No ha habido gobierno desde el 1996 a la fecha que no haya realizado algún tipo de jornada antiviolencia tirando la guardia a la calle y penetrando arbitrariamente en los barrios de las ciudades y con carácter punitivo y para ver si se controla la violencia juvenil.
Todos han fracasado, pero lo peor, todavía la Policía Nacional no ha elaborado una especie de cuadro-robot de como se desenvuelve la delincuencia juvenil y por lo visto, sin que los servicios de seguridad del Estado asuman su parte y junto a la DNCD en la lucha directa contra ese flagelo y desde luego, dejando en sus cuarteles a las tropas militares regulares, que para esto son una nulidad y por su propia característica de que no están preparados para lidiar con problemas policiacos.
Por semejante vacío y que se agrava con esa terrible micro delincuencia de uniforme y con unos cuarteles policiales barriales a los que los ciudadanos temen y porque entienden que son parte del problema y al ser los protectores de los territorios de drogas y de crímenes por encargos, aparte de dirigir las bandas juveniles, es imposible que se pueda llegar a una solución efectiva, de un problema social que tiene a todo el mundo al garate.
Véase lo reciente del asesinato joven Frederick Pérez, victima de una pandilla juvenil compuesta por mozalbetes de 16, 19 y 20 años y se entenderá como la delincuencia juvenil, llamémosle primaria, esta enlazada con los asesinatos por robos, los crímenes por encargos y el consumo de drogas alucinógenas y de lo que por lo visto, sucede, porque las autoridades a cargo son absolutamente incompetentes e incapaces para actuar medianamente con éxito, mientras la burocracia del ministerio de Interior y Policía no da pie con bolas para diseñar un plan de trabajo efectista y coherente y pierde su tiempo en solo discurso y fantocherías. (DAG-Ojo)
