Comprendemos que al gobierno ser agarrado fuera de base al no haber previsto tres días antes lo que ocurriría y motivado en las precisas alertas meteorológicos de esas horas que fueron emitidos en su oportunidad y reiteradamente, que políticamente se le quiera buscar una salida a una alteración climática más de ciclón tropical que “disturbio atmosférico” y como se ha querido decir.
El desastre que ha habido no solo es responsabilidad del ministerio de Obras Publicas sino de los organismos que tienen que ver con los cursos de agua como la CAASD, el INDRHI y los ayuntamientos, sino del mismo gobierno central al pretender ocultar la gravedad de lo que estaba sucediendo y que se llevó cerca de 30 fallecidos por ahogamientos y derrumbes y ocasionando pérdidas materiales por cerca de 500 millones de pesos.
Por ejemplo, el tramo de pared que se vino abajo en el paso a desnivel de la avenida 27 de febrero casi esquina Máximo Gómez había sido denunciado 24 años atrás y por lo que se supone que Obras Públicas y de acuerdo con las advertencias que expertos del CODIA puntualizaron y lo que recordó ayer el ingeniero Osiris de León, quien añadió que lo ocurrido no fue por falta de mantenimiento, sino que “era un incidente inevitable debido a los fallos desde la concepción de ese proyecto”.
Que el proyecto hubiese ocurrido en otro gobierno, eso no quiere decir que el gobierno actual no revisara con tiempo la construcción y precisamente en los lugares donde podría ocurrir y como en efecto sucediera y aplicara la revisión que los técnicos habían puntualizado.
Ahora queda corregir las fallas. “Lo que pasó en 1999 fue lo mismo que pasó ahora, llovió torrencialmente, la caliza en Santo Domingo es muy porosa y cavernosa. Eso genera que esa caliza se sature rápidamente y al saturarse sube lo que se llama presión de poros”, dijo de León.
El geólogo añadió que, “si la presión de poros no se libera, esta empuja el muro y eventualmente la presión supera la resistencia de la pared y provoca que se caiga” y ante esta realidad solo hay un culpable, el Gobierno que no actuó a tiempo y ahora quiere enredarse en una fraseología embaucadora propia de cuando políticos mañosos quieren insultar la inteligencia de los demás.
La capital se inundó porque las lluvias y corriendo en calles y avenidas no encontró manera de salir hacia el mar y al no existir los desagües suficientes para hacerlo. En este punto las alcaldías capitaleñas, todas sin excepción no hicieron su trabajo, por eso venir ahora a pretender achacarlo a un “cambio climático” es una grosera media mentira que nadie y razonablemente acepta.
Y menos el fuerte juego de palabras de ayer en la reunión entre el presidente Abinader y su gabinete, donde fue tan evidente que la experta directora de Meteorología debió avenirse al discurso gubernamental de “disturbio”.
Siguiendo lo explicado por el ingeniero De León, lo que el Gobierno debe hacer. Primero, no hablar mentiras, que en este país nadie es idiota; segundo, no molestarse con sus críticos y tercero, no arremeter contra los pocos medios y periodistas que están diciendo la realidad de la catástrofe y cuarto, prestar atención a lo que técnicamente hay que hacer para corregir la situación.
De León vuelve a advertir que lo que debe hacerse es y que publicara el matutino centenario capitaleño: "A pesar de que la parte del muro que se cayó el sábado no fue la misma que hace 24 años, las recomendaciones que hice en ese entonces son aplicables en la actualidad".
La primera de las recomendaciones “es la necesidad de arriostrar transversalmente los demás muros, como ocurre en los pasos de desnivel de la avenida 27 de Febrero con la Dr. Defilló, Carmen Mendoza de Cornielle, Núñez de Cáceres y Privada. Igualmente, los cuatro muros deben estar debidamente anclados y con suficiente drenaje para que, cuando llueva de manera torrencial, no le haga daño”.
Ahora bien, el actual ministro de Obras Públicas y si fuera un hombre de responsabilidad y coraje, debería presentarle su renuncia al presidente Abinader y que este decida si todavía le entiende merecedor de renovarle su confianza, pues eso de guardar silencio y de cara dura, querer achacarles a gobiernos anteriores todo lo ocurrido ahora, es de un grado de desvergüenza personal realmente incalificable.
Por eso, el costo político de esta muestra de ineptitud y falta de previsión gubernamental se verá en las elecciones del año que viene y en ellas y por más que el PRM quiera ocultarlo en una montaña de propaganda, se verá de una manera realmente cruda y en su contra. Vienen más ciclones, vaguada e inundaciones y de aquí a las elecciones, tal vez con mayor estrépito.
Mientras tanto queda esta realidad y que extraemos de la citada reseña periodística en lo referente al sector de Herrera: “Un río improvisado. Los moradores contaron que eran aproximadamente las 4:00 de la tarde del pasado sábado cuando se inició la entrada del agua a sus hogares producto del fenómeno atmosférico. Una intensa lluvia se prolongó por más de una hora y de repente, las calles se convirtieron en ríos improvisados, arrastrando todo a su paso.
“Mireya Sánchez, una longeva de 83 años, dijo que lo que presenció solo lo había visto en películas, porque había gente dentro de vehículos pidiendo “auxilio”. “Había gente dentro de esos carros (señalaba los vehículos arruinados) que estaban boyando, que pedían auxilio y llamábamos a los Bomberos, al 911 y nada de aparecer, porque cuando uno llama es por algo y esta era una situación para que acudieran de inmediato”, expresó. La mujer narró que "los que estaban dentro de los automóviles, rompían los cristales y se subían en las capotas, lanzándose hacia la primera verja que encontraban por la gran corriente y el alto volumen de agua, pero todo se tornó peor cuando el asfalto comenzó a levantarse. Esta fue una de las razones principales por las cuales decenas de hogares se inundaron por completo. La otra vez que llovió pasó lo mismo con ese asfalto y ellos (Obras Públicas) lo que hicieron fue pegar eso con saliva y ayer, eso se levantó y me le dio a esa puerta, que abrió y se metió toda el agua a mi casa. Ahí no hay nada que sirva. Tengo la cama dañada, la nevera, la lavadora, la ropa… Todas mis gallinas se ahogaron”, dijo la dama con profundo lamento. También Sonyi Soto, dijo que estaba viendo los vehículos con el nivel del agua alta en la parte delantera de su casa "y cuando el agua empezó a subir, que sobrepasó un portón, se refugió en su hogar, sin embargo, el agua venía fuerte y tuvo que correr hacia un segundo nivel para salvarse.
“Ayer, había un malestar latente entre los afectados, todo porque no había autoridades brindando ayuda, sólo algunas brigadas de Obras Públicas, que quitaban con maquinarias los escombros acumulados sobre el pavimento.
“Soto manifestó que ella y sus vecinos no habían recibido asistencia y “apoyo de las autoridades correspondientes. Estamos en un abandono total… no hemos recibido ayuda de nadie. Los familiares, vecinos, amigos es que nos han socorrido… todo ha sido entre nosotros mismos, pero gracias a Dios que preservamos la vida”, dijo la mujer”. Mientras lo anterior ocurría, la incompetente e incapaz alcaldesa Carolina Mejía, decía y sonriente: "En la capital no pasó nada”.
Justo por todo lo anterior es que decimos, que disturbio no, lo que hubo fue una riada tremenda en las calles y avenidas y como producto de un inusitado ciclón tropical originado en una vaguada. Disturbio es una alteración del orden público y eso no fue lo que ocurrió. (DAG) 20.11.2023
