Es más que comprensible, que si el presidente llega a su despacho y de improviso allí le estalla un escándalo de la dimensión del SENASA, en donde un sistema de corrupción asociado entre políticos e intereses médicos, farmacéuticos y de especialistas de traumatología y anestesistas y sin que su director, el médico Santiago Hazim pudiera eludir su responsabilidad personal y que implica más de 100 mil millones de pesos de los contribuyentes, saqueados durante cinco años, que entonces Abinader esté lo suficientemente incómodo y como para entender que los mismos suyos -los de su entorno- le han traicionado.
Por eso, es hasta lógico, que el mandatario se las vea y se las desea y dada la realidad, de que por lo visto, no hay día que sus subalternos y entre funcionarios de la sociedad civil y del PRM no hagan otra de las suyas y por lo que cada día el descrédito gubernamental es mayor.
De ese modo, generando lo más delicado, que ya los ciudadanos se encuentran hastiados y asqueados de cada escándalo gubernamental, que para remate, nadie comprueba que sus responsables han sido sometidos a la acción de la justicia, salvo el amáraco continuo en el también desacreditado ministerio público, donde con una cara dura increíble, sus responsables se “esmeran” cada día porque se les entienda que son cómplices de tanto cohecho, prevaricación, robo y extorsión desde el poder.
Tampoco se puede ignorar, que la ciudadanía, que al principio se mostró desconcertada por el saqueo “institucional” perpetrado por las 28 fortunas más grandes de esta economía y desde el Consejo Nacional de Competitividad y con ese delirio que allí tienen de hacer quebrar toda institución que sea productiva y para después justificar que los millonarios las adquieran a precio de chilata o de vaca muerta y como se ha estado haciendo con esa barbaridad que ha ocurrido en el sistema eléctrico y ni hablar en Punta Catalina, la que de milagro, los empresarios desalmados que la controlan, no han acabado de destruirla, mientras sí y con la sumisión o complicidad de Abinader la han convertido en un desastre de magnitud tal, que de 100 circuitos eléctricos, si 20 están funcionando es mucho, mientras la población es víctima de una ola de apagones que ha retrotraído a la nación a tiempos que se creían superados.
Porque lo otro que indigna, es que si los técnicos del gobierno anterior le dejaron a Abinader una hoja de ruta para que adelantándose a las proyecciones de crecimiento, impulsara la construcción de más plantas eléctricas y no se abandonara el mantenimiento del sistema, de esto nada se hizo y peor, que en vez de hacerlo, el mequetrefe primero que Abinader instaló en Energía y Minas, lo que hizo fue cancelar al personal técnico de primera línea y sustituirlo por una partida de indeseables e incapaces del PRM y hasta destruir el sistema de generación de energía al completo.
Abinader y que es hasta entendible, por eso se le nota y hablando en criollo, “juío” y porque no tiene respuestas ante el tremendo desbarajuste institucional que sus funcionarios han cometido y por lo que todos vimos en Nueva York, cuando fue a la asamblea general de la ONU, viajó en secreto y regresó en secreto y el país cogiendo candela por las cuatro esquinas.
¿Qué trajo de la sede de la ONU?, absolutamente nada y para remate, con un discurso de palabras vacías, mientras su aparato de propaganda hacía lo que mejor sabe hacer: Maquillar sus declaraciones y en un país donde nadie cree en las palabras de Abinader y mucho menos de sus funcionarios, pero eso sí, dando miles de millones de pesos a los dueños de los medios de comunicación tradicionales y abarcando ya, no menos del 20 por ciento de los medios en las libertinas redes sociales.
Y lo que sucede, porque es evidente que el gobierno se quiere auto engañar y como una manera temeraria de ganar tiempo y que justamente es la situación que más nos preocupa y dada la realidad, de que el gobierno está perdiendo credibilidad y por eso está desesperado en su carrera contra el reloj, con tantos medios, periodistas y comunicadores prostituidos.
A todo esto, la llamada “oposición”, que no es tal, sino dos expresidentes conspirando entre sí para ver quien destruye al otro, mientras de refilón, hay un tercero, que descalabró al gobierno en el periodo 2000-2004, llevando la economía a una quiebra bancaria múltiple y la que provocó una deuda de más de 4 mil millones de dólares, que para más escarnio, los empresarios y banqueros en Competitividad le cayeron como a la conga a los bancos siniestrados y como aves de rapiña, quedándose con los despojos y afectando seriamente a sus clientes.
Ahora, ese expresidente que priva en bocón y le gusta que se le entienda que es un matón, controla la mitad del gobierno y siendo el coautor nefasto, del desastre de administración que ya se tiene y de la que nadie sabe cómo salir, mientras el gobierno y en su audacia asesina, empobrece a más a toda la República. Para colmos, la represión publicitaria oficial contra los medios críticos no cesa y poco falta que la policía política que Abinader dejara que Faride estableciera desde el ministerio de Interior, ordene que se les aprese y se le cierren sus medios.
Entonces y ante todo este desastre, ¿se entiende el por qué decimos, que no queremos ofender? pero ¿por qué el presidente Luis Abinader está dando la desagradable impresión, de que le huye a la ciudadanía? Fue y vino de Nueva York y nadie supo cómo viajó y eso no es normal. Con Dios. (DAG) 27.09.2025
última actualización: 04:31 pm.