Una de dos, o Abinader no aprendió nada de economía política en la universidad en la que se graduó o como administrador de empresas es un fracaso a lo absoluto y lo que debe decirse, viendo el terrible desastre financiero y económico que ha llevado a una economía dominicana, que antes de él llegar fraudulentamente al poder, era una de amplio sesgo desarrollista y propio de una nación con economía emergente.
No vamos a tirarle en cara el asombroso endeudamiento galopante que sus desastrosas políticas han provocado, tampoco la “hiper inflación” que ha impuesto a nivel de una empleomanía pública con más de 700 mil personas en una abultada nómina pública difícil de entender y menos, cuando el Estado y hasta la mitad del 2020, se manejaba con cerca de 200 mil empleados públicos.
Tampoco criticaremos que la nómina de pensionados del Estado no llegaba a 200 mil personas y con un promedio de 35 a 50 mil pesos y lo que atribuimos a la falta de experiencia administrativa de Estado y ahora él ha desarticulado al completo con pensiones para individuos de su partido que nunca han trabajado para el Estado, pero sí hay que censurar, que indudablemente, el presidente la ha utilizado como especie de caja chica para cubrir a parciales suyos que no ha podido colocar como empleados públicos regulares.
En igual tesitura, advertimos con el asunto de las diferentes nóminas y nominillas en todos los Ministerios y direcciones generales y ni hablar de los sobredimensionados presupuestos militares y policiales y con lo nuevo, de la nómina para asuntos de emergencia, que es casi igual a tres meses de gobierno.
Pero sí criticamos y con dureza, cómo este presidente ha sido tan dispendioso en el gasto público general y llevando a esta nación, al absurdo de endeudarse casi diariamente con préstamos internacionales para cubrir la nómina pública, recuérdese que recibió una administración con solo 30 mil millones de dólares de deuda y ahora la tiene en 75 mil millones de dólares, mientras cerca de quinientos mil millones de pesos mensuales de ingresos via impuestos, parecería que han desaparecido de la tesorería nacional y sin que hasta el momento se tenga idea, en qué esos dineros fueron utilizados.
Al tiempo, que parecería, que como dinero para pagos políticos, Abinader ha abrumado los presupuestos de las cámaras legislativas y a unos niveles tan dispendiosos, que si el Estado Dominicano fuera uno fuerte y disciplinado y como lo fue hasta el 1978 y también en los años 1986 al 2020 y el pueblo dominicano se respetara, ya se le habría exigido y con firmeza, que le rinda cuentas a la nación del porqué de gastos y presupuestos tan exorbitantes, mientras por doquiera se ven miles de obras públicas sin terminar y después que el gobierno anterior las entregara en fase de terminación.
O lo terrible, de más de 100 mil millones de pesos entregados como presupuesto publicitario a los no menos diez periódicos nacionales y los cuchumil programas de radio, televisión e internet y como pago evidente por favores políticos a sus dueños y para que le mantengan una campaña propagandística permanente.
Todo este despilfarro tan ignominioso, sin duda que también tiene la terrible etiqueta de inversiones público-privadas, con las que Abinader le ha entregado las riquezas y presupuesto de la nación a las 28 grandes fortunas que tienen control del aparato financiero administrativo del gobierno y a las que reacomodó como herencia del gobierno anterior en la estructura burocrática y financiera del Consejo Nacional de Competitividad, donde banqueros, empresarios y ricos de todos los matices y colores, junto a la legión de empresas contratistas y suplidores del Estado, en la práctica, han conformado una especie de gobierno en la sombra, en la que el mismo presidente de la República se colocó como simple miembro o para decirlo con dureza, en su papel de muchacho de mandados de la oligarquía depredadora que ahora tiene consigo a la parte más significativa de la alta burguesía haitiana.
Para colmos, el alto nivel y calidad de vida que los dominicanos teníamos al llegar Abinader fraudulentamente al poder, se ha desplomado absolutamente y ahora, más de la mitad de los dominicanos hemos retrocedido a pobres o al borde del límite de la pobreza, mientras en paralelo, todos vemos quienes son los únicos que en este país han progresado materialmente: los ricos, la burguesía, el empresariado beneficiado por los presupuestos y obras públicas, la mayoría de estas últimas puro fiasco y el segmento que en este gobierno no podía dejarse de notar, de individuos en altos cargos públicos en los tres poderes interdependientes del Estado y provenientes de las mafias del narcotráfico y el sicariato.
Por ese desplome del nivel y calidad de vida, la criminalidad ha aumentado exponencialmente, la corrupción oficial ha escalado cotas nunca vistas y la empleomanía pública convertida en una de a tanto por servicio y provocando, que cada año, los contribuyentes tienen que desembolsar diez mil millones de pesos para pagar los trámites que tengan que hacer en las dependencias oficiales y como sobornos a gran escala.
A estas alturas y lo que se advierte, Abinader se ha convertido en un dictador “silente”, no permite que las denuncias de los ciudadanos sean aceptadas y menos, que la ciudadanía proteste en las calles y al tiempo, que tanto desde el ministerio de Interior y Policía como desde la presidencia de la policía convertida en empresa público-privada como fideicomiso, las órdenes son las de apresar a todo aquel que proteste y a la policía se la ha dejado que sea manejada por trastornados mentales, es decir, psicópatas, que son los responsables de más de dos mil asesinatos policiales en cinco años del gobierno Abinader-PRM-Competitividad.
¿Cuál ha sido el otro factor preponderante, para que todo este desmadre haya ocurrido?, que la ciudadanía se ha dejado anestesiar por los subsidios oficiales y la ingesta de drogas, provocando que la gente haya desistido de defender sus mismos derechos y como zombis, han sido arrastrados al grado tan terrible de corrupción a gran escala e incentivada desde el poder político y que Abinader ha establecido.
¿A dónde se llegará? Aún no se sabe, pero como la gente esta adormecida por los vicios, es poco lo que podría suponerse que debería ocurrir para que esta anómala situación sea corregida y es de esa manera que la República va hacia el abismo de la degradación amoral más absoluta, pero una cosa sí que es cierta: Más temprano que tarde, todo estallará y ahí sí que habría que decir, que Dios reparta suertes.
Mientras tanto, solo decimos, que en cinco años, Abinader ha controlado 2 billones de pesos, una suma superior a la manejada en los últimos 59 años por todos los gobiernos desde Balaguer y hasta el 2020, y ahora, un país endeudado y tercermundista y la policía reprimiendo y asesinando a troche y moche. Con Dios. (DAG) 10.11.2025
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última actualización: 09:24 am.





