Lo más penoso para quien se entienda un analista político de a verdad, es decir, hablamos de un profesional de la comunicación rigurosamente independiente de criterio y respecto a todos los poderes públicos como privados, es, cuando su experiencia le dice, que algo dentro del país político está sucediendo y no funcionando bien o como debería de ser y ante lo cual, las alarmas les advierten de inmediato sobre el peligro de fractura institucional no definido aún y que se cierne sobre todos.
Mucho más, cuando y como es el caso de este medio de 53 años de vida y 25 años en internet, nunca hemos mirado para otro lado y al instante que hay que formular alguna critica necesariamente ácida y como la única forma de que quienes están en los poderes, se pongan en alerta y rápido, busquen los correctivos de lugar.
Por esa actitud, nunca, ninguno de los presidentes que hemos tenido desde el 1966 a la fecha, no han sabido entender nuestras opiniones y mucho más, cuando la generalidad del servilismo mediático quiere hacer creer lo contrario y desde el momento que solo hablan o escriben aquello que los poderosos quieren escuchar o leer y siempre lisonjeros o extremadamente obsequiosos.
Con Balaguer, no fueron pocas las contradicciones que se dieron, y con Leonel, la irritabilidad de aquel presidente apenas escondía el profundo odio que le hacíamos sentir con nuestras observaciones, mientras que con Danilo, su mal humor era incapaz de entender hasta la menor crítica mordaz y mezquino, aprovechaba su posición para acosar y aplastar económicamente.
Bueno, de Hipólito era el acabose y hablando en cibaeño y sus recelos aumentaban en la medida que no podía refutar nuestros criterios objetivos y por más que veía que nuestra actitud profesional correcta no le daba oportunidad para descargar su ira, aunque sí sabiendo insultar por lo bajo.
Respecto Abinader la relación comunicacional y desde el primer día ha sido crispante, fue como si al llegar al poder, en su agenda ya tenía el generar una fuerte persecución personal por la que no paró en nada y destruyendo nuestro patrimonio y tendiendo una cortina de silencios dentro de un sutil ostracismo al que nuestros adversarios mediáticos han sabido avivar plenamente.
Aun así, todos han llegado y cuatro ya han salido del poder y uno falleció y mientras la lejanía del poder parecería que les disminuyó sus ímpetus en nuestra contra, si parece que su gratuita ira colectiva, Abinader ha sabido recogerla y con creces y por Dios que su empeño es mucho.
Sin embargo y gracias a la fortaleza que Dios siempre nos da, seguimos en pie, escribiendo y hablando diariamente, en este periódico digital como en nuestro canal en you tube, aunque ahora sin llegar al gran público de años atrás y sí reducido a este tipo de periodismo privado, con el que quien escribe desarrolla su quehacer, disminuido en audiencia, pero teniendo unos pocos que simpatizan con nuestras opiniones y las que tienen como referentes frente a las otras a las que también tienen acceso.
Entonces y debido a todo ese bagaje y vivencias profesionales nos sentimos con la autoridad moral suficiente, de que cuando emitimos un análisis político de Estado, no lo hacemos buscando bienestar personal alguno y sí como un testimonio vivo y para una nación, que como nunca, requiere de guías de opinión que les ayuden a entender cuanto pasa.
En ese interés emitimos nuestros juicios de valor y sabiendo, que otros y posiblemente más jóvenes, se enteran de lo que decimos, lo analizan y hacen suyo y enriqueciendo sus propias capacidades de análisis, que para nosotros es lo importante y porque de ese modo, la orientación llega a una mayor audiencia a través de los medios que esos comunicadores profesionales tienen y con el añadido enriquecedor de aportar sus propios criterios.
Lo que nos satisface, porque la nación requiere de mayor orientación y en la medida que la clase gobernante y la partidocracia y el gobierno se bifurcan en caminos que no llevan a ningún lado y que es el factor que está generando y avivando en estos días, ese cierto espíritu levantisco, que de no saber manejarse y también por la corrupción política, económica y social reinantes y al mismo tiempo, preocupados por que el factor mediático ya no es libre y vive entre una mayor autocensura y condicionada por la explosión de subsidios y canonjías oficiales y empresariales, que esta prensa de ahora recibe a raudales y precisamente, para que nada cambie y que todo siga igual.
Pero esta vez la situación es otra, la ciudadanía está actuando como si ya no pudiera consigo misma y sus pesares y frustraciones e irritada en extremo porque en estos últimos cinco años, el nivel y calidad de vida que había hasta el 2019, ahora y de golpe con el gobierno plutocrático de Abinader, ha retrocedido alarmantemente, parecería que todo el mundo, no, que solo luce irritado sino como si la gente estuviera dispuesta a batirse y matarse entre sí y lo que tiene mucho que ver con la gran facilidad de comunicación que ofrece el internet y las redes sociales, al hacer que no hayan distancias y mucho menos, sin poder impedir, que todos nos enteremos de cuanto ocurra y sin importar la censura mediática de los medios tradicionales.
Siendo este un indicador extremadamente revelador, de que si todo continua por el derrotero de rabia y frustración que hay y concomitantemente, el odio se anida en los corazones de tantos que todavía no entienden por qué los que mandan los han llevado a esta encerrona, creemos que poco podría faltar para que la bomba de tiempo en la que se ha convertido la vida de todos, esta pudiera estallar y a Dios que reparta suerte.
Por eso vemos con preocupación, que en los barrios populares, ni siquiera la ingesta de drogas es suficiente para que la gente se aquiete, que al contrario, la ausencia de las «tres calientes» -así llamamos los dominicanos la ingesta del desayuno, el almuerzo y la cena- están llevando a civiles y militares a preguntarse qué hacer y por eso la gran preocupación que nos embarga, porque lo que estamos viendo, es que desde lo más hondo del corazón de la gente, si la situación social estallara, no se podría ni siquiera pensar de como terminaría.
De ahí que digamos, que en 81 años de vida y 75 de tener uso de razón, nunca habíamos visto a un gobierno nacional haciendo lo imposible para que lo derroquen y lo grave, parecería que ni para eso, para impedirlo, el PRM ni sirve y solo sí, para robar y desfalcar al erario. Con Dios. (DAG) 17.09. 2025
última actualización: 12:47 pm