InicioPor el Ojo de la CerraduraNo solo es que su ego no sacia su sed de poder...

No solo es que su ego no sacia su sed de poder absoluto, sino que Trump ya aprendió a matar y en consecuencia y como ángel de la muerte, anda de cacería por el mundo. Hamas por un lado, Venezuela por el otro o el narcotráfico de pretexto final

Cuando el pueblo de una nación desata su frustración imponiendo un político de presidente y como ángel vengador contra todos y todo que entiende que sus años de imperio unipolar se encuentran a término, es muy difícil que la mayoría de los políticos y comentaristas caigan en cuenta de que se trata de un fenómeno de frustración generalizada, que solo un demagogo en capacidad de no tener límites, sin duda que podría hacer.

Justamente lo que está ocurriendo en EEUU y desde que hace ocho meses y pico, el empresario mediático y agente inmobiliario, Donal Trump, llegó al poder y por encima de una sentencia que le declaró y acusó como delincuente, pero a quien la mayoría de los votantes favorecieron ampliamente.

A partir de ese hecho, realmente fortuito, aunque hasta pudiera parecer predestinado por lo del aparente” intento de asesinato” que ocurriera a pocos días de las elecciones, el resto del mundo y por primera vez en ochenta años se encuentra en vías de estar patas arriba y en esta ocasión, motorizado por una maquinaria continua de muerte que este presidente no le ha importado desatar para afianzar su poder y con el pretexto de “devolverle la gloria a América”.

Ya tiene totalmente doblegados a los países europeos conocidos por la propaganda, como parte “de Occidente”, en tanto a los europeos del este los tiene casi en sus garras, mientras incentiva el conflicto bélico que EEUU desató en el 2014 al derrocar al presidente ucraniano de entonces y lo que a su vez provocó, que en febrero de 2022, Rusia invadiera a Ucrania, al entender que sus intereses vitales ya se encontraban en peligro absoluto.

Ucrania y gracias a la política de Biden, se convirtió en una especie de estado libre asociado de EEUU y por eso el hijo mayor del presidente Biden, dirigía los más de 50 laboratorios de armas químicas y bacteriológicas que se encontraban esparcidos por ese país eslavo y que tienen el propósito de doblegar al resto del mundo a como dé lugar.

Con todo y ese interés, Biden no pudo evitar que Rusia reclamara su espacio dando respuesta bélica a la agresión estadounidense del golpe de estado de 2014 y que ocurriera, porque Washington entendía que era hora de ampliar su papel interventor a través de la OTAN, romper con la promesa hecha a Rusia a la caída de la Unión Soviética de que la OTAN no crearía bases militares en torno al gran territorio ruso y como en efecto y paulatinamente lo ha estado haciendo constantemente.

Sin embargo, en Rusia ocurrió un hecho inédito y de una transformación interna radical de su clase gobernante y con el nacimiento hace veinte y cinco años de un nuevo mundo geopolítico encabezado y guiado por el ex agente del espionaje soviético Vladimir Putin, quien se había convertido en la mano derecha del inestable presidente Yeltsin.

Al Yeltsin renunciar y señalar a Putin como su sucesor, a Occidente el cambio le tomó de sorpresa y tanto, que cuando sus gobernantes quisieron darse cuenta, Putin se encontraba bien posicionado y ganando unas elecciones que le catapultaron al gran poder geoestratégico y desarrollista, que con su dirección, ha hecho de la Federación de Rusia, un inmenso país de más fuerza y poderío que la antigua Unión Soviética.

Y es a partir de esta realidad, con la que Trump y desde hace ocho meses se ha encontrado, más la otra y decisiva del nacimiento de los países BRICS y el destape de tanto Rusia como China popular como las cabezas de la contraparte multipolar, que ya tiene en jaque al casi extinguido mundo unipolar que EEUU controlaba desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora y para Trump, son ochenta años que pesan y como no encuentra formula para debilitarlos, es evidente que para su segundo mandato ha decidido desarrollar una fuerte política belicista, que sin importarle violentar el ordenamiento mundial, entiende que de esa manera podría imponerse.

