia el sargento retirado estadounidense se comportaba y al presentarse a la instancia judicial en la que fuera convocado a conciliación, vestido con su uniforme de cuando estaba en activo y pretendiendo actuar como un descarado y abusador sargento estadounidense, negro y haitiano por demás y con grandes perjuicios y resentimientos contra los dominicanos.
Lo correcto debió de haber sido que al individuo la instancia judicial no debió escucharle al ver que vestido de militar pretendía coaccionar y ejercer presión indebida contra la autoridad judicial de que se trataba y mucho menos siendo ahora un civil que vive de los dineros que a su ONG le aportan estadounidenses de origen haitiano de Miami y Nueva York y uno que otro en Ottawa.
Para colmos, la mujer de este retirado se encontraba se las afueras de la sede judicial con un cartelón reconviniendo a los dominicanos y con mucha prepotencia haciendo ver que actuaba en función de un esquema de presión nada oculto y con miras de ridiculizar y por en apuros a las autoridades del lugar, que se “habían atrevido contra un veterano estadounidense”.
Lo primero que hay que advertir, es que, con el espectáculo montado, este matrimonio envió un mensaje directo a los indocumentados haitianos, de que ellos pueden hacer lo mismo y rebelarse dentro del orden legal contra la autoridad dominicana y propiciando una serie de demandas continuas en solidaridad.
Y si a lo anterior le agregamos la presión que en Washington están haciendo los estadounidenses de origen haitiano que apoyan al insolente militar retirado y a lo que en el mismo Departamento de Estado no se es ajeno, no hay que ser adivino para entender, que algo peor se maquina en ciertos escritorios en la capital gringa y que tienen que ver con asuntos dominicanos y cuyos incumbentes están locos por crear las condiciones “objetivas” para que Haití cope a República Dominicana y a partir de ahí hacer de las dos Repúblicas una sola, pero como nuevo estado de la Unión Americana.
Mientras tanto, nuestro consejo sería que nadie aquí debería de hacerse el desatendido con este asunto y menos el gobierno y mucho menos Abinader, ya que la demanda que se persigue es también un globo de ensayo que oculta una acción de alta política en la que la geopolítica es la pieza principal y a mayor presión, cuando para los yanquis, el gobierno de Abinader es algo así como “uno de forajidos y delincuentes del narcotráfico, tráfico de dinero y lavado de activos a gran escala” y al que ven como uno natimuerto, es decir, un “proyecto o situación que se da por fallido antes de comenzar”.
En consecuencia, los mass media criollos no deben darle espacio a lo de esta demanda y por ser un accionar político desestabilizador y los vecinos del que va a demandar, deben hacerle piquetes continuos frente a su domicilio y hacerle ver, no solo que no tiene razón ni derecho, sino que, como el peor enemigo, hay que acosarle hasta que salga del territorio nacional y a su ONG, su permiso de operación le sea cancelado.
Pues con este anuncio, lo que se pretende y que esto no se olvide, es alzar a ignorantes haitianos indocumentados a que por cualquier cosa se irriten y se subleven contra la soberanía nacional y ahora con demandas continuas ante los tribunales.
De ahí que enfaticemos, respecto a que una inusual demanda dirigida a generar un factor de desestabilización política y social que eventualmente podría impulsar la caída de un gobierno natimuerto como este de Abinader, es lo que de sorpresa se nos presenta. Ojo pues. (DAG) 23.08.2024
