Definitivamente el periodismo criollo y su apéndice en las redes sociales denominados lupanares mediáticos, se están pasando de la raya en materia de incursionar atrevidamente en la vida privada de las personas.
Recién se descubre y por medio de una filmación oculta, la relación íntima entre dos ciudadanos del mismo sexo. Uno diputado y el otro prostituto sexual y en un hotel. Es decir, una reunión entre adultos y en cuatro paredes y para que la fílmica, que fuera tomada como evidencia para denigrar y en los peores términos al diputado Bray Vargas, quien como cualquier persona tiene derecho a disfrutar su goce intimo en materia sexual.
Ya anteriormente había ocurrido con altos funcionarios públicos a nivel del gabinete presidencial y por lo que se está viendo, parecería, que para determinados medios y periodistas amarillistas no existen limites ni frenos morales y legales de ninguna especie.
Esta mañana, decíamos en nuestra cuenta en X, que “el hecho de que un diputado sea gay y haya sido víctima de la trampa de un prostituto, no le da derecho a nadie y menos en las redes sociales, a lanzar un vergonzoso ataque contra su persona y dejándose a un lado, que es uno de los cinco mejores legisladores del Congreso en materia de cumplimiento, trabajo y servicio público. Elementos sin autoridad moral en las redes sociales, han vuelto a caer en el error y abuso, de atacar a un funcionario público por sus prácticas sexuales privadas. Ese abuso hay que paralo en seco.”
Lo chocante, es que el 70 % de los medios, periodistas y comunicadores en las redes sociales tienen tanto o más gustos sexuales que los del funcionario vilipendiado y aun así, entre ellos mismos se callan sus defectos y debilidades, igual entre medios tradicionales, sus directores, periodistas o comunicadores y lo que solo demuestra que la perversidad y crueldad de algunos no tiene frenos.
Consecuentemente, exigimos que tan deleznable mala práctica cese y que se respete los gustos, preferencias o debilidades sexuales y como quiera llamárselas, de ciudadanos en su derecho legitimo y natural al ejercicio de sus vidas privadas. El amarillismo en los medios de comunicación y de información de masas ya debe terminar y antes de que ocurra una desgracia que provoque el lamento hipócrita de muchos.
De ahí que digamos, que las redes sociales vuelven al ataque contra el derecho ciudadano a su vida privada y arremeten contra un diputado al que tildan de gay y como si el serlo fuera un delito (DAG-OJO) 03.10.2025 -nacionales-