Pero al mismo tiempo hay otro resultado y nada esquemático y que demuestra, que la partidocracia, o sea el sistema partidario de este país, compuesto por 4 partidos “grandes” y 27 de alquiler, experimentó en los dos torneos electorales un fracaso absoluto y que se equipara al hecho, de que ningún partido y tanto oficialista u opositor, NINGUNO jugó un aceptable papel en materia de captación de votos.
Mientras y por esos resultados, se puede concluir que la abstención fue el verdadero ganador de dos comicios en los que el partidarismo fracasó al completo. Para avalarlo, veamos cifras:
Elecciones 2020 con un techo electoral de 7 millones 529 mil 932 electores y un nivel de abstención del 44.71 % y en la que el partido oficial y sin sus aliados las “ganó”, obteniendo, el PRM: 1 millón 998 mil 407 votos para un 48.70 % de los votos emitidos.
Elecciones 2024 con un techo electoral de 8 millones 105 mil 151 electores y un nivel de abstención de 63.05 % y en la que el partido oficial y sin sus aliados las «ganó», obteniendo 2 millones 113 mil 100 para un 48.41 % de los votos emitidos.
Esas cifras dicen claramente, que los ganadores y al conformar gobierno, este podría cuestionársele su legalidad y rotundamente negarle legitimidad y por la sencilla razón, de que la población electoral que no votó, fue aplastantemente mayoritaria, pues para la primera consulta no votaron el 51.28 % del electorado y para la segunda consulta, el 51.59 %
Sin embargo a las futuras elecciones del 2028, lo que ahora mismo las variables indagadas nos dicen, que es probable que el nivel de abstención (voto en blanco) sea mayor y que rotundamente el PRM y aliados y por el rechazo actual de cerca de un rechazo del 40 % y subiendo si incluimos a toda la partidocracia, experimentaría un fracaso total y si no surge una situación favorable que le ayudara a remontar en las expectativas.
Así mismo, las mismas variables nos dicen, que los dos principales partidos opositores: PLD y FP y por las contradicciones y divisiones que les acompañan y el choque que producen sus lideratos maltrechos, no que precisamente pudiera decirse, que a este día estuvieran en posiciones gananciales. Más bien habría que hablar, que a ellos dos y el del gobierno, la abstención los volverá a derrotar.
Entonces. ¿Qué fuerza política o mejor dicho, social, será determinante para darle un vuelco a la segura derrota de la partidocracia y sin dejar de observar que las simpatías por el voto de izquierda o progresista, tampoco será nada determinante?
Si se quiere ser honesto, todo dependerá del resultado final sobre el grave vacío de liderazgo de poder que confronta la nación y debido al descrédito generalizado y de un aparato político totalmente amoral y viciado absolutamente dentro de un ejercicio de corrupción a gran escala, que ha llegado al nivel, de que para la gente común, todos los partidos y sus lideres, todos, son lo más parecidos a un grupo de pillos y malandrines.
El presidente Luis Abinader, es evidente que carece de la autoridad moral para ganarse la confianza de las mayorías y no es menos cierto, que la imagen de su gobierno da un traspiés detrás del otro y con su peor estigma, que ha retrocedido el nivel y calidad de vida óptimos que tenía la nación para el 2019 y que ya le está pasando factura.
Del lado de los tres expresidentes -dos opositores formales y uno, su gran adversario interno- lo que se observa, es que los dos primeros, uno resentido y el otro taimado y ambos odiándose cordialmente, al no querer darse cuenta de que su tiempo se les está pasando, uno, solo tiene interés en defenderse pregonando su gestión de gobierno, mientras el otro, lucha a brazo partido para imponerse así mismo, en tanto sus seguidores le ven como una especie de redivivo neocaudillo, que a la desesperada quiere ganarse la confianza amplia de la ciudadanía y para lograr llegar como candidato presidencial a las elecciones del 2028 y teniendo de especie de seguro de vida, a su hijo senador de cuarenta y tantos años, quien ganó su curul por los votos prestados de los demás partidos y muy específicamente del PRM.
No se olvide, que el tercer expresidente, ese, se la está buscando como una garza encima de un toro bravo y para tratar de imponer en la convención partidaria, a su hija, alcaldesa fracasada en el Distrito Nacional y que de no lograrlo, veremos cómo se le irá al cuello a Abinader y hará lo imposible para que el PRM pierda los comicios del 2028.
¿Puntos de coincidencias de los tres expresidentes y de sus partidos? Qué hasta ahora no tienen candidatos generacionalmente nuevos y por el grave hecho, de que los que podrían ser encasillados como tales, la mayoría cojean en lo relativo a ser prisioneros y motores de la corrupción política existente.
Creado el vacío de liderazgo generacional, se corre el peligro de que individuos improvisados y disfrazados de influenciadores en las redes sociales y aprovechando la ignorancia de un pueblo que solo se lleva de imágenes y que es susceptible a todo cuanto sea corrupción personal y perversidad y amoralidad de costumbres y en base a subsidios, prebendas y canonjías, prostitución, drogas y lavado de activos, estos aparecidos pudieran alzarse con el santo y la limosna.
Quedando entonces una opción terrible de dos cabezas de las que no se puede entender cuál sería la peor: UN gobierno de origen castrense o un gobierno encabezado por un demagogo, salvo que Abinader, quien por su sola posición y cargo domina la vida política, sepa recomponerse y reestructurar una fuerza política reciclada, que hasta ahora, parecería que su camino propio está fundamentado en más de 100 mil millones de pesos tirados desde el 2020 como confetis desde su aparato de propaganda y a favor de sus conmilitones mediáticos.
Por supuesto, aun no somos pesimistas del todo y respecto a la evolución que llevará la política y su ramal partidocrático en este país, pero y si recordamos que nunca la noche es más oscura que cuando va a amanecer, que creemos que dé alguna forma se saldrá a camino. Al fin y al cabo, las clases no se suicidan.
Entre tanto, sería importante que todos prestemos atención a lo siguiente: Que debido a los altos niveles de abstención, tanto para las elecciones del 2020 como para las del 2024, Abinader nunca llegó al 50.1 % y lo que significa, que real y técnicamente sus gobiernos son ilegales e ilegítimos. Es decir, sin representatividad. Y si este indicador se repite para el 2028, que la voluntad divina nos agarre confesados. Con Dios. (DAG) 07.09.2025
última actualización: 12:58 pm.
