La actividad ocurrió en el hotel Hamaca en Boca Chica, donde no menos de mil cien parroquianos y de todas las clases sociales, colmaban el salón y pasillos para disfrutar de la afamada orquesta haitiana que se encontraba de gira en el territorio nacional y que era recibida con la mayor hospitalidad y simpatías.
Su versión haitiana del merengue dominicano le ganó amplios reconocimientos, pues a diferencia del dominicano, era de una cadencia más sensual y de ritmo más acompasado y que en Haití le conocen como compas que permitía o facilitaba que las parejas lo bailaran con cierto ritmo apambichao que gustó y recibió mucha aceptación.
Que recordemos, después no ha habido orquestas haitianas que se presentaran en el territorio nacional, salvo la de Michel Martelly, aunque sí hubo uno que otro cantante haitiano, Félix Cumbé, que disfrutó del reconocimiento popular nacional.
Aquel espíritu de convivencia entre pueblos vecinos vino a romperse con el nacimiento de internet y las redes sociales a partir del año 2010 y desde entonces, extremistas anti-haitianos impulsados por un odio absurdo contra el haitiano ilegal, de dominicanos nacidos a partir del 2007 y absurdamente racistas en gran mayoría, han mantenido y alentado el odio entre los nacionales de los dos países.
Y lo que llama la atención, pues debido a que quienes le hicieron la celada a Trujillo en una carretera y la familia Vicini que los motivó, se produjo la ruptura del equilibrio de raza, que en este país era de una mayoría mestiza y siguiéndole la mulata y la disminución de la raza blanca, al fenómeno de ahora, de una preponderancia negra y mulata, por lo que si a raza vamos, ahora la composición es casi parecida. (DAG-OJO)





