El libro “El retorno de los brujos” (1960) de Jacques Bergier y de Louis Pauwels mezcla los más variados temas: alquimia, parapsicología, civilizaciones desaparecidas, pirámides, catedrales, esoterismo nazi.
Obra interesantísima, su problema, sin embargo, fue tempranamente detectado por Umberto Eco: afirmar que “todo es posible, significa afirmar que todo es cierto, y es cierto todo junto, tanto el yoga como la física nuclear, la elevación de los poderes psíquicos como la sociedad cibernética, la abolición de la propiedad privada y la ascesis mística”. Pero “no es verdad que todo sea bueno, que todo sea posible, que todo sea cierto”.
Decir que todo es posible es “la cómoda vía de evasión para los autodidactas de lo oculto, una peligrosa universidad del populismo metafísico”, una simple “estrategia de la ilusión”.
Pensé en este libro viendo las propuestas de los practicantes del popular deporte nacional de la acérrima crítica anti-AFP. Por un lado, se esgrime el capitalista derecho de propiedad privada de los trabajadores sobre sus fondos de pensiones y se reclama el retiro anticipado del 30%, pero, al mismo tiempo, se aborrece que, en un mercado competitivo, compañías privadas sean administradoras de los fondos de pensiones y se propone su nacionalización y la creación de una única AFP estatal que, sin libre ni leal competencia, administre estos fondos.
En verdad, no se objetan las ganancias generadas por la gestión de los fondos -de las cuales actualmente de cada RD$14, RD$13 engrosan los fondos del trabajador y RD$1 es percibido por la AFP- siempre y cuando la beneficiaria sea la alta burocracia estatal o, como diría Bakunin, “el señor Marx y sus amigos”.
Otros, aparte de apoyar el retiro del 30%, reclaman el retorno al fracasado sistema de reparto, para abolir el derecho de propiedad de los trabajadores sobre el 70% de las pensiones y sumirlas en el hoyo negro de la bolsa común del reparto. Y hay otros que apoyan todas las penas a la vez: 30%, AFP estatal y reparto.
En este mundo de ciencia ficción económico-social, donde todo es posible, al margen de sus catastróficas consecuencias, las mismas del mega tsunami inflacionario tras la quiebra bancaria dominicana de 2003, que ya comienzan a asomar incluso en el Chile post retiro de fondos de pensiones, uno tiene que recordar que, aunque uno de los objetivos del Partido Comunista ruso era la eliminación del dinero y del banco central, en la práctica los comunistas, llevándose de Lenin y como advertía Keynes, concordaban en que “el medio mejor para destruir el sistema capitalista” y “trastornar las bases existentes de la sociedad” es sencillamente “viciar la circulación” monetaria y “envilecer el valor de la moneda”, confiscando así, vía inflación, “secreta e inadvertidamente”, la “riqueza de sus ciudadanos”.
Todo parece la trama de una malísima película de horror serie B con viejo libreto bolivariano. Y lo más preocupante: el guion no fue escrito por un grupo de proletarios, pues como insistía Lenin -quien, por cierto, “nunca visitaba una fábrica o ponía el pie en una granja”, y “nunca se lo vio en los barrios obreros de las ciudades en que residía” (Paul Johnson)-,“no es [por]el proletariado” sino por la tutela del mandarinato de la aristocracia de“la intelligentsia burguesa” que nace el “socialismo contemporáneo”.
Pero “no es verdad que todo sea bueno, que todo sea posible”. Todo parece la trama de una malísima película de horror serie B. Se propone su nacionalización y la creación de una única AFP estatal. Por: Eduardo Jorge Prats [Hoy]