El fracaso de la vieja izquierda es tal, que ahora se pretende erigir un culto a la personalidad y doble, de Caamaño el desertor y Román, el guerrillero fracasado en febrero de 1973

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Hasta ahora, ninguno de los ciudadanos que se decían “izquierdistas” o no tenían problemas en dar a entender que eran “comunistas” en tiempos de los “fatídicos” doce años de Joaquín Balaguer y justo cuando la Guerra Fría llegaba en este país a sus niveles más altos de confrontación, no han admitido que fracasaron de pleno, que muchos se constituyeron en fracasadas guerrillas urbanas y que casi todos, no eran más que sicarios de sus grupos extremistas y asesinos de guardias y policías, así como secuestradores de empresarios y ricos y uno que otro diplomático extranjero.

En este sentido, los pocos que aún quedan y ahora con la etiqueta de supuestos “progresistas”, rumian sus fracasos y tratan de todavía tener vigencia pública, agazapados y como “miembros leales” del partido oficial, el Revolucionario Moderno (PRM) en donde y como los agitadores en esencia que realmente son, tratan de socavar y de soslayo, el ejercicio de poder democrático y constitucional del gobierno del presidente Luis Abinader.

De ahí que  estén montando una cabeza de playa de pura subversión y pretendiendo hacer fracasar y quitarle apoyos, a un Abinader, que hasta ahora no ha reparado, que el “enemigo desde adentro” ya se encuentra posicionado y por vía de consecuencia, “el triunvirato del mal” que está formado por el ex senador Ramón Alburquerque, el exconsultor jurídico Guido Gómez Mazara y el agitador y conspirador impenitente, del ahora “ideólogo” Rafael -Fafa- Taveras, no le van a dar espacio alguno para que pueda encaminar su pretendida reelección constitucional.

Por lo pronto y dizque para tratar de “acercar al pueblo a las elecciones”, han aplaudido a rabiar la puesta en escena del expresidente Leonel Fernández, con su aliento y apoyo a todo cuanto signifique crear un culto a la personalidad del “héroe de abril y caracoles” y que motoriza por medio de videos y una película, el cineasta y cuando la Guerra Fría, lumpen proletario, René Fortunato.

En base a la misma, se pretende llegar al gran público y en particular, afectar emocionalmente la ignorancia de las nuevas generaciones sobre aquellos dos hechos, que para sus instigadores pueden ser el traje intelectual para socavar a Abinader, revivir a Leonel y darle un aura de heroísmo, a un individuo quien, como Caamaño, siempre fue una negación de sí mismo desde sus tiempos de coronel represor policial en el 1962 como comandante del cuerpo represivo policial Cascos Blancos.

Solo hacemos la observación y cada uno que juzgue. Lo demás vendrá por añadidura. Ahora, de que esta gente le tiene “el agua puesta” a Abinader, no ternemos la menor duda y sino, solo hay que ver el despliegue comunicacional al que hoy se ha prestado el matutino centenario capitaleño. (DAG-OJO)