Con su respuesta de ayer, firme y patriótica al comisionado de la ONU, Turk, Abinader demostró que en su gobierno él es el único que sirve y le duele la nación, en tanto el resto y en gran mayoría, no son más que una pila de cobardes, oportunistas, papagayos y resentidos a más no poder

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Nunca hemos dejado de suponer, que el ánimo más acerado en materia de entender su posición como ese verdadero servicio público que enaltece al presidente de la República, es que en verdad así actúe y que es la mejor tarjeta de presentación de un presidente Abinader, que desde sus tiempos de opositor, siempre tuvo muy claro cual debe ser el limite a toda injerencia extranjera y mucho más, si se trata de pervertir aquellas políticas de protección patria en materia de control migratorio y de seguridad y a las que de cuando en vez, burócratas de la ONU ensayan y para tratar de tantear, si los dominicanos vamos a dejar que aquellos organismos intenten robarse nuestra nación.

En este sentido, la aguda como dura réplica que el Poder Ejecutivo planteó ayer a lo dicho por el llamado alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, al pretender este y de atrevido, tratar de trazarle pautas al Gobierno Nacional en lo referente al control migratorio y la expulsión continua de indocumentados haitianos, fue realmente de absoluta responsabilidad cívica.

Abinader, fue tajante y preciso: “La política migratoria de cada país es potestad de cada gobierno; por lo tanto, esas declaraciones son inaceptables e irresponsables. República Dominicana es el país que ha cargado más, que ha sido afectado económicamente más, y ha sido más solidario que todos los otros países del mundo. Por lo tanto, a República Dominicana no se le puede pedir más, y la República Dominicana no solamente va a continuar las deportaciones, sino que las va a incrementar. (…). Esas declaraciones de ese señor Volker Turk en nombre de las Naciones Unidas, son inaceptables y son irresponsables. Vamos a continuar las deportaciones y la próxima semana las vamos a incrementar. Esa es la respuesta del Gobierno dominicano”.

El problema haitiano y a nuestro modo de ver, es uno de percepción y por el que cierta resistencia patriotera de los llamados “nacionalistas anti haitianos” y con un mensaje totalmente distorsionado, toda vez que le niegan derechos a ciudadanos haitianos residentes legales y a los que meten en el mismo grupo de los haitianos indocumentados, alcanza y lo que nunca debió de ser, a los dominicanos de origen haitiano, sea por nacimiento en nuestra nación o por nacionalización suya o de sus padres.

Y hablamos de percepción, desde el mismo momento que se conocieron los resultados del primer censo nacional de población y familia del año 1920, en el que se recogió, que en el país habían 35 mil haitianos residentes y casi 5 mil de ellos nacionalizados, lo que significa, que sus descendientes a lo largo de los últimos 102 años y de aquellos haitianos residentes legales y dominicanos de origen haitiano, pasan de las tres generaciones y de no menos 270 mil ciudadanos dominicanos por derecho propio y al haber nacido en nuestra nación y tener la misma idiosincrasia y cultura netamente dominicanas.

Todavía más, si recordamos que en el 1967, al firmarse el tratado de entrada de braceros haitianos para el corte de la caña de azúcar entre los gobiernos de Balaguer y Duvalier padre y que en aquel momento llegaron los primeros cinco mil, que se suponía, como trabajadores temporales regresarían a los seis meses de terminada la zafra y de los que de acuerdo a estadísticas confiables se quedaron ilegales unos 500 aproximadamente, tendremos, que en esos 55 años transcurridos, por lo menos la mitad, habrá regularizado su situación legal y los otros podrían haber quedado como ilegales y los que de seguro, al 1997 y para presentar una cifra manejable, cambiaron de status como legales y tanto por residencia o porque casados con dominicanos y con hijos, se nacionalizaron dominicanos.

¿Cuántos pueden ser los descendientes de todas esas personas y ya como dominicanos de hecho?, por obligación, no menos de mil individuos. Y aquí la pregunta, ¿podría decirse, que entre los 270 mil dominicanos de origen haitiano de la primera ola migratoria y al sumarle los 60 mil de la segunda ola migratoria, tendríamos y viviendo en el territorio nacional y ya como dominicanos de más de tres generaciones 330 mil o tal vez cerca de 400 mil dominicanos de origen haitiano producto solamente de esas dos inmigraciones y para no hablar de las siguientes, al 1967?

Entonces, ¿cómo los extremistas anti haitianos del Instituto Duartiano y los otros extremistas vinchistas de la ultraderecha racista y estos últimos, dominicanos de origen árabe de apenas dos generaciones, pueden tener la cachaza de pregonar que hay que sacar del territorio nacional “a todos los haitianos” y sin pensar en los 400 mil dominicanos de origen haitiano descendientes de las dos olas migratorias del 1920 y del 1967?

Si esos extremistas fueran sinceros en las respuestas que dieran a las preguntas planteadas, tendrían que reconocer, que si fuera verdad que en este país “hay dos millones de ilegales haitianos” y lo que rotundamente no es cierto, porque y apenas mal contados, hay entre 850 mil al millón de indocumentados haitianos y de los que también hay que restar los 300 mil que fueron regularizados en el gobierno anterior, lo que en realidad arroja de 300 a 450 mil haitianos indocumentados e incluyendo los 60 mil recientes que pudieron zafarse en ese lapso, de las redadas de Migración.

Esta ultima cifra y manejable, de 450 mil haitianos indocumentados y con solo revivir el plan de regularización que este gobierno paralizó, se podría perfectamente resolver la situación y a partir del momento que no haya indocumentados haitianos, entonces y si se quisiera, que lo entendemos absurdo, se impusieran nuevos requerimientos legales para la inmigración haitiana.

¿A dónde queremos llegar?, que tarde o más temprano los extremistas ultranacionalistas y anti racistas anti haitianos y su caterva de puntas de lanzas y esquiroles mediáticos, la mayoría negros y mulatos, van a tener que aceptar la misma realidad que Israel adoptara con la población palestina flotante, que a todos los hizo ciudadanos israelitas y la mayoría, participando activamente en la política del Estado de Israel……exactamente como ahora los descendientes de las inmigraciones árabes y turcas tienen representantes suyos en puestos destacados de la sociedad y uno de ellos, nada menos que como presidente de la República.

No vamos a decir más y sí solo destacar, que como Estado soberano e independiente, República Dominicana tiene derecho a regularizar la población extranjera en nuestro territorio y sean haitianos, venezolanos o de otros países sudamericanos y centroamericanos y que ningún organismo extranjero o multinacional tiene derecho alguno a trazarnos pautas y decirnos que debe hacerse y como ayer hiciera el presidente Abinader con el tapaboca que le dio a la ONU en la persona del burócrata Volker Turk y ante el cual, nos hemos sorprendido,  de que todavía frente a la sede local de la ONU, los dominicanos no hubiésemos mostrado nuestro encono y rechazo y con un piquete cuanto más fuerte como escandaloso y comenzando por la misma gente del oficialista PRM y en respaldo a nuestro presidente.

De este modo y vista esta realidad, terminamos diciendo, que, con su respuesta de ayer, firme y patriótica al comisionado de la ONU, Turk, Abinader demostró, que, en su gobierno, él es el único que sirve y le duele la nación, en tanto el resto y en gran mayoría, no son más que una pila de cobardes, oportunistas, papagayos y resentidos a más no poder. (DAG)