Como caña para el ingenio y también como ganado para el matadero, la partidocracia empuja a la ciudadanía hacia el 2024 y a ver que sale

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Para el dos de julio, se supone que se abre la “temporada” preelectoral oficial y, por lo tanto, partidos y políticos y la parte de activistas dentro del país político volverán a sus andadas de pretender una vez más, que, de cara a los comicios generales de mayo de 2024, engañar a la mayor cantidad de ciudadanos dentro de aquellos con capacidad electoral y con el propósito de secuestrar la capacidad de escogencia de todos ellos.

En esa tesitura y desde ahora, es que se encuadra la cerrada, terca, como necia sin razón legislativa, de no corresponder a los correctos planteamiento de una Junta Central Electoral (JCE) a la que se le quiere negar el derecho de presentar el adecuado presupuesto y con tiempo, que facilite las cosas para que la arquitectura electoral se realice y de ese modo, no encontrarnos con los mismos problemas y objeciones que se vivieron para las elecciones del 2020, que llevaron a una suspensión de las mismas y después al viacrucis de un proceso electivo traumático.

También para aquella ocasión, desde la presidencia de la Junta Central Electoral se le dio concreción a una suspensión que tuvo un solo objetivo político: Impedir que el entonces partido oficial retuviera el poder y que a la ciudadanía se le hiciera creer que se hacía para evitar un monstruoso fraude y para lo cual, la agitación mediática que se montó desde la Plaza de la Bandera cumplió su objetivo y en términos de desalentar a los ciudadanos y a los más aguerridos, desmarcarse de un proceso que no se entendió claro.

Lo anterior no quiere decir, que al final y cuando se produjeron las votaciones el partido que ganó los comicios, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) hubiese cometido trampa o un hecho irregular que le beneficiara para ganar un proceso electoral qué realmente y en su última etapa estuvo tan viciado, pero sí que facilitó las cosas, para que la contrapropaganda se impusiera al costo de generar un cuarenta y pico de abstención que facilitó unos resultados que beneficiaron al candidato del PRM y al obtener más del cincuenta por ciento de los votos emitidos y no de todo el país elector.

Desde luego, dentro del hoy partido oficial, por nada del mundo reconocen que con semejante entramado, ese partido fue el gran beneficiario y como al final resultó, que el PLD, que ya arrastraba un profundo descrédito por hechos de corrupción a gran escala, terminara en lo más parecido a una situación de descrédito total.

Sin embargo, los hechos están ahí y se muestran irrefutables como para terminar teniéndose una percepción obligada, de unos resultados profundamente contradictorios y desde el punto de vista, de que aquellos comicios reforzaron el criterio, de que una vez más la libertad de escogencia ciudadana fue constreñida brutalmente.

Ahora, hay apariencias, que apuntan a que al PRM podría tratar de obtener en materia de presupuestos electorales para el manejo de la JCE, un parecido calco a aquellos acontecimientos del 2020 pero al revés y sin duda, para constreñir a la JCE via la aprobación de un presupuesto electoral limitado.

Por supuesto, faltaría por ver cual sería la decisión final del presidente Luis Abinader y sí como se conoce, la Constitución de la República le garantiza que puede ir sin problemas a su carrera a favor de una reelección constitucional y que creemos, que si el mandatario está alerta, debería de tratar de cubrirse y aceptando el planteamiento del tribunal electoral de primera instancia y como inusitada salvaguarda frente a los aprestos electoralistas de una parte de la oposición política, que aparenta que controla el expresidente Leonel Fernández y su partido Fuerza del Pueblo  (FP) y en el sentido, de que si la política del expresidente va dirigida a aliarse al final con el PLD, la reelección de Abinader tendría serios obstáculos para ser exitosa.

En ese turbio afanar y no obstante que el gobierno tiene bajo paga a la mayoría de los mini partidos de alquiler, se hace evidente, que a este día Abinader no las tiene todas consigo…pero tampoco Fernández. Lo que quiere decir, que, si el presidente sabe mover sus fichas, podría lograr agenciarse una alianza estratégica de maco con cacata con el PLD y aprovechando el hecho cierto, de que entre los expresidentes Fernández y Danilo Medina, hasta ahora, la rivalidad es a muerte.

Precisamente porque la situación política pre electoral y ni siquiera para el cierre de este año, no creemos que pudiera estar definida para tener una idea aproximada de quien podría ganar los comicios de mayo de 2024, es que hemos estado insistiendo en cuanto a que Abinader podría irse por la tangente y si logra concitar un frente externo lo suficientemente sólido entre ciudadanos nacidos entre 1967 y 1976 y años siguientes y como dinámica punta de lanza, que haga posible, que el presidente obtenga un significativo apoyo entre la parte de la ciudadanía que todavía es independiente a todas las fuerzas políticas.

Ahora bien, el temor existente, es de si Abinader no ha podido sustraerse al insidioso culto hacia su personalidad, que sus propagandistas y burócratas oficiales le han estado estableciendo y como maleable y frívola punta de lanza de la que al final, no le facilite lograr los resultados apetecidos de un óptimo apoyo a conciencia de la parte de las fuerzas vivas que no es militante partidaria de ninguna bandería.

De lo que se trata, es de ganar adeptos, no simplemente de los otros partidos, sino que la nación le responda electoralmente al presidente y para lograrlo, es Abinader y no alguien más, quien debe de hacer todo lo que debe corresponderle para ganar y aplastar a esa oposición tan corrompida y amoral que tiene.

Pero si el señor Abinader se sigue creyendo que él es último de los muñequitos y que nadie podría derrotarle, entonces tendría un panorama tan nebuloso, que seguro, la emotividad ciudadana pudiera decantarse por un extra-partido o por un agente político del sector extremista de los militares políticos, que en silencio son patrocinados a ocultas por el grueso del acobardado mundo mediático.

Nadie, entonces y dentro de nuestros lectores, debería de extrañarse que expresemos, que como caña para el ingenio y también como ganado para el matadero, la partidocracia empuja a la ciudadanía hacia el 2024 y a ver que sale. Con Dios. (DAG)