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El turismo todo incluido es lo peor que le puede pasar a una economía y por eso el 70 por ciento de sus ganancias nunca llegan al Estado

Desde que a mediados de los años ochenta, la cadena española Barceló abrió un centro vacacional o resort en la zona este dominicana y como expresión de tres objetivos cardinales para las cinco grandes cadenas turísticas españolas, Meliá, NH, Barceló, Riú e Iberostar, a ese momento, se desconocía que todo enmascaraba la unión de intereses no tan santos de la cadena hotelera de la que se trate, la línea aérea que la acompañaba de aliada y la alianza delincuencial con el ministerio de turismo correspondiente.

El fenómeno era un mismo molde replicado en los cinco continentes e ideado con el solo propósito de impulsar el turismo y la hotelería española y convirtiendo áreas específicas de países enteros, como guetos  en los que los turistas, generalmente de clase media baja, eran alojados tal como si esos centros vacacionales fueran novedosos campos de concentración en los cuales, los visitantes no tienen ningún tipo de interacción con los habitantes de los países en los que esos centros hoteleros operan.

Al mismo tiempo y en paralelo, se incentivaba la existencia de un turismo sexual y también de drogas y se partía de cuajo, toda posibilidad de que el comercio local pudiera interactuar con los visitantes, al tiempo que a los ciudadanos del país se les prohibía hacer uso del litoral de 60 metros y sus playas, que como propiedad del Estado eran y por ley, de paso y uso libre para los dominicanos.

Semejante mercado turístico ha ocasionado una pérdida neta de más del 75 % para los negocios locales, casi 5 mil millones de dólares y en el caso dominicano también ha sido el patrocinador de la entrada ilegal de más de cien mil haitianos ilegales, que copan en el sector turístico los empleos directos e indirectos que les corresponden a los dominicanos.

Por ejemplo, el impacto negativo en la economía dominicana tiene que ver con el gran desperdicio de alimentos, destrucción del ecosistema, consumo desorbitado de litros de agua, pues mientras el dominicano consume 140 litros, cada hotel todo incluido implica un consumo de 300 litros y que es la razón de que los acueductos municipales deben darle prioridad al consumo de agua hotelero y no a la población y por lo tanto la gran escasez que los acueductos locales experimentan. Mientras en paralelo, tampoco pagan como debería de ser la factura eléctrica.

Se está hablando y que lo recuerda muy bien un detallado reporte de la página digital el orden mundial y con la firma de Jara Monter y publicado el pasado día 5, la que desnuda de cuerpo entero la parte negativa de ese turismo enclaustrado de masas y describiendo muy bien el proceso de aislamiento económico que experimentan los turistas y que su gasto “en vez de repartirse entre la población local, se queda en manos de las compañías hoteleras extranjeras”.

El proceso es el siguiente: El potencial turista, sondea en su país el hotel que quiere y en el país que quisiera visitar y vía las agencias turísticas de ventas de pasaje y de paquetes turísticos y estas, al ser parte del tinglado societario operativo que también implica su asociación con una línea aérea e igual española, resulta que las ganancias y a lo absoluto, quedan en manos del centro hotelero y las que nacen, en los ramales arriba mencionados.

Y encima, como en República Dominicana las empresas turísticas no pagan impuestos y por el supuesto compromiso de solo emplear mano de obra dominicana y que en este país ha sido eliminado por una mano de obra haitiana que acepta salarios esclavistas, viene a ser, que el llamado “turismo dominicano” no es más que una soberbia estafa de ámbito gansteril y patrocinada por el Estado y vía el gobierno actual del presidente Luis Abinader, cuyo ministro de turismo, un señor de apellido Collado que a su vez es empleado de la principal familia inversionista en el sector, la Vicini, garantiza que los beneficios del turismo solo vayan a parar al reducido grupo de inversionistas locales aparte  de Vicini, Rainieri y otros grupos nuevos provenientes desde EEUU.

Los que por cierto y en gran mayoría, invierten dineros a los que se les achaca lavado de activos o como en el grupo Punta Cana, cuyo capital base provino de los sindicatos de obreros estadounidenses la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales, comúnmente llamada AFL-CIO, que es la mayor central obrera de los Estados Unidos y Canadá. Formada en 1955 por la fusión de AFL y CIO y marginalmente con una cuota de dinero público originado en connotadas figuras militares y políticas y en muchos aspectos, no de origen legal y sí de lavado de activos.

Como si todo lo anterior no fuera un amplio aspecto negativo que perjudica la economía dominicana, agréguese, que los hoteleros españoles se quedan con todas las ganancias en pesos dominicanos, en dólares y en euros, lo que significa, que a esta economía esas monedas no entran a las reservas del Banco Central.

Otro beneficio “marginal” que esos hoteleros y como operadores turísticos tienen, es que como en este país la corrupción política es de una presencia aplastante en el gobierno y en el resto de la economía, los hoteleros tienen control de cerca de un ejército de 5 mil policías que están a sus órdenes y no y como debería de ser de la línea de mando, con lo que, de hecho, ese sector turístico, se ha convertido en una especie de estado dentro del Estado.

Respecto a las prácticas de corrupción, las mismas abarcan a editores, directores de medios y periodistas, a los que se les ofrece “un todo incluido” sin costo alguno y que los beneficiarios compensan con reportajes publicitarios de cada hotel o centro turístico donde son alojados, más silencio sobre cualquier irregularidad que sean estos autores y lo que obliga, a que se solicite, que el gobierno haga y en principio, que el Poder Legislativo reduzca los beneficios exorbitantes de ese turismo todo incluido, imponga el estado de derecho y el respeto absoluto al libre tránsito ciudadano en las áreas públicas fuera de cada hotel y que la ley de incentivo turístico solo sea para las inversiones nuevas y primeras, no para las viejas inversiones con mas de treinta años y continuando recibiéndolas Con Dios. (DAG) 18.08.2025

última actualización: 11:08 am.

 

 

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