Realmente y por lo que se está viendo, el quererlo le será difícil y lograrlo a peor. ¿Resultado?, a la mala Trump quiere imponerse y aunque no lo parezca no encuentra la vía correcta para lograrlo.

Por eso, entonces se lanza a imponer a lo interno una política militar de persecución policiaca dentro de su propio país y con el pretexto de acabar con la inmigración ilegal, fundamentalmente la llamada “latina”; en tanto con un empeño que debería utilizar para mejores políticas e intenciones, se le va al cuello de los gobernadores del Partido Demócrata e invadiendo militarmente sus respectivos estados y principales ciudades y con el pretexto de imponer el orden legal.

Pero la iniciativa le ha salido dura y mucho más, con el miedo que ha inculcado a tantos estadounidenses de trata de imponerse como dictador y generar un gobierno de fuerza…y que ya está provocando el nacimiento de una fuerte resistencia social.

En el interin, se inventa una guerra contra el narcotráfico tomando de pretexto a Venezuela, de la que ya es público que su gobierno pretende invadir militarmente y derrocar su gobierno y como el mejor desvío de atención respecto a su esquema de ataque contra Rusia y China y también a la India.

Lo que obliga a advertir, que parecería, que su guerra “privada” contra Venezuela y la militarización absoluta  de todo el Caribe Central hasta su parte sur y por su empeño de impedir “el envenenamiento de estadounidenses» por medio del contrabando de drogas, entonces Trump ha desatado los demonios internos, pues su país, no es solo que cuyo pueblo es el mayor consumidor de drogas de todo el planeta, sino que tiene el primer cartel del narcotráfico a nivel de financiamiento y capitalización del mismo y que es público que se encuentra, en ese cartel tan particular de la banca estadounidense y la que procesa cada año no menos de 500 mil millones de dólares que entran a la economía subterránea. Y que Trump entiende que debería financiar sus guerras y para no tocar los dineros de los contribuyentes estadounidenses.

¿Cuál ha sido el resultado inmediato de esa militarización de un Mar Caribe, cuyas rutas de navegación nunca habían sido afectadas?, que Trump ha impuesto una política de estado de sitio en las aguas caribeñas e impidiendo que el comercio fluya normalmente y que pretendiendo cazar narcos, ya se ha llevado de encuentro cuatro lanchas con presumibles cargamentos de drogas y 21 asesinatos de sus tripulantes de acuerdo con la clasificación al respecto sobre aguas internacionales.

Y al mismo tiempo generando un resultado no deseado, de una casi abierta oposición interna: empresarial, ciudadana y hasta militar, que por lo que se está viendo no va de buen talante hacia las políticas guerreristas de Trump.

Ayer advertíamos en un comentario al margen en nuestra sección nacionales y que ahora creemos oportuno recordar, “que es evidente que la guerra que Trump pretende contra supuestos carteles de drogas del Caribe, en realidad, esconde su guerra particular contra el cartel financiero estadounidense que acapara los 500 mil millones de dólares de ingresos por el narcotráfico y de lo que entiende que el Estado no se beneficia más ampliamente”.

Entendemos, que si los lectores ahondan en ese criterio sobre las implicaciones del cartel financiero estadounidense de drogas, se podría empezar a entender, que este presidente y al abrirse tantos frentes a la vez, pero el decisivo del disidente interno, terminará por no tener el suficiente espacio para saber maniobrar…y salir ileso. Ya se habla de apelar a la enmienda 25 y para sacarlo del poder.

Concluimos con este análisis político de Estado y solo diciendo, que no solo es que su ego no sacia su sed de poder absoluto, sino que Trump ya aprendió a matar y en consecuencia y como ángel de la muerte, anda de cacería por el mundo. Hamas por un lado, Venezuela por el otro o el narcotráfico de pretexto final. Con Dios. (DAG) 04.10.2025

 

 

 

 

 

 

 

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