A la reelección constitucional le salió el criado respondón y con mucha arrogancia y altivez

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Si por carrera política fuera o por cargos públicos obtenidos o presupuestos manejados, el exsenador e ingeniero, Ramón Alburquerque Ramírez, debería tener un altísimo grado de popularidad a todos los niveles de la ciudadanía. Sin embargo, no es así.

Del personaje, lo único que se recuerda, es que ha sido un privilegiado de la política y desde que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de cuando la Guerra Fría le llevó a disimiles cargos públicos y en los que su voz, que siempre quiso ser justiciera, no ha tenido sin embargo el impacto que el político habría aspirado.

Por lo contrario, se le recuerda por dos expresiones y cada una más hilarante y jocosa que la otra. Aquella, dicha en una rueda de prensa, de que si los dominicanos, cada uno, nos dedicáramos a matar todos los días tres mosquitos, se podría eliminar una situación de salud crítica y la otra, de “entren to´ coño” que fue su celebrado grito de guerra para que los perredeístas rompieran el bloqueo policial en torno a la sede del Congreso Nacional y para de inmediato verle forcejeando con el jefe de la policía y ambos, quedando como muñecos de espectáculo tristemente célebre.

Debido a esos antecedentes, al celebrado político y ahora aspirante a la nominación presidencial dentro del partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) desde entonces se le ha visto no como una persona prudente y cautelosa y sí emotiva y emocionalmente inestable.

Su paso como senador de la República fue una muestra pálida de su carácter provocador y levantisco, todo ese que no ha permitido, que para muchos y hablamos políticamente, sea una persona confiable.

Desde luego, es una persona decente y padre amoroso y como cabeza de hogar, es extremadamente responsable y acucioso, puntilloso habría que decir. En su impronta como legislador demostró capacidad y buena dirección como presidente de la Cámara Alta y como miembro del PRD, un político militante y leal.

Aun así y por razones de edad, tiene 73 años, ha llegado por pretender postularse, en un tiempo decisivo en la vida dominicana en el que son los jóvenes entre 36-56 años  a quienes el país entiende como los aptos para que entre ellos salga otro presidente de la República y en momentos, que políticos de la guerra fría como el ingeniero Alburquerque Ramírez, más bien se les ve como asesores o doctos legisladores para un país de juventudes, que como el probable candidato presidencial que tiene que enfrentar la sólida juventud de un presidente-candidato como Luis Abinader.

¿Dónde está el techo de potenciales seguidores de este político? entre los ciudadanos ya envejecientes entre los 70 -80 años y con muchos nostálgicos, de esos que rondan los 45-60 años, pero gente joven políticamente, entre 18-48 años, pues no tiene prácticamente ningún nicho significativo, salvo aquel desde la tumba de un Peña Gómez que murió hace 25 años.

Alburquerque Ramírez, que antes jugueteaba con que se le viera comunista o socialista y nunca centrista, ha terminado siendo visto como un honorable servidor público al que lo mejor de su tiempo ya le pasó y por lo que no se le entiende apto para ser presidente de la República, pero sí y por su portentosa preparación como ingeniero químico y lingüista práctico, el adecuado individuo y de justo perfil para dirigir un gabinete de técnicos y especialistas en el que vuelque su fecunda y alta experiencia pública.

De ahí, que se considere, que su anuncio de ayer, de ir tras la candidatura presidencial del PRM, es más bien un recurso político de distracción a favor de la reelección constitucional y como muro de contención interno que el PRM ha colocado como contrapeso y frente a otras propuestas disidentes a las del partido y que es el punto y de acuerdo con nuestras fuentes, que los estrategas partidarios le asignan.

Sin embargo, por su discurso “introductorio” de ayer, típico de una mentalidad de guerra fría, mostró que no sabe o no tiene objetivos concretos y sí de rencor personal y lo más sorprendente, que, rescatando el discurso flamígero anti empresarial, imputa al empresariado, que la mayoría de las empresas prosperan, pero no así la población y de la que dijo muy gráficamente “que se está cayendo a pedazos”.

En consecuencia y de entrada y con semejantes palabras, de suyo, ha empezado y corriendo en un camino lleno de vidrios y cuando se le fue al cuello al presidente Abinader, al decir que le deseaba suerte pero que a él -Alburquerque Ramírez- le iría mejor, le dio un tiro a la santabárbara de la nave gubernamental y mucho más, al decir que en su entorno no había empleados públicos y como si serlo fuera un estigma y no la poderosa fuerza laboral-electoral que desde la administración pública equilibra las apetencias de los políticos.

Para motivar su apetencia o aspiración, reunió a unas ochocientas y pico personas en un salón amplio en el que la corrección política marcaba que se estaba ante un auditorio de clase media pobre a media y por lo tanto, pequeños burgueses y no miembros de “las bases del partido” como dijo creer saber y todos, desesperados por lograr un cargo público o un favor del Estado y lo que naturalmente, todo ciudadano tiene derecho.

Lo que vimos, fue otro precandidato clientelista tratando de salir airoso dentro de una pesca de adeptos entre incautos y desesperados de la fortuna, por lo tanto, gente que, por sus carencias, siempre se va con el que entienda el mejor postor.

Su débil oferta electoral inicial quedó plasmada en los siguientes puntos: Resolver el problema haitiano, demostrar justicia y que se defienden los recursos naturales, además de oportunidades para los jóvenes que no tienen experiencia. Es decir, nada que ya otros no hubiesen dicho o que gobernantes no hubiesen prometido y lo que significa, que Alburquerque Ramírez no es realmente un candidato firme y sí de transacción y quien llega al final de su amplia carrera pública con un curriculum adornado como candidato presidencial. Realmente, necesitará suerte para que se le entienda creíble y confiable y lo que nos hace decir, que, a la reelección constitucional, le salió el criado respondón y con mucha arrogancia y altivez. (DAG) 17.04.2023.