Realmente, nos encontramos más que alarmados y al descubrir que la mayoría de los 49 millonarios que son preponderantes en el Consejo Nacional de Competitividad, prácticamente han perdido el buen juicio y la sana perspectiva y ciertamente que se han llegado a creer que el organismo es el verdadero gobierno en la sombra, que ya debe desplazar al gobierno formal de Luis Abinader.
En este sentido, alarma, de como empresarios que entendíamos sensatos o que tenían fama de ecuánimes, de improviso se encuentren actuando con una ligereza de criterios y decisiones, que francamente, chocan con los intereses de clase y lo más contradictorio, sin importarles afectar los intereses permanentes de la República y sin importarles, que al hacerlo, automáticamente se auto aniquilan.
Todavía más, creemos entender que la actitud irracional, que por ejemplo tiene el llamado grupo de Santiago en la voz del conflictivo y contradictorio ingeniero Manuel Estrella, recuérdese que en una reunión ante el presidente Abinader y casi con la totalidad del pleno de Competitividad, este y de atrevido, se permitió delinear, lo que a su juicio son los cinco puntos a seguir por parte de Abinader y que no es el papel de un empresario asesor gubernamental y sí el de un potencial conspirador para quitar del medio al gobierno que entiende le estorba.
Y en lo que estamos seguros, que el sector más cuerdo del empresariado capitaleño y de mayor autoridad moral, al enterarse de aquel sin sentido y para no llamarle disparate, le habrán saltado las alarmas y ante una situación tan inédita de empresarios creyéndose que puede saltarse las normas constitucionales y hasta terminar desafiando a la misma población y todas las fuerzas vivas nacionales.
De ahí que apelamos llamar la atención de ese empresario tan respetado por su autoridad moral y como lo es, don José Miguel Bonetti Guerra, para que motorice las debidas medidas de salvaguarda, todas esas que hagan posible que la ciudadanía entienda, que no todos los miembros de Competitividad se hubiesen metido en el dislocado y sibilino afán conspirativo que motoriza el subgrupo del ingeniero Estrella, quien por lo visto, borracho de poder y al ver que a la fecha y paradójicamente gracias a Abinader, tiene el monopolio de las obras públicas y hasta de un amplio sector privado y como se descubre en las obras de reconstrucción que su empresa está haciendo en el aeropuerto internacional de Punta Cana y zonas aledañas.
Antes, el empresariado era cauto y cuidadoso en sus declaraciones y pasos a dar y que recordemos, solo cuando se intentó la parte civil del golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch en el 1963, un sector empresarial y viendo las instituciones en peligro, hizo saber su posición mediante la Asociación Dominicana Independiente (ADI) que era motorizada por el sector ferretero Vitienes y más luego y con el tiempo y ya como Consejo Nacional de la Empresa Privada -Conep- y en la presidencia del reputado, Payo Ginebra, el empresariado y para asuntos públicos, se sabía manejar con cautela y gran diplomacia.
Pero ahora, parecería que por lo menos cinco de los 49 en Competitividad, acarician la idea de sentirse presidenciables y que, a nuestro juicio, es un muy peligroso desliz que debe ser cortado de raíz por la parte empresarial más sensata y prudente, pues desde el momento que la gente entienda que Competitividad se está convirtiendo en una especie de partido político a ocultas, ahí mismo su suerte estará en grave riesgo institucional.
Entendiendo esta realidad, creemos que el muy respetado empresario José Miguel Bonetti Guerra y personalidad de gran peso moral dentro de la sociedad en sentido amplio y también dentro de la sección dominicana de la Soberana Orden de Malta, debe motorizar un mecanismo rápido de contención, que evite, que los empresarios y desde Competitividad y el CONEP y sus 78 asociaciones afiliadas, paguen los platos rotos que ocasionaría la imprudencia de un ingeniero Estrella y el nicho de los que piensan como él, creyéndose que son la solución para el descalabro de gobierno constitucional que la loca lotería de la partidocracia le ha impuesto a la nación.
Por lo que sabemos, el respetado Bonetti Guerra, que quien escribe, la última vez que saludó fue cuando la muerte de uno de sus padres, hace ya más de veinte años y para estos momentos, es la pieza clave que puede devolver orden y sensatez al sector contestatario dentro de Competitividad, todo ese que quiere sacar la apoliticidad táctica empresarial y la que le ha dado tan excelente resultados a lo mejor del empresariado y para entrar en el fragor de la lucha política ríspida y violenta y la que ya casi se nos viene encima y de la que tampoco dudamos y dadas las relaciones estrechas de Abinader con Estrella, que tras bastidores no sea el mismo presidente de la República y jugando a Maquiavelo, quien esté en la trama, a nuestro modo de ver, subversiva de Estrella.
La República necesita un respiro, la gente está en ascuas y con franqueza debe decirse, en animo de casi insurrección social y necesitándose con urgencia una voz de respeto y cordura que lleve sensatez, a quienes la politiquería y la ambición de poder desenfrenado les ha puesto en un derrotero, que si se les deja, podrían provocar una hecatombe social de imprevisibles consecuencias.
Consecuentemente, el respetado empresario Bonetti Guerra y en lo que a nosotros respecta, recordamos, que de cara a las elecciones de 1970, cuando se estaba dando la condición para que fuera el compañero de boleta del presidente Balaguer, conservador y táctico como es, prefirió hacerse a un lado y sabiéndose, que, si hubiese aceptado, muchos acontecimientos políticos negativos y desde el 1978 en adelante, nunca habrían sucedido.
Por eso y por entender que tiene la calidad ciudadana de una personalidad de autoridad moral, la que se requiere, para llevar de vuelta la sensatez, a la parte empresarial que desde Competitividad se ha querido pasar de lista, que nos fijemos en él y le expongamos como la adecuada voz empresarial de sosiego y paz y que muchos dominicanos necesitamos que entre al servicio público y ojo, nada de aspirante presidencial y sí como un gran guía y consejero patrio y como el auténtico líder empresarial que es y quien con su sola autoridad moral, entendemos que restablecerá el equilibrio institucional dentro de nuestro ya fracturado orden social.
Razones más que fundamentadas y para que digamos, que el Consejo Nacional de Competitividad se está convirtiendo políticamente en un arma de extinción masiva contra el mismo empresariado. Uno de ellos, José Miguel Bonetti Guerra, debe dar el paso hacia adelante y para evitarlo. Con Dios. (DAG) 23.08.2025