De buenas a primeras, la ola de antihaitianismo furibundo impulsada por los grupos anti haitianos y apoyada por el sector mediático, es de preocupar….

0
344

Se entiende, que, si nuestro país es amenazado por otro, que de inmediato sus fuerzas sociales se pongan en alerta y cada una se convierta en un vocero de la dominicanidad mejor entendida, pero de ahí a que, por una catástrofe interna de disolución absoluta del Estado Haitiano, los dominicanos nos coloquemos en una especie de acto incendiario de cero diálogo y comprensión con nuestros vecinos y muchos, hasta parientes en la República de Haití. Francamente, creemos que es un exceso y que también marca un abismo.

Sin embargo, quien ojea los periódicos escritos matutinos o chequea sus clones digitales, de inmediato cae en cuenta, de que lo peor del alma dominicana, parecería que está decidida a propagar toda una cadena desinformativa a base de infundios y mentiras de todo tipo y con el sólo propósito de avivar una enemistad, que en los últimos 84 años no existe y por una sola razón, ambos pueblos de ambas naciones limítrofes, han sabido aprender a tolerarse y crear puentes de comunicación y cómo nunca antes los ha habido desde el 1937 a la fecha.

¿Qué ha ocurrido?, que todos nos hemos dado cuenta, de que aquello que se dice “historia patria” de ambas naciones, es un pérfido relato de hechos inexistentes o inventados y con miras de profundizar un odio binacional, que nunca permitiera que dominicanos y haitianos pudiera entenderse y convivir.

En este aspecto, la creencia generalizada es, que los ciudadanos de ahora, los de los últimos 60 años, y nos referimos a los 16 millones de haitianos y dominicanos que nacieron a partir de mayo de 1961, no tienen razones ni porqués para odiarse unos a otros o andar recriminándose y  porque sus llamados “héroes y heroínas” de lado y lado, hubiesen protagonizado luchas fratricidas difíciles de explicar y si no se entienden las incitaciones de sus anteriores metrópolis coloniales o las otras, hijas de un EEUU, que surgía como potencia geopolítica regional y con tal de que una nación primara sobre la otra y en base a luchas políticas y militaristas sectarias y profundamente radicales en contra de la idiosincrasia de cada uno de sus pueblos.

Entendido lo anterior y viéndose la realidad actual, de que por cada haitiano que trabaja en la parte este de la isla, son 5 millones los haitianos en su parte oeste que viven de los dineros que les ingresan a sus parientes trabajando con los dominicanos y sin olvidar la franja fronteriza de cerca de 400 kilómetros de largo, donde un millón de haitianos “rayanos” viven y traficando libremente el comercio con sus iguales rayanos dominicanos en la misma franja fronteriza binacional, que se refuerce el concepto, de que en vez de enemigos, ambos pueblos son profundamente amigos y tan cercanos que tienen familias binacionales.

Esta otra realidad y de la que no se habla, de más de 500 mil haitianos de origen dominicano que viven en la República de Haití junto a sus familias o el otro grupo de 800 mil  dominicanos de origen haitiano que viven en República Dominicana, más lo 9 a 15 mil estudiantes universitarios haitianos que estudian en universidades dominicanas y creando a su vez, familias y amistades binacionales, a nuestro modo de ver, es el fundamento cierto para que nunca más y entre las dos naciones, sus clases intelectuales y sus medios de comunicación, sean arrastrados a aventuras sediciosas en contra de uno y otro pueblo.

Lamentablemente y sobre todo en la parte dominicana, la mayoría de su gente no conoce esta realidad o tal vez lo sospecha, pero como el creado nocivo ambiente propagandístico de los extremistas anti haitianos, un paquete de negros y mulatos y muy pocos blancos, que se creen con el derecho de incitar a la enemistad y a la muerte y porque estacionados en el tiempo, solo hablan de aquello que supuestamente se hiciera por parte de haitianos contra los dominicanos, en las ciegas luchas por el dominio de la isla por parte de la burguesía militarista haitiana o de parte dominicana en su fiera lucha por afianzar su independencia lograda el 01 de diciembre de 1821 como Estado Independiente de Haití Español y reforzada el 27 de febrero de 1844 al lograr la separación del estado federado al que arbitrariamente fuera obligada y creándose como nación libre y soberana como República Dominicana y reforzada esta condición dominicanista, con el triunfo de las armas dominicanas contra el ejército español en las guerras de la Restauración y esto para principios entre los años 1865-1868.

Pasaron entonces, 69 años de ausencia de desencuentros entre los dos pueblos y al llegar a los hechos tan discutidos del 1937, por el que las crispaciones y animosidades entre los dos países volvieron a surgir, a resultas, de que una amplia población haitiana inmigró ilegalmente hacia una buena parte del territorio dominicano y al extremo, de que desde 1935, la “llamada invasión pacífica” era imposible de no llamar la atención de las autoridades del gobierno dominicano y quien en el 1937 decidió reordenar semejante inmigración ilegal.

Al hacerlo, hubo resistencia y sangre por parte de los haitianos que no querían ser desalojados y determinación y excesos por parte del gobierno militar de Trujillo, pero al mismo tiempo, hubo un gran descubrimiento: Miles de ciudadanos dominicanos y sin importarles enfrentarse a su gobierno, lograron salvar a no menos de 15 mil ciudadanos haitianos que fueron retornados a su país vía determinados pasos fronterizos y cerca de dos mil quedaron entre familias dominicanas que les protegieron, adoptaron y también les dieron sus apellidos. Quedando el Estado Dominicano con indemnizar a las familias de los 5 mil haitianos muertos en la confrontación y al Estado Haitiano con 600 mil tareas de terrenos dominicanos cerca de la frontera común.  Con esa actitud, se sembró la simiente de los miles dominicanos de origen haitiano y los miles de haitianos de origen dominicano, que ahora los dos pueblos y naciones tienen.

De ahí que si todos nos ponemos a recordar estos hechos tan recientes de apenas 60 años, las dos Repúblicas y sus pueblos, no pueden ni deben dejarse azuzar por minorías extremistas que no quieren la paz y el buen comercio e intercambio educativo entre ellas, Por eso, creemos que hacemos un aporte a favor de la paz y en momentos que Haití se desgarra como producto de esa burguesía siria, palestina y libanesa que la explota y controla y la que de pronto, se encuentra con que uno de sus ramales en la parte dominicana, está al frente del gobierno dominicano y hasta agosto de 2024.

De esta manera, hay que advertirle al gobierno plutocrático del presidente Luis Abinader, que debe tener sumo cuidado en no ser parte de la coreografía militarista que EEUU ha empezado a mostrar que lanzará contra Haití y con el pretexto de que “las pandillas delincuenciales se han apoderado de esa nación”, cuando el propio Washington y por sus pérfidos intereses, también paga.

En tanto recordemos, que, de buenas a primeras, la ola de antihaitianismo furibundo impulsada por los grupos anti haitianos y apoyada por el sector mediático, es de preocupar. Alguien debe parar tanto abuso, desinformación y desenfreno que, de seguir, no nos llevará por buen camino. (DAG)