Esto no es un asunto de resaltar lo positivo o negativo de un partido político ejerciendo el poder, sino el contrastar y confirmar por qué desde el 16 de agosto de 2020, en materia de la administración del Estado, todas las instituciones han retrocedido e igual la burocracia de estas y desatándose la terrible anarquía que desde esa fecha estamos viviendo los dominicanos y desde el momento que tenemos que ir a hacer diligencias a alguna oficina pública.
Es una situación, que de entrada, habla del poco respeto que las autoridades le tienen a la población y de cuanto ha llegado la dimensión de suplantación de autoridad institucional por parte de esa clase política absolutamente delincuencial, que bajo el secuestro de la Constitución de la República y las leyes y con el disfraz de un gobierno supuestamente legal y legítimo, ha frenado el derecho ciudadano, no solo a la libre información desde las oficinas públicas, sino del servicio que estas deben otorgarle a los contribuyentes y en sus calidades de ciudadanos.
Quien va a la dirección de pasaportes, un documento que antes del 2020 se entregaba en menos de tres a seis días, ahora dura meses para que a los ciudadanos se los actualicen con la renovación pertinente, de su lado, las oficialías del Estado Civil han declarado que las actas de nacimiento perimen y que por lo tanto hay que renovarlas y cobrando por ello.
Por donde quiera que el ciudadano va a una oficina pública del gobierno central preferentemente, la empleomanía acosa a quien busca una solución burocrática y hasta que no se hace efectiva la extorsión que se impone, el documento que se quiere no es entregado.
Todo funciona en este gobierno del PRM dando tumbos y para colmos, el presidente Abinader se ofende cuando se le dice lo que sus ojos no ven directamente, pero que sí está afectando a la población y lo que sucede, porque Abinader sabe y su PRM mucho más, que no tienen contrapesos institucionales y por eso el poder abusa.
He ahí la draconiana ley 1-24, que ya promulgada, pende como una espada en la cabeza de todo el mundo, pero en particular de aquellos, que incomoden a la autoridad. El ejercicio del periodismo ya no es libre y sí alabardero del poder, primero de sus dueños y después del gobierno de turno.
Lo extraordinario, es ver y entender que los funcionarios públicos se saben que ellos pueden hacer lo que les plazca y no hay sanción para ninguno y porque además la mayoría de los medios y periodistas ocultan sus irregularidades. El ministerio público central solo funciona para los opositores o para los contratistas y suplidores del Estado que no hagan lo que se les ordene. La mayoría de las obras públicas tienen fallas en sus estructuras, las escuelas son un desastre, se puede caer alguna y no hay sanción.
Paralelamente, poco a poco la autoridad nacional está afectando la libertad de palabra como la de información y ya la de prensa está en veremos y la de conciencia ni se diga. Una, porque los mass media y sus lacayos periodistas, etc., son parte del entramado de la compra y venta de voluntades al mejor postor y para lo que y en este año hay un generoso presupuesto cercano a los diez mil millones de pesos (son sesenta pesos para obtener un dólar estadounidense) y la otra porque las instituciones internacionales de prensa en este lado del Hemisferio y por las razones que fueren, hacen mutis al momento que la libertad de prensa es afectada, por un gobierno que ya no tiene límites para imponer su poder arbitrario.
A grandes rasgos habría que decir, que poco que mucho, a los ciudadanos, el poder arbitrario les está robando su democracia y por eso son pocos los periodistas profesionales que ya casi ni asisten a la rueda de prensa semanal del presidente, donde el no hacer preguntas incómodas es la regla general y quien la transgreda, ipso facto no vuelve a Palacio.
Ante tanta presión, es por ello que los periodistas no indagan ni se hacen eco de los problemas de la población, pues poco a poco una especie de cortina de hierro de silencios y genuflexiones se le impone a una prensa que en la generalidad de los casos nunca ha sido libre, claro, con las excepciones de lugar y solo está acostumbrada a alquilarse y ejercer como traficante de influencias de los millonarios dueños de los medios y de los adinerados directores, cuyos resentimientos y frustraciones los pagan sus obedientes y dóciles subalternos.
La policía y sus cuerpos conexos son mecanismos de presión para todo y en donde la regla general es la extorsión a gran escala y la afectación de derechos de los ciudadanos. Cualquiera puede ser detenido abusivamente y en las carreteras no hay ciudadano que tenga escape de ser abusado por las patrullas “que cuidan del orden público”.
¿Resultado? Cada día desaparece una persona y no menos de treinta son asesinadas cada mes, en los barrios populares de las ciudades, la arbitrariedad policial va pareja con la delincuencia juvenil apoyada en los destacamentos policiales, todos los días no menos de mil negocios de único dueño de comerciantes al detalle o mayoristas son asaltados y las pandillas barriales imponen el terror en donde se ubican y funcionan.
Semejante involución social y ciudadana ya está logrando que la gente tenga miedo de salir a las calles y no hay motorista que cruce al lado de algún transeúnte que no provoque que este se aterrorice y espere lo peor.
De esta forma, el clima social se deteriora y todo el mundo comprueba que el gobierno no hace lo necesario para llevar tranquilidad a la nación, ante tanto deterioro, lo único que falta es el incremento público de los asesinatos por encargos hijos de la política, porque en menor medida están los de origen empresarial por deudas. Para remate, los ricos y los empresarios eluden el pago de impuestos, mientras el gobierno carga de impuestos indirectos a la población.
Entonces y a grandes pasos, la vida nacional se está militarizando cada día. El Poder Judicial no lleva su rol y el Poder Legislativo es un matasello del Poder Ejecutivo y este funciona con un presidente-benefactor que hiere y pica a quien no acata sus designios.
¿Hacia dónde se va?, hacia donde el poder arbitrario y absoluto quiera y gracias a la pasividad y docilidad de tantos que son esclavos de su estado de necesidad.
Lo grave es, que todo este retroceso social e institucional comenzó en los gobiernos del PRD del 1978-1986, donde para colmos, el presidente de uno se suicidó desesperado por las imputaciones de corrupción de cercanos y el otro, entregando el poder bajo bestiales acusaciones de corrupción que le generaron cárcel y una posterior muerte civil, mientras que el último gobierno del PRD del periodo 2000-2004, terminó enredado en su falta de pericia para enfrentar una quiebra bancaria masiva que produjo 4 mil millones de dólares en deuda pública que los contribuyentes terminamos de pagar para los años noventa, mientras el responsable de la misma se llevó más de mil millones de dólares y hoy vive feliz en un afamado centro turístico, mientras uno de sus negocios ocultos, una red de radio y televisión. Se encarga de cuidarle la espalda y mantener a raya a sus muchos enemigos.
La República pues y si Abinader no se sacude, se asemeja a un navío en alta mar y sin timón que le guie, cuyo personal prefiere morir, a experimentar el desastre que en algún momento se le vendrá encima. Y pensar que todo sucede por la incapacidad e incompetencia de los políticos y de su partidocracia y que nos impulsa a decir, que definitivamente, el PRM es la venganza del PRD y por eso, sus miembros están destruyendo las instituciones. Con Dios. (DAG) 17.08.2024.
