Quién podía imaginar, que el día llegaría, que EEUU tendría de presidente a un señor condenado como delincuente y cuyo rasgo más notorio es la mentira, la desinformación y el desplante y lo más grave, el irrespeto absoluto hacia quienes al igual que él son presidentes de sus respectivos países y otros lideres mundiales de marcado respeto y orden moral.
Ni que decir, que su agresiva actitud tan irrespetuosa, hija de su temperamento volátil y su grosera prepotencia, casi automáticamente ha divido al mundo entre más anti que pró Trump y al extremo, de que prácticamente no hay gobernante que se respete, que no quisiera visitarle en su oficina oval.
La impresión que se tiene es que este presidente, parecería que entiende que él se encuentra en el centro de su desaparecido reality show televisivo, en donde a él le importaba un comino ridiculizar a quien tuviera de interlocutor, pero lo más grave, dando ya muestras imposibles de no atender su senilidad precoz.
Incluso el criterio se refuerza, si se repasa lo dicho por una sobrina suya con doctorado en psicología clínica, Mary, a quien describe del siguiente modo: «Es un sociópata que sufre de trastorno narcisista de la personalidad, así como una discapacidad de aprendizaje no diagnosticada desde hace mucho tiempo».
Visto entonces todo su quehacer en perspectiva, ocho meses después de haber llegado al poder, el presidente de los EEUU se ha colocado como un gobernante nada confiable a nadie.
En su país y actuando dictatorialmente, vuelca la milicia contra estados y ciudades cuyos mandatarios no aceptan su constante como agresiva política intervencionista en sus asuntos internos, en tanto a la población migratoria extranjera y la mayoría no regularizada, ha decidido convertirla en su caballo de batalla en su absurda pretensión de sacar de su nación al inmigrante extranjero que entiende ilegal: política demencial que automáticamente ha convertido a su patria en un abusivo terreno de batalla contra los derechos humanos e integridad de esas personas y afectando a 25 millones de inmigrantes y peor para EEUU, malquistándolo con todas las naciones originarias de esa inmigración.
Al mismo tiempo y lo que habla de su debilidad moral personal, desde el primer día de su mandato, se ocupó y junto a sus asesores, en blindarse económicamente aprovechando las criptomonedas y al grado, de que en menos de ocho meses, los expertos hablan o afirman, de que ya es dueño o beneficiario directo de un entorno familiar financiero de cerca tres mil millones de dólares solo en criptomonedas, mientras en otros países y a través de algunos de sus hijos, ha desatado un entramado de inversiones inmobiliarias, aprovechando su condición de presidente y lo que le descalifica en materia de comportamiento moral y por el uso del posicionamiento de poder que ostenta para enriquecerse ilícitamente.
A todo esto y si hubiese que hablar de escala de daños y como si fuera una especie de agente vendedor de conglomerados económicos y financieros y tanto de su país como muchos otros europeos, asiáticos y árabes, obliga a empresas e inversionistas estadounidenses a que dejen de operar en otros países, so pena de erradicarles de EEUU y exigiéndoles que desmanteles sus activos y empresas y los coloque en su nación.
Es decir y hablando en criollo, Trump tiene a todo el mundo al salto de la pulga y como ejerce chantaje moral contra los senadores y representantes (diputados) demócratas, entienden que en base al uso del terror, tiene dominados a sus adversarios políticos y en lo que está extremadamente equivocado.
De ahí que funcionarios suyos como su fiscal general se comporta agresiva e indecentemente en vistas públicas en el Congreso, su secretario de Estado entiende que es un ariete el que tiene en sus manos para dominar a otros países y sus gobiernos, mientras a las naciones y gobiernos vasallos y para decirlo descriptivamente, les viola y tal como un macho agresivo lo hace contra una hembra en celo…o contra otro macho débil de carácter y de piernas.
En definitiva, Trump y su gobierno, se ha convertido en una especie de peligro público universal, se pasa por los forros de sus pantalones a otros gobernantes y en particular a los mediocres burócratas europeos que controlan la UE, toma zonas del globo terráqueo a las que convierte en objetivo de guerra y de atrevido, bloquea rutas internacionales de navegación e imponiendo una política de estado de sitio en el Mar Caribe, donde las naciones que lo comparten, ahora resulta que sus propios barcos mercantes no tienen libertad para surcar sus aguas, so pena de ser bombardeados por barcos de guerra estadounidenses enviados allí, para supuestamente, enfrentar una “lucha contra las drogas que matan a mi pueblo”, afirmación que da risa, cuando se recuerda, que el pueblo estadounidense es el mayor consumidor de drogas del planeta y parte de su banca, el mayor cartel financiador del narcotráfico.
Sorpresa sí que ha sido, ver como el aparato militar, seguridad y de guerra estadounidense se le ha plegado a lo absoluto y tanto, que poco falta para que se entienda, que Trump quisiera imponerse como lo más parecido a un dictador del mundo o en su lugar, algo más pequeño como un tirano regional que se ceba contra las naciones caribeñas.
De hecho y poco a poco, está llevando a los países que se sienten agredidos y en particular los latinoamericanos, a entender, que Trump y EEUU son sus enemigos y por lo tanto que están obligados a defenderse y si no quieren sucumbir.
Naturalmente, en caso de que Trump desate la guerra a gran escala como soporte a su accionar geopolítico tan agresivo como abusivo, no hay que dudar, que cuando el primero de los países latinoamericanos sea agredido por las políticas bélicas de Trump, de manera casi espontanea, comprobará como millones de latinoamericanos en su misma nación se colocarán en pie de resistencia civil y actuando como el enemigo interno e irreconciliable que ningún gobernante estadounidense con sentido común querría para sí….pero Trump no es una persona cuerda y sí un insolente arquetipo de bribón de pacotilla dispuesto a encender el mundo por sus cuatro costados y es que nos está llevando a todos a una grave situación de lucha por la supervivencia, de esa, que ante lo inevitable, habría que enfrentar y si es necesario, hasta morir.
Solo en países y gobiernos limpiasacos, es que gobernantes mercaderes políticos, podrían sentirse a gusto con el discurso inflamable y desatado, de un Trump, que descaradamente dice: «Hemos lanzado una campaña histórica para recuperar nuestra nación de las pandillas y los criminales callejeros, delincuentes reincidentes violentos, inmigrantes ilegales que infringen la ley, extremistas domésticos y carteles salvajes y sedientos de sangre» y como pretexto para justificar su absurdo asesinato colectivo de personas en “narcolanchas como un vagón de metro cargado de drogas y que cada cargamento podría haber matado a 25.000 estadounidenses”.
Evidentemente que se están viviendo tiempos difíciles con este mandatario estadounidense de origen alemán y de comportamiento nada decente, quien para imponerse cada día, obligatoriamente hay que verle como el mentiroso de Trump en estado puro y al que el Estado profundo debe ya de parar y si se quiere detener una conflagración que destruirá a los mismos EEUU. Gracias al Señor que no obtuvo el Nóbel de la Paz, que con tanto frenesí quería. Con Dios. (DAG) 10.10.2025
última actualización: 01:18 pm
