Cuando se efectúa un análisis del porqué el sistema político dominicano tiene un comportamiento de dictadura permanente y también se observan los comportamientos de todos sus actores, lo que se comprueba, es que no hay político o ciudadano dominicano, que en su propio ejercicio diario y tanto en lo personal como en lo político no se comporten de la misma manera, con iguales hábitos e indefinidamente y peor, con esa atrasada mentalidad subdesarrollada tercermundista.
Por eso, gobierno va y gobierno viene y todos son un calco unos de los otros y lo más increíble, de cómo la población y para no solo hablar de la llamada “clase gobernante”, manipulada de antaño y sin importar las cuatro generaciones que se han sucedido desde junio de 1961 al presente, tiene exactamente el mismo comportamiento.
Se llega al poder y de inmediato a cada uno le sale el ego dormido que se aviva al saber que tiene una parte de poder y aunque sea mínima y para entonces demostrar aquello de, démosle un cargo y veremos como el tirano le sale a lo inmediato.
Lo grave, que ahora es a mayor y desde el momento que el gobierno del PRM y de Abinader, viéndose incapaz de tener una respuesta correcta a su propia incapacidad e incompetencia de administración, se ha enroscado en sí mismo y poniendo en práctica, las peores acciones o actitudes represivas contra los que entiendan sus peores enemigos, adversarios y detractores.
Pero al mismo tiempo se comprueba lo otro, de que quienes se dicen contrarios al gobierno presente y desde sus plataformas en internet, redes sociales y canales en you tube, tampoco es que muestren inconducta diferente y por lo que se les comprueba su absoluta intolerancia a que se les critique y su actitud de perdonavidas frente al mismo gobierno o frente a quienes no se muestran cálidos en la comprensión de sus críticas.
Es decir, cada quien y desde sus particulares atalayas son pequeños dictadores que rivalizan con el gran dictador que es el gobierno de turno y todos, imbuidos de entender que representan “legítimamente» al estado totalitario que se encarga de manejarlos como títeres de un poder oculto, que solo cuando se está en el gobierno o ahora con dominio en las redes sociales y sin importar que ese dominio sea falso y se fundamente en bots (programas de software que ejecutan tareas automatizadas en internet, imitando el comportamiento humano, pero a una velocidad y escala mucho mayores) se muestra en toda su desnudez moral y por medio de los bots se hace creer que determinado influenciador es dueño de un audiencia descomunal y que por lo tanto tiene “autoridad” para imponerse.
De ahí, que cuando uno que otro rompe las arbitrarias reglas de comportamiento que les rigen, se presentan los “choques dialecticos” y las contradicciones de lugar, cuando los que no están en el gobierno, notan, que este también sabe utilizar reglas ocultas de desvaríos de poder autoritario abrumadores.
Recientemente, en el gobierno “se descubrió”, que si de pronto a algún influenciador “se pasa de lengua” y si se le emplea la suspensión arbitraria de su cuenta bancaria y sin importar que la entidad bancaria acepte o no, la respuesta inmediata y de alarma, proviene del afectado y quien tan pronto se entera de la arbitrariedad, se da cuenta de que por más lengua viperina que sea y seguidores que alardee, otro y con mayor poder de gobierno que él, cuando quiera le puede poner de rodillas, obligarlo a negociar y bajar el tono de sus críticas.
Así nos encontramos, con que los afectados, no solo que ponen el grito en el cielo, mientras desde alguna área de gobierno le aprietan las tuercas “del razonamiento frío”, sino que rápidamente se recogen y comienzan a entender, que contra «papá gobierno» no se pelea a mano pelada y menos, cuando este le ocasione un fuerte dolor de cartera, que como es conocido, es más duro que un ataque cardiaco.
Ya la subsiguiente alarma está servida y los afectados comienzan por tratar de sacudirse, mientras otros y entre marrullas, buscan rápidamente como llegar a determinados “puntos de coincidencia” que hagan factible que el poder les acepte las “criticas democráticas”.
Por eso y al enterarnos del barullo, no, que nos hacemos los indiferentes, sino que entendemos el por qué la dictadura plutocrática de 64 años y que este país experimenta, le falta mucho para terminar, pues todos estos actores y con el mayor desparpajo y mientras los que tienen las clavijas del poder autoritario aprietan, los otros que manejan la «libre expresión» y como curiosa «arma de reglamento», también de una u otra forma, buscan como acomodarse y así, sin importar el partido político que sea, o «la voz independiente» que en verdad se considere independiente y casi como arte de magia, comienzan a entenderse.
El gobierno, porque tampoco le conviene que se le entienda demasiado arbitrario y los influenciadores lengua en ristre, porque caen en cuenta, que no todo les está permitido y ahí se da el milagro y todos felices y de esa forma, la pintoresca “democracia a lo dominicano” continua y gracias a la cobardía y sinvergüencería de la mayoría corrupta. De ese modo, podrá suceder que algún funcionario convertido en conejillo de indias, con su caída sirva de pretexto para que en el Palacio Nacional eludan responsabilidades, pero indudablemente que la lección no quedará en el olvido y el gobierno se habrá anotado un tanto a favor y viendo que todos esos influenciadores a los que apoyó sin reservas ahora serán cautos y no volverán a provocar con sus” malas pisadas”.
A todo esto, los medios y periodistas o analistas que nos consideramos genuinamente independientes a todos los poderes públicos y privados y porque sabemos administrar nuestra hambre, continuaremos con nuestro quehacer y en el exilio interior que los dos bandos nos tienen, en ese ostracismo de perdona vidas y a ratos condescendiente y siempre visto con cuidado y porque los demás poderes conocen, que por lo que decimos, los pesos pesados que verdaderamente influyen en la toma de decisiones ciertas, nunca dejan de prestarnos atención y como no andamos detrás de unos ni de otros o del otro de Palacio, tampoco esconden, que respetan nuestro quehacer profesional y poco que mucho, aceptan “crípticamente” nuestras opiniones….aunque toman venganza con sus fuertes represalias publicitarias o personales….pero algún día ahorcan blancos. Sí señor.
Dicho lo anterior, ¿se entiende el por qué decimos, que el sistema presidencialista dominicano, es absorbente, ególatra, intolerante, duro de caer y terriblemente prejuiciado en lo personal y peor, autócrata y toda la partidocracia y en lo bueno o en lo malo, lo acata y los demás obedecen? Con Dios. (DAG) 08.12.2025
última actualización: 10:53 am.





