Si el presidente de la República recordara que en el ejercicio del poder siempre ocurrirán los vaivenes propios de una opinión pública que reacciona en función de cómo le va con las políticas gubernamentales, no habría caído en el error de consentir que su equipo de prensa le sugiriera arreciar contra quienes le hacen oposición mediática, impulsando un supuesto escuadrón de sicarios mediáticos moralmente desacreditados.
Y quienes contando con el “apoyo táctico” de los directores de los medios: Diario Libre, Nuevo Diario, El Caribe, la presidencia de la Asociación de diarios, Telemicro, la Zeta, RNC y RCC Media, entienden que podría contrarrestar las duras críticas que le llegan de continuo desde toda la opinión pública.
Lamentablemente para el joven presidente y al que contra todo pronóstico todavía le otorgamos el beneficio de la duda, solo podemos decirle, que escuche las voces disidentes de su propia familia y cuyos miembros y por estar en la primera fila de los acontecimientos, conocen perfectamente que la mayoría de la fuerte oposición mediática está naciendo desde que los ciudadanos han comprobado, que son los principales altos cargos de su régimen, quienes con sus inconductas, le han llevado a esta situación de absurdo entrampamiento y en la que él será el gran sacrificado.
Por ejemplo, esta barbaridad que se ha develado en lo referente a la corrupción en Senasa y cuyo mayor testimonio critico le ha llegado desde sus propias familias con una seudo investigadora que se cree que se protege detrás de un cargo simbólico en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la que acaba de motorizar un hiriente reporte fílmico que de tan crudo, obligó a que el canal televisivo donde es habitual lo hubiese impedido divulgarlo, no solo habla de lo real, de que “hasta lo bueno Dios lo ve”, es decir, “que toda acción, incluso la que se percibe como buena, está sujeta a la vigilancia y el juicio divino” y que es el parámetro que Abinader debería de tener presente.
¿Por qué? Porque su propia gente le está robando su gobierno y tanto así, que lo último que se ha descubierto, es que el director de Senasa, Santiago Hazim, había contratado un sistema antifraude y de seguridad tecnológica y al costo de 13. 5 millones de dólares y el que nunca fue ejecutado, mientras sus aparentes socios en Competitividad le han arrebatado todo el ejercicio de administración y supervisión presupuestaria, que es el factor por el que hoy, Abinader no controla las finanzas públicas y mucho menos -es lo que se aprecia- no tiene autoridad para decidir las políticas a seguir.
Si esto se entiende, es indudable que el señor presidente debería de emplear todo lo mejor que en astucia política tiene y siquiera por un momento y para no dejarse manipular por el equipo de sicarios mediáticos, desacreditados en extremo y quienes en los últimos 25 años han sabido vender sus servicios a todos los gobiernos desde el año dos mil al presente.
En vez de caer en semejante error de perspectiva y que para el ciudadano común es lo más parecido a un gancho, el primer mandatario debería y en solitario, crear un mecanismo mediático de contrapeso frente a su propia prensa y si es que quiera salvar su deteriorada imagen y ante una nación, que poco que mucho, los ciudadanos entienden que ha empezado a decepcionarles.
Aun así y lo que se comprueba cada lunes con ese circo de genuflexos en lo que se ha convertido su rueda de prensa La Semanal, el presidente luce como si realmente estuviera atrapado y sin salida y ahora peor, con el trío de serviles que tomó prestado a determinados grupos mediáticos, también en Competitividad, para que le diseñen lo que se entiende una vía de escape que le saque del antro de corrupción extrema en el que el PRM ha asumido su gobierno.
Para colmos, ahora resulta que la dormida y hasta hace poco cómplice, oposición política de los expresidentes Leonel y Danilo, ha comenzado a emitir demoledores datos y movimientos públicos, de los que es imposible que el gobernante pudiera salir a camino y menos, cuando desde el confesionario dominical en Aeromundo, sus funcionarios solo dicen lo que él quiere escuchar.
De esta manera y cada día, parecería que el presidente perdiera su propia perspectiva y todo, porque y esta nuestra apreciación, se muestra incapaz de desprenderse del círculo de fabuladores, quienes de tanto repetirle que es el líder amado puesto por Dios, han terminado creándole la gran encerrona y en la que él, ya sabe que parecería que no tiene forma de como desprenderse y que de quererlo, el paso es simple.
Modifique radicalmente la estructura de su gobierno, llame al servicio público a nivel de ministerio, seguridad y direcciones generales, a los jóvenes licenciados militares a nivel superior y la mayoría, especialistas en administración pública y seguridad nacional, pare en seco la bárbara represión policial de asesinatos en serie de ciudadanos inocentes en gran mayoría y recomponga ese ministerio de Interior y Policía que se ha convertido en su peor peligro público y decididamente haga una nuevo gobierno de rescate nacional y como el único modo de impedir lo que sus enemigos de adentro quieren y porque creen que así se salvarán: Derrocarle.
Nuestro papel no es el de presagiar calamidades y sí advertir para evitarlas, pues ahora hay y muchas y lo peor, que con ese llamado a que el gobierno arrecie la batalla contra la libre expresión y las libertades de crítica y también de disidencia y llama a las filas a su escuadrón de siete desacreditados escuálidos sicarios mediáticos, estaría clavándose su cuchillo y así mismo. Mientras la atrapada opinión pública continua expectante y el índice de popularidad de Abinader se hunde en menos de un 20 %. Obligándole a una toma de decisiones valientes. Presidente, el reto es terrible. Parta por el medio. Asúmalo y triunfará, que la nación volverá a usted. Con Dios. (DAG) 15.09.2025
última actualización: 08:37 am.
