¿Cómo es posible que un expresidente constitucional esté patrocinando la destrucción de la democracia representativa por medio de incentivar la penetración militar en los asuntos públicos de esta nación?

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Todavía sin dar crédito a la información servida en grandes titulares, respecto a que el tres veces expresidente Leonel Fernández, ha vuelto a su dañina practica de afectar la gobernabilidad de la nación, tratando de imponer una especie de escandalosa democracia militar, con la que y de lograrlo, es obvio que pretendería imponer una dictadura populista de cuartel.

En este sentido, no entendemos, cómo es posible que tanto la sociedad civil y las fuerzas vivas no le hayan salido al paso a la abusiva pretensión y manifestada vía el juramento en el día de ayer, de todo un paquete de 118 generales retirados y tanto militares como policiales y la mayoría, sin poder resistir una investigación exhaustiva de sus respectivos patrimonios, así como también de su “hoja de vida” de cuando estuvieron activos en las instituciones tutelares de la República.

Y de los que se pregonó “que por su trayectoria acumularon gran experiencia en los organismos de seguridad y defensa del país” y los que ahora, parecería que son la respuesta mortífera del expresidente y su partido la Fuerza del Pueblo, para que, en el caso de ganar los comicios presidenciales de mayo de 2024, resurjan en la vida nacional “decididos a hacer causa común con el pensamiento político que defiende este partido y luchar por una sociedad más justa y equitativa. Tenemos que estar muy atentos, ustedes por su formación profesional y su larga trayectoria militar, a ese tema de la seguridad y defensa en la República Dominicana”, les especificó el oportunista y taimado expresidente.

Para POR EL OJO DE LA CERRADURA y desde que Fernández acarició la idea de meter a los militares y policías dentro de la lucha política y a lo que, desde que lo habló la primera vez de cara a las elecciones del 2004, siempre hemos mantenido una fuerte oposición critica y sostenida contra el ingreso de militares y policías en activo en el gobierno de la República y tal como Fernández hiciera en sus gobiernos del 2004 al 2012.

Fase endemoniada, por la que, la corrupción militar y policial fue establecida y desde el momento que este expresidente sacó del retiro en que se encontraban todos esos individuos castrenses, a cargos públicos y en los que la mayoría, resurgieron con fortunas increíbles y también en presumibles asociaciones de malhechores, que laceraron extraordinariamente las instituciones que dirigieron y muchos de ellos y a nivel de generales, no importándoles que se les conociera como delincuentes de uniforme en complicidad con el narcotráfico y el lavado de activos y otros, sacados prácticamente a patadas de las filas de instituciones y como sucediera en la Armada y llevados deportados a EEUU.

De ahí que nos preguntemos, ¿por qué los medios de la prensa mercancía callan sobre esta situación y la que no solo  conocen, sino que en los titulares y páginas de sus medios escritos se hicieron eco profusamente?

Para justificar su interés, el expresidente dijo entre otros aspectos a la concurrencia de veteranos militares y policiales, que, a la fecha, la policía es incapaz de establecer una investigación por su falta de prevención y dio a entender, que ello era suficiente para que se entienda la importancia de generales en retiro en procura de reforzar su campaña política electoral.

Olvidando el político, que desde el momento que él hiciera tres veces el juramento presidencial de instalación como gobierno, no hubo momento por el que no mostrara ese inequívoco interés en rodearse militares y policías de su confianza, de esos que solo respondieran a sus ejecutorias y lo que ahora hay que recordárselo y desde luego, para que la mayoría de la ciudadanía entienda el grave peligro institucional que representaría,  si Fernández ganara en el 2024, solo con su partido o auxiliado por otros como el PLD, “la matica” de la corrupción militar, política y gubernamental asociada al empresariado.

Leonel Fernández y con ese aire tan fingido a lo Balaguer, que ya exhibe, no es el político joven e inexperto del 1996 y sí un vigoro político marrullero y descaradamente amoral, que está visto no le tiembla el pulso para tratar de imponerse como pudiera en la carrera presidencial para el 2024 y esta grave posibilidad, no puede ofrecer la menor oportunidad de que pudiera darsele el beneficio de la duda, sobre todo, cuando ya de sesenta y pico de años y más taimado como nunca antes, es capaz de todo y para que en el ignominioso papel de encantador de serpientes ese que tantas veces le caracteriza, lograra embaucar a la mayor cantidad de electores y ahora, de medios de comunicación y de información de masas, periodistas, productores de radio y televisión y comunicadores o tertulianos de programas de “comentarios independientes” en la radio y la televisión y que como estamos viendo, es su objetivo primario para posicionarse luego como un futuro o prometedor candidato presidencial.

Entendiendo esta realidad, llamamos la atención de todo el país político como de la nación en su conjunto, toda vez que bajo ningún concepto la nación puede retroceder al tiempo que el expresidente era el artífice de las inconductas militares más significativas, como lo fueron las compras de los aviones Tucanos o la entrada de la multinacional brasileña Odebrecht (heredada de Hipólito Mejía y el PRD) y para no dejar de mencionar, a aquellos comerciantes y luego suplidores del Estado, que el mismo Fernández enriqueció de manera tan sospechosa, que hasta su propia integridad personal quedó en entre dicho.

Es decir, no se puede permitir que este abusador expresidente se atreva a juramentar una pila de generales retirados y en peligroso meta mensaje de presumible destrucción de la institucionalidad, ensanchamiento de la corrupción militar y policial a todos los niveles y para terminar hundiendo y que es lo previsible, dada su trayectoria, de hundir en el cieno de la inmoralidad más espantosa a toda la República.

Lo que decimos y reforzando de este modo, nuestro criterio y en cuanto a que nos preguntemos: ¿Cómo es posible que un expresidente constitucional esté patrocinando la destrucción de la democracia representativa por medio de incentivar la penetración militar en los asuntos públicos de esta nación? (DAG)