sábado, julio 27, 2024
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Cuando el huracán amenaza. la flor de la caña de azúcar, así como la espiga de arroz, se inclinan por donde viene el viento y sobreviven. Pero no así la palma real, que permanece inhiesta y desafiante y termina con la cabeza cortada. Nuestros políticos no aprenden

Se están viviendo unos tiempos, peores que cuando la desaparición de la Era de Trujillo y el magnicidio del gran gobernante desarrollista y quien mejor interpretó la mentalidad autocrática del dominicano.

En un momento, 31 años de trujillistas desaparecieron en menos de dos años y por la “adaptabilidad” dominicana a lo nuevo y para el 1962 con la gran implosión de “víctimas de la tiranía”, que a su vez dio el fruto, de que para el 1966 las aguas empezaron a serenarse y emergió el neotrujillismo con Joaquín Balaguer.

A ese tiempo, la recomposición de las fuerzas políticas y sociales entre el parámetro desarrollista y el otro delincuencial de la llamada “izquierda castrista”, fue el punto de referencia y de un país metido de lleno en la Guerra Fría y de la que salió lo más duro del militarismo como lo más aguerrido de la mal pretendida izquierda comunista y terrorista.

Durante ese lapso 1966-1978 y mediado el 1978, el neotrujillismo dio paso a las imágenes truncas de esa socialdemocracia y para el primero de enero de 1979, los campos políticos e ideológicos empezaron a definirse y tomando la primacía, la corriente reformista socialcristiana y con el retorno al poder del eterno de Balaguer para el lapso 1986-1996.

También se da otro brinco en la evolución social y política del dominicano y encontramos, que en la etapa 1978 al 1986 y con el reacomodo de las fuerzas políticas y sociales, la lucha ideológica de la Guerra Fría, definió mucho más la capacidad de acomodamiento y mimética, de un dominicano, que para entonces y a partir de mediados de 1961 ya llevaba 25 años en igual tiempo en el 1986 y tratando de encontrarse de manera oportunista y lográndolo a medias, entre los que se decantaron por inmigrar a EEUU y los otros “rebeldes” a la Unión Soviética, pero no tanto a China Popular, aunque con uno y otro desviado y subdesarrollado mental, creyendo que si se inclinaba ante Corea del Norte tendría su futuro asegurado.

Pero, hubo un imprevisto que nadie supuso, el nacimiento de la primera generación de dominicanos que no conocieron ni vivieron la Era de Trujillo: 1962-1982 y luego la segunda, 1982-2002 y ahí mismo siguiéndole la tercera: 2002-2022 y ahora metidos de lleno en el comienzo de la cuarta generación 2022-2042 y estamos en el 2024.

De este modo, se pasó de un país de mentalidad de aldea, provinciano y de “acomodamiento” servil, a otro cosmopolita y con una explosión generacional producto de los emigrantes en EEUU y Europa y quienes, en definitiva, están marcando el compás de las horas del nuevo dominicano de mentalidad global y no necesariamente de idiosincrasia dominicanista.

El principio de cambio tan drástico, lo percibimos en esos 3.5 millones de dominicanos menores de 25 años y quienes para colmos, nada ilustrados y sí analfabetos funcionales, hijos del teteo, la droga, la prostitución y todo lo que sea perversión y enajenamiento de las costumbres sociales, que prácticamente han tomado por asalto a toda una nación, cuya misma gente no estaba preparada para semejante desafío.

Ya los gobiernos no son nacionales y sí de partidos y más propiamente, regidos por una tiranía partidocrática que lleva ya 24 años continuos y cuyo interés, no es mejorar el sistema democrático y como se comprobó con el fraude descomunal de las elecciones pasadas, sino imponer una mezcla de seudo ideologías y costumbres atávicas  de pueblos de otras latitudes y que aquí han logrado  crear un sistema administrativo de gobierno propio y calcado pálidamente del Imperio Otomano y los pueblos árabes del norte y noroeste africanos.

Ahora, se tiene un segundo gobierno de familias árabes y libanesas en lo particular y que, por cuestiones de sangre, sus responsables se manejan como taifas en un califato a su pura imagen y semejanza. Se evoluciona ciertamente, pero con desafíos descomunales para la vieja y tradicional mentalidad dominicana.

Faltan 18 años  para completar la cuarta generación en el 2042 y salvo si una conflagración mundial o una catástrofe natural nos lo impidiera y para llegar a esa etapa de la cuarta generación, que no solo no conoció la fase trujillista, sino las siguientes denominadas “democráticas”, la República pasó a esta situación de limbo generacional y de un dominicano no necesariamente dominicano puro y sí referencial, que, y de seguro será una persona a la que el concepto multinacional con nacionalidades al uso, generarán un país nuevo y con una mentalidad global absolutamente distinta a la localista y regional de ahora y con el “añadido”, de un país transfronterizo, que al 2042 también habrá cambiado de raíz su mentalidad bucólicamente retrasada y de estos tiempos en los que su clase dirigente todavía no ha entendido, que el tiempo del plantacionismo francés y la “esclavitud de sangre” (plantacionista teniendo hijos con la sirvienta esclava) hace ya dos siglos que cesó.

Entonces, a todos nos convendría entender la realidad de vida que nos tocará de lleno y nos referimos a los nuevos dominicanos y que si las clases intelectual y periodística de las dos naciones, estas no comienzan desde ahora a reactualizarse y entender que están unidas, casi, por el mismo futuro, los hechos que resulten les harán como a la palma real, que, desafiando la tempestad, seguro que perderán sus cabezas o propiamente, la mitad de sus cuerpos.

En otras palabras, el concepto nacionalidad y tal como lo hemos conocido, variará extraordinariamente con relación a lo de ahora e incluso, este fenómeno de un gobierno de descendientes árabes manejándose como taifas dueños de un califato y más que cualquier otro, deberá evolucionar y si se aspira a una nación a tono con los nuevos tiempos dentro de 18 años.

De ahí que expresemos y a modo de recordatorio, que cuando el huracán amenaza. la flor de la caña de azúcar, así como la espiga de arroz, se inclinan por donde viene el viento y sobreviven. Pero no así la palma real, que permanece inhiesta y desafiante y termina con la cabeza cortada. Nuestros políticos no aprenden. Con Dios. (DAG) 12.07.2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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