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Abinader o el silencio de quien no quiere ver y confrontarse ante su realidad y la estanflación que nos acogota

Por donde quiera se escucha y desde cualquier mass media de Occidente, que la guerra entre Rusia y Ucrania está controlada y a favor de la segunda, en tanto de la primera, los medios de comunicación y de información de masas solo hablan de que está derrotada y prácticamente empantanada en una supuesta guerra de desgaste.

Pero al mismo tiempo, esos mismos periódicos escritos, sus revistas y sus estaciones de radio y televisión e igual en sus servicios digitales, publican una que otra noticia que a ojos del observador no manipulado y menos prejuiciado, le muestran que la realidad no es como ese sector mediático dice o pregona, sino que por lo contrario, parecería y por los hechos que aisladamente se publican, que Rusia continua su calculado paso de ganar una guerra efectuada para reforzar su propia seguridad ante el ominoso cerco de hierro que los EEUU, la UE y Reino Unido quieren imponerle a través de su ejército de mercenarios de la OTAN.

Ante una situación como esa y por la que, mucha gente y tantos países ven azorados como Occidente trata de ocultar la realidad de los hechos, al tiempo que la mayoría de los gobiernos de los países, callan o se alinean en silencio frente a la fuerza bruta desplegada  por la potencia global de las barras y de las estrellas, se hace evidente, de que todos -naciones y pueblos- prefieren callar y mirar para otro lado y con tal de que la furia homicida de los halcones en Washington en algún momento no quisiera tocarles.

En consecuencia, es obvio que la política del gran garrote, las grandes potencias están utilizándola y como nunca, frente al resto de las naciones del planeta y en lo que van juntos, tanto Occidente como la misma Rusia, aunque unos en mayor medida que el otro. Al fin y al cabo, el país eslavo lucha por su supervivencia, en tanto obstinada y erráticamente, el otro país eslavo menor, Ucrania, manipulada en extremo su clase gobernante, entiende que debe aguantar y actuar como en aquel cuento bíblico de David contra Goliat.

Al paso que van los acontecimientos en el teatro de la guerra, lo que realmente está sucediendo, muestra que las grandes potencias y como en el ayer hicieron con la desaparecida Yugoslavia y para no hablar en Afganistán y más cerca en Irak y casi en Siria, entienden, que absolutamente ninguna otra nación, país o pueblo puede pretender escapar de sus designios.

Y desde este punto de vista, es obvio y si continuamos el espíritu de nuestro análisis político de Estado de ayer, que parecería que el resto del mundo no tiene salida salvable y mucho menos, cuando los supuestos organismos mundiales de contención diplomática como la ONU y como cabeza de las otras etiquetas regionales y globales, nunca ha estado en condiciones de garantizar la paz entre las naciones y mucho menos frenar aquellos intereses globales en juego, que a la primera oportunidad se desbordan.

Dentro de ese mismo contexto, es que entendemos, que naciones como República Dominicana, deben tratar de medir sus pasos y en particular, no jugar al amigo ciego que cree que de esa manera obtiene la lealtad o amistad de las naciones cercanas y mucho menos de la potencia regional y en este caso global, de la que es vasallo.

Ahora mismo y para ponerlo todo en contexto, la economía dominicana está cayendo dentro de uno de esos escenarios que son pesadilla para una economía sana: la estanflación, es decir, el estancamiento productivo con inflación. De ahí la tremenda espiral de precios desbordados y costos aumentados hasta lo infinito, que de una u otra manera lleva a la nación a una situación harto delicada de cese abrupto en sus tan apreciados indicadores de crecimiento continuo de los últimos 25 años.

Simplemente, los dominicanos de clase media y ciudadanos de a pie, nos estamos dando con el peor de los escenarios en materia de pérdida del nivel y calidad de vida y no obstante los continuos intentos gubernamentales por tratar de frenar o inutilizar el huracán económico que se nos viene encima, pero no así, que no llega, a los grupos económicos y financieros y parte de la clase gobernante y mucho menos a los grupos familiares socios del gobierno del presidente Luis Abinader, mientras desde el Banco Central y la Junta Monetaria, parecería que nada se hace para frenar este grave problema y del que si se quiere frenar, los especialistas recuerdan, que "las medidas a adoptar van en la línea de frenar el consumo: aumento de los tipos de interés, aumento de la presión fiscal, disminución del gasto público…. Todo encaminado a que las empresas bajen los precios para poder seguir vendiendo”.

Sobre el particular, parecería que en el gobierno no hay una verdadera voluntad de corrección o simplemente que los acontecimientos le han desbordado y ante su negativa tan evidente de no querer disminuir el gasto dispendioso y afianzar los ingresos para fortalecer la producción agrícola y para citar dos puntos que son claves  dentro de la fuerte crisis económica que ya empieza a inquietar y que refleja el poco manejo diestro gubernamental, en tanto y en lo que parece vía de escape, el régimen pretende entretenerse enviando al exterior de cumbre en cumbre al propio presidente y quien por lo que se está viendo, parecería que carece de un plan específico para imponerse a la situación económica, que podría derivarse y esto que no se olvide, en una crisis social de imprevisibles consecuencias para la salud política de la misma nación.

Lo que a todo esto sorprende, es que si al Abinader instalarse como presidente y gobierno en agosto de 2020, prácticamente se entregó en los brazos de EEUU y alineándose exprofeso con las políticas de este y por los hechos subsiguientes, parecería que lo hizo a cambio de nada, salvo en el área militar, en la que las políticas de control geo regionales se han robustecido y teniendo como soporte el Comando Sur, en el otro plano de ayuda y colaboración de asistencia económica y facilidades de préstamos  para el desarrollo, el gobierno se ha quedado esperando el soporte y ayuda que cabía esperarse de nuestro primer socio comercial.

También debe especificarse, ahora que de buenas a primeras esta economía empieza a mostrarse como en el limbo y al no arrancar ni moverse ni siquiera de atrás y para adelante. Mientras tanto y según pasan los días, los dominicanos y solos, vamos a tener que apretarnos el cinturón y crear una política de guerra propia de austeridad marcada y hasta tanto los efectos de la guerra económica global que EEUU, UE y Reino Unido mantienen contra Rusia a propósito de la guerra de Rusia frente a Ucrania y la que, dicho sea de paso, fue instigada por el mismo Washington, sus efectos perniciosos, esta economía pudiera sobrepasar. Si no lo logramos, entonces los efectos políticos más traumáticos se harán sentir en la vida nacional y de ahí a una seria afectación de la gobernabilidad habría un paso.

Abinader debe entender esto, frenar su aparato de propaganda al alardear de lo que no hay y en particular, parar en seco la fuerte represión publicitaria, que absurdamente mantiene contra la mayoría de los medios de comunicación y de información de masas, tanto análogos como digitales y periodistas y lanzarse hacia una política de contención calculada por la que la mayor cantidad de medios y periodistas independientes pudieran apoyarle.

De no hacer nada que la prudencia marca en momentos de crisis, entonces hay que hablar, de que se está ante el silencio de quien no quiere ver y confrontarse ante su realidad y la estanflación que nos acogota. (DAG)

 

 

 

 

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