Para el gobierno del presidente Luis Abinader y su PRM, la juramentación del presidente electo estadounidense Donald Trump el 21 de enero próximo, significará un drástico cambio en sus políticas y para el PRM y aliados será casi cataclísmico.
Rápidamente, hay que pensar en quien será el nuevo embajador y ni hablar de por lo menos diez consulados y en materia migratoria, Abinader deberá prepararse para recibir y rápido, los 200 mil dominicanos indocumentados que Washington tiene registrados.
A lo interno, los empresarios y asociados de las empresas Trump podrán estar de risitas y por lo menos los Hazoury (Cap Cana) pasan a un nivel político asociado superior, igualmente el joven empresario, Karim Nader Abu Naba’a, a quien el gobierno y via Faride ordenó que le destruyeran un cartel a favor de Trump que colocó en el puente Duarte.
El sistema bancario extranjero manejado por gerentes que son ciudadanos estadounidenses, esos también pasan a otro nivel, por lo menos serán reemplazos de otros y dominicanos en la directiva de la Cámara Americana de Comercio (AMCHAMDR).
La política internacional con relación a Haití y del lado dominicano será de revisión y nuevos replanteamientos que a mediano y largo plazo serán favorables para los intereses dominicanos.
El punto delicado, será si el gobierno dará cumplimiento o no a las solicitudes estadounidenses de los 22 extraditables que están en lista de espera y entre ellos seis capos disfrazados de legisladores. En materia de inteligencia y data, lo que habrá será un verdadero terremoto con consecuencias directas en policía, dirección de drogas y espionaje y de cuido en el sector militar.
Consecuentemente, lo recomendable para el gobierno, es comenzar a realizar ajustes y reajustes y que al mismo Abinader le convendría y si se recuerda que se vendía como delfín de Biden. En definitiva, cambios, cambios y más cambios y un punto: La izquierda mediática y socialista desde ahora tendrá que revisarse. (DAG-OJO)