En lo que llega la fuerza de paz y se concreta la promesa de supuesta aceptación de elecciones para mediados de mayo 2025. La tensión podría bajar y Ariel Henry y sus patrocinadores ganarán tiempo y en lo local, Abinader podría maniobrar

0
248

Una solución imprevista o casual o cuidadosamente calculada que les da aire al primer ministro de facto haitiano, así como al presidente Luis Abinader y ofrece “oportunidad de manejo” a un EEUU que con su Comando Sur, hace rato que opera en la isla entera.

Es lo menos que se puede decir, al conocerse que en su cita en Guyana donde el Caricom se reunía, Henry aceptó el crear las condiciones para unas elecciones presidenciales, que, por sus resultados, de alguna manera contribuyera a llevar paz y unidad a un Haití fragmentado políticamente por el pandillerismo social como el político.

Al mismo tiempo la decisión da un tiempo de rejuego, a un Abinader a quien la política interna le tiene en una situación de encontrarse en polémica continua y esto, si es que efectivamente pudiera ganar las elecciones del domingo 19 de mayo, pues en caso contrario, nuevas autoridades y políticas podrían manejarse mejor y sin compromisos atados, que todos los que ahora Abinader arrastra y al extremo, de que contra todo pronóstico, el actual presidente de la República en funciones no ha tenido éxito alguno en sus reclamos y llamados a la comunidad internacional y en lo referente al país transfronterizo.

Si se entiende esta situación que arrojan estos parámetros, el ganar tiempo y de aquí a agosto 16, que es cuando se supone Abinader entregaría a un sucesor, le daría la oportunidad para tratar de desarrollar una reorientación política de inmediatez cierta, en la que por lo menos y en lo referente con Haití, pudiera dejar establecidos ciertos predicamentos de mejor manejo del Estado Dominicano a partir del 16 de agosto de este año y ya sea que Abinader gane su reelección o por lo contrario deba entregar a un  nuevo gobernante.

Estamos hablando de seis meses para buscar una entente aceptable entre los dos gobiernos, uno en funciones y el otro de facto, así como una reconciliación de posiciones entre las burguesías de los dos países y de las que se conoce, que ambas tienen intereses comunes en las dos economías.

Y lo que debe puntualizarse, porque en el fondo, de lo que se trata en materia de geopolítica circunscrita a los dos países, es de cómo obtenerse una especie de acuerdo manejable entre las dos burguesías y con la rama común de empresarios haitianos y sus socios dominicanos en el lado dominicano y quienes nunca han escondido, que ellos son clandestinamente el verdadero poder fáctico que se mueve entre los intereses binacionales y por derivación, con influencia determinante en los dos gobiernos.

Aquí y en este aspecto, pocos políticos y ni hablar de los que son expresidentes, tiene una atención critica fijada en estos grupos económicos, salvo Hipólito Mejía, quien tiene una quinta columna como embajador ante Puerto Príncipe y el que, además, le provee de informaciones más frescas y confiables que las que el propio presidente Abinader pudiera estar recibiendo del referido funcionario diplomático.

De los otros dos expresidentes, Leonel y Danilo, poco es lo que se conoce al respecto y menos, cuando se sabe, que ambos expresidentes nunca han dispuesto de alguna especie de comité de dirección sobre asuntos binacionales y en específico, sobre el día a día de lo que ocurre en Puerto Príncipe y que tuviera que ver con la política haitiana en función de sus relaciones con su igual dominicana.

Todavía más, el ámbito de desinformación es tal y en perjuicio dominicano claro está, que ni siquiera los empresarios y comerciantes dominicanos que tienen relaciones sostenidas con sus iguales en la principal economía haitiana, que es la burguesía de Cabo Haitiano y ni hablemos de los nexos “cuasi familiares” de las familias Abinader y Arbaje con sus paisanos de origen árabe en la capital haitiana, hasta ahora, no muestran que esas familias de comerciantes en tejidos, chucherías y comercio ligero hayan creado algún tipo de retrato-robot en materia de estar atentas a todo cuanto se mueve en la política haitiana y que pudiera perjudicar a la nuestra.

O sea, si esto es así, parecería que el sistema de espionaje y contrainteligencia dominicano tal vez pudiera disponer de informaciones tácticas más precisas y que permita, que el Estado Dominicano se encuentre en una mejor posición de información, que la que pudieran tener los burgueses de ambos países, pero con relaciones asentadas en la inmigración árabe o turca afincadas en las dos naciones.

Recordemos, que en la finalizada cumbre regional del Caricom, cuyos cuatro días se celebraron en Guyana, país este, del que se supone que el gobierno dominicano tiene buenas relaciones a nivel de gobierno, nos llamó la atención, que República Dominicana no estuvo en la misma y ni siquiera como país observador y como sí lo estuvieron EEUU, Reino Unido, Unión Europea y Francia y lo que necesariamente es preocupante, dado que todo cuanto acontezca o se trate de Haití, tiene una particular repercusión en la política y economía dominicanas.

Igual, lo menos que debería suponerse, es que Abinader y en la fase final de su cuatrienio, le llamara tener un interés más cercano a la problemática haitiana y su derivación en nuestro país y que se ha demostrado, al no haber salido lidiar o negociar en lo referente a las aguas compartidas en lo del canal de trasvase que el país vecino está construyendo en los 2.5 kilómetros que sus aguas fluyen en su territorio y nos referimos a nuestro río territorial, Masacre.

¿Por qué, puntualizamos al respecto? Porque en el comunicado de conclusión para el cierre de la cumbre Caricom, se lee: “Todos los actores de la sociedad haitiana, incluido Henry, tendrán que hacer concesiones para permitir los comicios y la restauración de la democracia en un país empobrecido que no tiene funcionarios electos en el poder”.

¿Qué significa ese párrafo?, que, por primera vez, Haití por su lado y los países del Caricom por el otro y lo más novedoso, aceptado por el propio Henry, que estuvo allí, se reconoce que Haití No tiene un gobierno legal y por lo tanto con autoridad legítima para crear y firmar pactos de ninguna naturaleza. ¿Se entiende nuestra preocupación y con un Abinader, ya de paso hasta que mayo no decida lo contrario?

Justo por esto, es que planteamos, que en lo que llega la fuerza de paz y se concreta la promesa de supuesta aceptación de elecciones para mediados de mayo 2025 La tensión podría bajar y Ariel Henry y sus patrocinadores ganarán tiempo y en lo local, Abinader podría maniobrar. (DAG) 01.03.2024