En un país cuyas estadísticas registran que no menos del 20 por ciento de su población es gay, resulta un contrasentido que determinados maledicentes formulen precisiones grotescas, porque algunas personas pudieran tener practicas normales de lesbianismo, traiciones sexuales (cuernos) gay o bisexuales y como parte de su derecho natural a ejercer sus prácticas amatorias privadas entre adultos y las que no comportan delito alguno.
De suyo, tal inclinación tan malsana por meterse en los asuntos privados de otros y aun cuando no lo parezca, de entrada, provoca un rechazo general a quienes se “especializan en semejante menesteres” y que no aporta nada positivo a las relaciones entre adultos.
Por eso, semejante comportamiento comunicacional de esos lupanares mediáticos debe ser una practica que debe cesar, pues como se está viendo, los maledicentes que se ocupan de esa aberrante desviación comunicativa, lo único que al final se ganan, es el rechazo de la gente decente y mucho más, cuando se conoce, que las prácticas privadas que intentan denunciar, ellos mismos son parte del nicho de vulgaridad y orgia en el que se refocilan y al ello ser algo grosero.
Ahora bien, que en las redes sociales exista el descontrol de los lupanares mediáticos, no quiere ni debe significar, que determinados hipócritas y mojigatos y sobre todo gente perversa y que, porque tienen poder político, entiendan que la deben emprender contra todo el sistema de prensa, información y opinión y amenazando con una abusiva ley mordaza y la que absurdamente es alentada por una parte de los mismos directores de medios que la quieren imponer, ellos mismos una cueva de degenerados sexuales de marca mayor.
A ver si el equilibrio y la madurez emocional se imponen. Total, algunos de los que abogan por el proyecto de ley y esto hay que recalcarlo, son enfermos sexuales de larga data y de prácticas aberrantes mucho peores. (OJO-jj)
